El aborto que viene
Muchas voces responsables se han levantado en contra de esta matanza. Yo tampoco quiero ser responsable de esta sangre inocente, de los miles de niños que no nacerán por causa de esta ley. Y por eso, levanto mi voz para denunciar esta masacre violenta y silenciosa, que afectará a miles, a millones de personas.
Acaba de presentarse en el Parlamento Español para su aprobación un nuevo proyecto de ley del aborto, que abre la puerta al aborto voluntario con ciertos plazos, y en la práctica deja abierta la puerta al aborto libre. Las cosas todavía pueden empeorar más, pero este es un paso histórico en la legislación de nuestro país. Y es un paso nefasto y tremendo en la falta de tutela del que ha de nacer (nasciturus). Se invoca la libertad de la madre, que no quiere a este nuevo hijo que brota en su seno, y la ley le permite matarlo con el aborto provocado, pero no se tiene en cuenta para nada a la nueva criatura, que es eliminada violentamente siendo inocente. Es fácil quitarlo del vientre, aunque tiene sus riesgos. Es imposible quitárselo de la mente, y veremos las secuelas. Muchas voces responsables se han levantado en contra de esta matanza. Yo tampoco quiero ser responsable de esta sangre inocente, de los miles de niños que no nacerán por causa de esta ley. Y por eso, levanto mi voz para denunciar esta masacre violenta y silenciosa, que afectará a miles, a millones de personas. ¡Con la falta que nos hacen nuevos y abundantes ciudadanos indígenas, nacidos de las entrañas de nuestra Patria! Aunque la ley transfigure este crimen en un derecho, incluso contra nuestra vigente Constitución Española, el aborto provocado sigue siendo un crimen y nunca puede ser un derecho de nadie, porque incluye la eliminación de una vida concebida, cuyo cauce natural es llegar a nacer. El Estado tiene obligación de proteger esa vida. Dar vía libre a estos asesinatos es caminar en una dirección totalitaria, cuyas consecuencias demoledoras son imprevisibles. Tenemos experiencias en la historia reciente de Europa, que sería mejor no pensar que puedan volver a suceder. Los políticos tienen una enorme responsabilidad especialmente en este tema. Apelo a su conciencia. Ningún político, sea de derechas o de izquierdas, puede considerarse cristiano apoyando esta ley injusta y criminal. Son de alabar las distintas iniciativas en favor de la vida que surgen y surgirán aún más en nuestra sociedad. Muchos jóvenes las están promoviendo, y el futuro es de ellos. Sin embargo, es vergonzoso que se encuentre dinero de los fondos públicos para cualquier iniciativa, y las iniciativas que apoyan a la mujer embarazada no encuentren ningún apoyo en las administraciones públicas. Se trata realmente de una conspiración contra la vida, donde se conjugan la mentira, la injusticia y la complicidad en el crimen. Son de alabar igualmente las iniciativas de varias Cofradías andaluzas, que no admitirán entre sus miembros a quienes sean partidarios del aborto provocado. No se puede ser cristiano y estar a favor del aborto. Os invito, queridas Cofradías de la diócesis de Tarazona, a hacer lo mismo. La Iglesia es pregonera de la vida, no de la muerte. La Iglesia ha defendido siempre a los inocentes. Uno no puede ser discípulo de Cristo y, al mismo tiempo, apoyar esta matanza silenciosa. El próximo 25 de marzo celebramos la Jornada por la vida. En esta fiesta de la Anunciación del Señor celebramos que el Hijo eterno de Dios tomó carne en el seno virginal de María, y se hizo hombre. Dios se hizo un embrión, un feto, en el seno de una mujer, y así pudo nacer como hombre. Todo embrión humano, desde el momento de su fecundación, está santificado por el misterio de la Encarnación. Oramos en esta Jornada por la vida, nos sentimos comprometidos con la vida, oramos por los que nos gobiernan para que se conviertan a Dios y defiendan la vida, oramos por las madres, que se sienten empujadas a abortar, para que encuentren apoyo en su familia y en la sociedad. Oremos los unos por los otros. Dios tendrá misericordia de nosotros, si nos convertimos a Él. Con mi afecto y bendición: + Demetrio Fernández, obispo de Tarazona
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