Lunes, 25 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Desatado 


No somos super-héroes espirituales. Somos instrumentos prudentes del Espíritu, que tienen que cuidarse primero ellos mismos, y hacerlo bien, para luego estar en medio del mundo. Pero nosotros tenemos que preservarnos de todo tipo de contacto con la mundanidad.

por Manuel A. Serra

Opinión

Es difícil interpretar los textos de Apocalipsis que hablan de estos temas -el fin de los tiempos, la acción maligna del dragón etc.- en una coordenada de tiempo histórico. En cualquier caso, transcendiendo este dilema de si estamos o no en los últimos tiempos, en el aspecto no sólo teológico sino histórico, los ACONTECIMIENTOS, los HECHOS que estamos viviendo en nuestra presente historia, nos permiten afirmar lo siguiente:

El Dragón, que es figura de Satanás, está DESATADO. Aquí no pretendemos referirnos a si ahora hay más mal que antes, o a que si en otros tiempos también hubo o no más o menos malignidad. Me sitúo en un marco puramente teológico y espiritual. En este contexto, afirmo que nuestro común enemigo está desatado completamente. ¿Cuáles son los hechos? Hay muchos signos de maldad -si se me permite la expresión- muy mala. Me voy a centrar en dos que me parecen clave.

El primero es la DES-DRAMATIZADA ausencia de Dios. El gran signo del dominio y el tremendo poder que el diablo actúa de un modo tan suelto es el hecho de que las personas, en su gran mayoría, viven como si Dios no existiera. A veces, llevados de una profunda mundanización, hacemos análisis muy poco profundos. Vemos la superficie del mal, lo meramente humano, sin captar la raíz espiritual que está a la base de todos estos síntomas.

Estemos o no en un final de los tiempos de tipo histórico, constatamos claramente en este hecho un poder muy fuerte del enemigo. El hombre sin Dios, lo dijo el Concilio, pero además es el fundamento de nuestra fe católica, se destruye, no puede encontrarse a sí mismo, va hacia la muerte. Esto no se puede decir sin matices. Aquí no hablo del tema de la salvación eterna, aunque obviamente está relacionado con ella. Me refiero a un "ambiente" humano, social y espiritual en el que el hombre, por la acción del demonio, vive como si Dios no existiera, con todo lo que esto implica. Sin Dios, vivimos una vida idolátrica donde adoramos y damos culto a ídolos que no dan vida, al contrario, nos ofuscan y nos apartan de quien ES la Vida.

El segundo signo es la proliferación de la religión del llamado Nuevo Orden Mundial. Se conjugan aquí todas las fuerzas invisibles malignas con una misma intención: hacer desaparecer del mapa a Dios, y destruir sutilmente a la Iglesia con su Mensaje de salvación. Todas las sectas, logias, agrupaciones, prácticas orientalistas, paganas y neo-paganas buscan sin saberlo este mismo objetivo. Sin duda, este hecho, el que la gente, habiendo abandonado la práctica cristiana y las verdades de la fe, crea descubrir en estas espiritualidades y terapias alternativas una fuente de vida interior, una nueva religión, al menos de facto, pretende ir MÁS ALLÁ del hecho cristiano, es la maldad más sutil y más perversa a la que nos hemos enfrentado jamás. El problema no es si el reiki o el yoga o demás prácticas esotéricas y paganas producen un bien físico o mental, o no lo producen.

El problema, aparte de ser prácticas paganas que divinizan el cosmos y no conocen a Dios, el problema es que acaban sustituyendo y yendo más allá de CRISTO y Su Evangelio. Y este es el hecho más alarmante. Hay un engaño diabólico terrible, porque el enemigo se esconde. Nos intenta hacer creer que estas cosas son totalmente compatibles con nuestra fe, que son buenas, que hacen un bien. Pero nos está metiendo en realidad en el mundo oculto y nos está separando de Jesús.

Son estos signos razón suficiente para preparar una verdadera CRUZADA ESPIRITUAL. La Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo, siempre ha suscitado, a través de grandes hombres y mujeres de Dios, remedios para combatir estos embates del mal. Sea cual sea la forma de estas inspiraciones del Espíritu, podemos adelantar que, cualquier carisma que quiera enfrentar estos males tiene que fundamentarse en una intensa, sincera y profunda vida espiritual. Vivir, DENTRO del mundo, una vida de clausura, para no ser cogidos por el enemigo. No escuchéis al falso profeta que por ignorancia y falta de sentido espiritual, nos invita a verlo todo, a estar en "todos" los sitios, a todas las horas, con cualquier persona.

Esto es mentira y es engaño del enemigo. No somos super-héroes espirituales. Somos instrumentos prudentes del Espíritu, que tienen que cuidarse primero ellos mismos, y hacerlo bien, para luego estar en medio del mundo. Pero nosotros tenemos que preservarnos de todo tipo de contacto con la mundanidad. En esto está ese falso consejo. Si nuestro corazón no está preservado de la impureza, la inmundicia, la mundanidad, que se cuela a través de lo más inocente, conversaciones, miradas, lecturas, audiciones, relaciones personales o ambientales etc. El que sabe de qué hablo, sabe cuándo hay que cortar, dónde no hay que estar, a quién no hay que frecuentar, qué se puede y qué no se puede mirar o ver etc.

Los medios, por tanto, evangélicos que los santos han utilizado SIEMPRE y en cualquier carisma y época: Eucaristía (celebrada y adorada. Hoy, si es posible, diariamente), Confesión. Oración. Meditación cristiana (Lectio divina) de la Palabra de Dios. Ayuno. Rosario. Mortificación (de pensamientos, deseos y acciones concretas, empezando por lo más sencillo, no yendo directamente a cosas que seguramente nunca llegaremos. Lo digo esto porque hay personas que ayunan o toman cilicio sin construir las bases de una verdadera vida espiritual, que son la destrucción del orgullo, la soberbia y la egolatría, el afán de protagonismo, la demanda de afectos etc. A una persona que aún anda aquí no le aconsejo ninguna mortificación de este tipo, porque seguramente le servirá para envanecerse más y retroceder, en vez de avanzar).

Escribamos nuestros nombres en el Libro de la Vida.
 
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