Una historia que merece ser contada

Dios me persigue y no me suelta, querido lector… ¡Me caen encima muchos regalos inesperados que no merezco!Quedármelos me da apuro, y por ello me apresuro a compartirlos con usted. Creo firmemente que si Él entrega gratuitamente una joya, es egoísta por mi parte no presentársela… La última con la que me ha colmado de alegría me llegó de la mano de una conferencia a favor de la vida que di hace pocos días en Burgos. Iba a entrar en una sala repleta junto a Su Eminencia el Cardenal Antonelli y a Su Excelencia el Arzobispo de Burgos, cuando una desconocida me abordó y entregándome una estampa me dijo presurosa: “Aquí le regalo una historia hermosa. No suelte esta estampa y encomiéndese a la joven que está fotografiada en ella. ¡La protegerá durante su lucha en favor de la vida!”. No le dio tiempo a decirme más, pues mi agente de prensa la apartó educadamente de un buen zarpazo. Miré aquella foto a la que había hecho referencia y me maravillé con el precioso rostro de una muchachilla de unos veinte años, de tez tostada y pelo rubio. Un nombre figuraba sobre ella: MARTA OBREGÓN. Noté un cosquilleo en el corazón y decidí sujetarla fuertemente en la mano. Justo cuando iba a comenzar a hablar, Su Excelencia el Arzobispo de Burgos, (Don Francisco Gil Hellín), la vio sobre mi mesa. “¡Ah!, ¿conoces a Marta?”, me susurró. “No, Excelencia. Pero me pienso encomendar a ella para que me salga muy bien mi ponencia”, contesté. Y entonces, a una velocidad de vértigo me relató todo lo que de ella sabía sin tener en cuenta que los micrófonos colocados entre el Cardenal, él y yo, podrían delatar nuestra conversación. “¡Es de Burgos! Estamos muy orgullosos de ella… Era una muchacha preciosa, una estudiante modelo, buena hija, alegre y moderna. Tenía un novio que la adoraba y era la alegría de todos los que la conocían. Tenía muchas virtudes: era deportista, vitalista y amaba la música y el periodismo, (carrera que estudiaba). Después de una época de dudas y desasosiego, durante una confesión experimentó una conversión tumbativa y se agarró para siempre a la mano de Cristo, eso sí, sin dejar su vida normal, sin abandonar a su novio y sus planes de juventud. Desde entonces no paró de dar testimonio de alegría, de vida y de fe a todos los jóvenes con los que frecuentaba, convirtiéndose en un exponente de valores entre todos aquellos que la conocieron. Pasaba muchos ratos frente al Santísimo y su santidad crecía a ojos de todos de forma casi palpable. Una noche, después de permanecer estudiando en un colegio mayor, regresó a su casa y no la volvieron a ver. Pocos días más tarde su cuerpo fue hallado desnudo y torturado en un descampado. ¡La había asesinado un violador cuya pista seguía de cerca la policía desde hacía tiempo! Sólo un calcetín quedó en su cuerpo, y en él, delatora, una sola gota de sangre del asesino que al ser analizada resultó ser del sospechoso. Al fin se supo que luchó por no ser violada, hecho que enfureció al violador hasta el extremo de apuñalarla 14 veces… Hoy en día los milagros sucedidos en aquellos jóvenes que se han encomendado a ella son tan numerosos que está en proceso de beatificación. ¡Y va muy avanzado! ¡¡Pide la intercesión!! Es una alma hermosa y santa; ¡y Cristo escucha con mucho interés sus peticiones!” Ya lo habrá adivinado, querido lector: la conferencia me salió de maravilla…, y sé que fue por ella. Para saber más sobre esta alma escogida por Dios: www.causademarta.net Revista Misión