La mezquindad de quitar los conciertos a la diferenciada
por Carmen Castiella
En Navarra hay dos centros que imparten educación diferenciada: Irabia-Izaga, obra corporativa del Opus Dei, y Redín-Miravalles, que pertenece a Fomento. Yo escribo como antigua alumna y madre de Redín-Miravalles.
Desde el colegio nos piden a los padres no contribuir a generar crispación y división social. Muy bien. Procuraré escribir desde la serenidad pero, sobre todo, desde la franqueza y la claridad. Soy jurista pero no quiero escribir un artículo jurídico para no aburrir con tecnicismos y porque creo que éste no es esencialmente un debate jurídico sino de voluntad y altura política. La razón de la retirada del concierto es ideológica, siendo la educación diferenciada una mera excusa. Hoy se persigue la diferenciada y mañana la educación religiosa.
La cuestión técnica, en estos momentos, puede resumirse en la siguiente pregunta: si el Tribunal Constitucional declaró constitucional concertar a la diferenciada, ¿eso implica que es inconstitucional la ley que prohíbe concertarla? Ahí dejo abierta la pregunta que, como casi todo en Derecho, puede responderse de muchas formas, dependiendo de la calidad argumentativa, en detrimento tantas veces del verdadero espíritu de la norma y, en este caso, de la Constitución, que garantiza con claridad la libertad de enseñanza. La realidad es que el legislador no se lo ha puesto fácil a las comunidades autónomas. Madrid prorrogó los conciertos antes de la entrada en vigor de la Ley Celaá y el País Vasco, con régimen de autonomía propio, ha entendido que la ley no le afecta y no va a tocar los conciertos.
En mi opinión, la clave para defender el concierto es tener claro que no tenemos que esgrimir la supuesta superioridad de nuestro modelo, que no es tal, ni las supuestas ventajas de la educación diferenciada, ni las puntuaciones de los dichosos rankings de El Mundo. No me gustan el triunfalismo y la autocomplacencia colectiva. No idealizo nuestros colegios y observo que, como todos, tienen fortalezas y debilidades.
Además, creo que la calidad de un colegio se debería medir solamente por la calidad de sus profesores, y hasta el momento no hay baremo que pueda hacerlo. Aprovecho para expresarles a ellos mi agradecimiento y mi preocupación por sus puestos de trabajo. Los profesores son la esencia del colegio, más allá de las instalaciones, el proyecto, el bilingüismo, el trilingüismo y lo que sea que cuenten en el marketing del colegio. Puedes estar en el colegio más sencillo del mundo, el más olvidado por los rankings, que si tienes un Maestro con mayúsculas enseñando a tus hijos con pasión, tienes un tesoro que no habrá concierto que pueda pagar
Simplemente, soy una antigua alumna agradecida que ha repetido experiencia con sus hijos. La realidad nunca es perfecta; ni debe serlo. Solo aspiro, como cientos de familias navarras a las que nos han sumido en la inquietud, añadiendo más preocupaciones a las que ya ha traído esta pandemia, a que nos dejen seguir viviendo en paz y permitan a nuestros hijos seguir aprendiendo en paz. Si retiran el concierto, las familias no podremos y no querremos pagar un colegio privado porque, eso sí lo tenemos claro, no queremos un colegio elitista para nuestros hijos. Habrá quien se sonría con sorna al leerme. Le animo sinceramente a visitar nuestros colegios y a observar, sin guiarse por prejuicios e ideas preconcebidas.
Respecto a la cuestión de la educación diferenciada, no voy a dedicar ni una línea a enumerar sus presuntas ventajas porque me parece algo secundario, que no pertenece a la esencia de Redín-Miravalles e Irabia-Izaga y que tiene sus ventajas e inconvenientes, igual que los tiene la mixta. No abandero la educación diferenciada como un dogma inamovible. Ni me interesan especialmente los debates pseudo científicos sobre su presunta superioridad, que escucho con bastante escepticismo. Lo que me llevó a elegir Redín-Miravalles para mis hijos fue la identidad cristiana del colegio y mi buena experiencia como antigua alumna. Si hubiera visto que la educación diferenciada que se imparte fuera contra el principio de igualdad entre hombre y mujer, habría sacado a mis hijos del colegio sin dudarlo.
Se agradece mucho el apoyo que nos están brindando en los medios algunos navarros no afectados directamente por la retirada del concierto, que han levantado la voz públicamente solidarizándose con nuestra situación. Imposible citar a todos. Luis Sarriés, catedrático de sociología de la Universidad Pública de Navarra, escribió un artículo valiente poniendo de manifiesto las verdaderas razones de la retirada del concierto. Cito textualmente: “En el fondo hay una aversión ideológica y emocional hacia este modelo. Pero sin razones que la avalen". Alimenta mi esperanza en que es posible una sociedad civil con una calidad moral superior a la de sus políticos, que crean problemas donde no los hay y dinamitan una convivencia pacífica de años.
Si vivimos la política como quien apoya a su propio equipo de fútbol, por pura adhesión emocional e irracional, habitualmente heredada de sus padres, no podremos esperar mucho de nuestra clase política sino lo que tenemos: puro posicionamiento ideológico que perpetúa la división y el odio. Nuestra insana vida política, unida a la falta de líderes, ha hecho que la gente joven pierda todo interés y confianza en los políticos. Pero estas voces que se han levantado en la opinión pública contra la injusticia manifiesta que es la persecución ideológica nos dan esperanza. Son personas que no tenían ningún interés directo en que se mantuviera nuestro concierto pero han levantado la voz por nosotros. Eso es calidad democrática, que se mide por el respeto a la diferencia. Eso es elevarse por encima de la mezquindad y se agradece de corazón. Que tomen nota nuestros políticos. Nuestra vida política parece tan insana y revanchista, que no se soluciona con nuevos líderes o nuevas formaciones. Requiere un análisis y un cambio mucho más profundos.
A estas voces que se han levantado por las familias navarras afectadas quiero unir el apoyo y cariño que me han hecho llegar amigos del más variado pelaje, solidarizándose con la retirada del concierto a los colegios de mis hijos. Sí, si de algo estoy agradecida es de tener amistades auténticas, consolidadas en el tiempo más allá de nuestras diferencias y creencias, que procuramos ver siempre con sentido del humor y como fuente de enriquecimiento mutuo. Consciente de que suena ingenuo y buenista, creo en el respeto e incluso en el amor más allá de la diferencia. Nada me aburre más que el gueto y la autocomplacencia colectiva. Y guetos hay de todos los colores, allá donde la gente busca el abrigo del rebaño y el calor de la “cuadrilla”, mirando con desconfianza, cuando no desprecio, al diferente. Guetos hay en Pamplona, como todos sabemos, del más variado color ideológico y social. El hombre es gregario. De acuerdo. Pero es algo más que una oveja.
Para educar a nuestros hijos en libertad e igualdad, lo primero es tener clara la diferencia entre las ideas y las ideologías. Las primeras son dinámicas y las segundas son sistemas de pensamiento cerrado. Así, no pactaremos nunca con la creación de guetos ideológicos y sociales, mostrándoles la belleza que encierran la variedad y la diferencia, entablando nosotros mismos relaciones sinceras con quien, precisamente porque ve la realidad de otro color, puede enriquecer y aportar a nuestra personal visión de las cosas. ¿Queremos que nuestros hijos hereden esta batalla ideológica sin tregua? ¿O queremos que de verdad vean al otro como a un hermano, al que pueden conocer y amar aunque piense diferente? Yo aspiro a que se alegren de corazón por el bien del otro y sufran cuando el otro sufra. Aspiro a que mis hijos y también los vuestros puedan “elevarse por encima de tanta mezquindad” y habiten un territorio libre de cizaña. Aspiro de corazón a perdonar y a que no sea realidad aquello de que “quienes siembran vientos, recogen tempestades”.
Para terminar, pido que en Navarra se respeten los diferentes proyectos ofertados por los centros educativos sin demonizar a ninguno por razones ideológicas y se siga en este tema el ejemplo del parlamento vasco, que ha aprobado un texto consensuado por el PSE y el PNV en el que insta a Educación a seguir cumpliendo la normativa en materia de conciertos educativos con centros de educación diferenciada “en aras a garantizar la libertad de enseñanza y los diferentes proyectos ofertados en los centros educativos de Euskadi”.
La sociedad navarra debe demostrar altura democrática, que se mide por el respeto real a la diferencia. Imploro a nuestros políticos que gobiernen para todos y, si no tienen suficiente altura moral, que al menos no gobiernen contra nadie. También les pido que vean Invictus, la película de Clint Eastwood sobre la historia de Sudáfrica. Quizás les inspire cómo una nación entera supo poner a cero el contador de su historia.
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