¿Alguien sabe para qué sirven las APAs?
Si usted lleva a sus hijos a un colegio estatal, a usted le está representando en este momento un señor llamado Pedro Rascón, al que no le importa en absoluto lo que usted piensa.
¿Para qué sirven las APAs de toda la vida, ahora llamadas AMPAs o APYMAs, por esta ridícula invasión del lenguaje políticamente correcto?
Es una pena, pero creo que muchos de los que hemos tenido experiencias personales dentro de nuestros colegios, hemos llegado a la conclusión de que, en su mayoría, sirven para organizar las actividades extraescolares, preparar el chocolate de la fiesta de fin de curso, hacer bocadillos para ese mismo evento y cosas así… y, en muchos casos, son una correa de transmisión de la dirección del centro. Por eso, muchos padres con ganas de implicarse de verdad en estas asociaciones y lograr que sean algo más que eso, cuando ven que es prácticamente imposible cambiar su estructura, se desaniman y abandonan.
Pero, realmente, ¿es así?, ¿sólo sirven para eso? Veamos: esas APAs de cada colegio pertenecen a una estructura mayor, las federaciones de APAs que, a su vez, se integran en una confederación de asociaciones, y ahí, de repente, todo cambia. Esa pequeña estructura colegial que se dedica a hacer chocolate y organizar clases de inglés o ballet se transforma, convertido ya en confederación, en un poderoso órgano de influencia, con presencia incluso en el Consejo Escolar del Estado, a quien el propio Ministro de Educación considera interlocutor en las mesas de negociación. En algún caso es ideología en estado puro; una ideología que, por supuesto, no tiene por qué coincidir, y de hecho no coincide, con la forma de pensar de la inmensa mayoría de los padres a los que dice representar.
Este es el caso de CEAPA. La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos se define como una entidad social, no confesional, progresista e independiente, que agrupa a 12.000 Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, de centros públicos de educación no universitaria. Es decir, con toda probabilidad, si usted lleva a sus hijos a un colegio estatal, a usted le está representando en este momento un señor llamado Pedro Rascón, al que no le importa en absoluto lo que usted piensa, pero que le utiliza numéricamente para introducir en la escuela su particular visión de la educación... y de la realidad.
Este señor defiende, por ejemplo, que la cultura del esfuerzo «Es un concepto trasnochado. Si vivimos en una sociedad del conocimiento, donde los conocimientos pululan por todas partes, no me encaja esa cultura del esfuerzo. La entendería cuando lo único que sirve es para memorizar libros y libros. Yo plantearía mejor una cultura de la motivación, de la que el profesor es el responsable».
¿Saben los padres lo que defiende CEAPA? ¿Saben cómo les están utilizando?
Mientras cerca del 80% de los padres de la escuela estatal eligen voluntariamente la asignatura de religión para sus hijos, la Federación que supuestamente les representa y les defiende forma parte de la Plataforma por la Escuela Laica, junto con la Fundación CIVES, y «pide la retirada de los símbolos religiosos en todos los centros educativos y que la religión salga del horario lectivo» (nota de prensa del 24 de noviembre de 2008).
Da lo mismo que haya padres en la llamada escuela pública que se opongan a la imposición de Educación para la Ciudadanía. CEAPA utiliza la representatividad que tiene (gracias también a esos padres objetores) para reclamar más horas de EpC en unas Jornadas a las que invita a ponentes de ideología tan poco dudosa como Gregorio Peces Barba y Victoria Camps (nota de prensa del 26 de enero de 2008). No contentos con eso, su propio presidente, Pedro Rascón, se atrevió a enviar una carta a los magistrados del Tribunal Supremo pidiendo una sentencia contraria a los padres objetores (nota de prensa del 14 de enero de 2008). Ver para creer.
Desde CEAPA se atrevieron también a reclamar la retirada del concierto a un colegio religioso por mostrar a los alumnos un vídeo contrario al aborto por entender que «es muy grave la difusión de este tipo de adoctrinamiento, y en especial dentro de la asignatura de Educación para la Ciudadanía» (nota de prensa del 27 de marzo de 2009). Deben consideran intolerable que un colegio católico, que los padres han elegido libremente porque desean que sus hijos sean educados según ese ideario, transmita a los niños que el aborto es un crimen. «Adoctrinamiento» dicen que es.
¿Cómo hay que llamar entonces a difundir la ideología del lobby gay en las escuelas estatales que, recordemos, tienen obligación de neutralidad ideológica? Precisamente hoy, jueves 8 de octubre, se presenta un convenio de colaboración entre CEAPA y la FELGTB, para «integrar la diversidad afectivo-sexual en el ámbito escolar». Se trata, como bien subrayan, del «primer convenio de colaboración entre la mayor organización de madres y padres del Estado, que agrupa a cerca de 12.000 asociaciones en la escuela pública, y la principal entidad que agrupa al colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales». Este convenio «supone la implicación de unos actores fundamentales en la lucha por una educación que integre la diversidad afectivo-sexual tanto en el ámbito escolar como en el familiar». Entre los «actores necesarios» para este proyecto están también, cómo no, los sindicatos CCOO, UGT y STEs. Más ideología en estado puro. El lobby gay y los sindicatos de izquierda apoyados y potenciados por los padres de familia de 12.000 APAs… miles y miles de padres utilizados, sin que ellos los sepan, por Pedro Rascón y CEAPA para introducir materiales que van a difundir una ideología concreta a niños a partir de 3 años.
Tras presionar al Tribunal Supremo para que dictara una sentencia a su gusto sobre EpC, desprecian ahora parte de esa sentencia que aplaudieron en su momento, precisamente esa parte que dice que «en una sociedad democrática, no debe ser la Administración educativa –ni tampoco los centros docentes, ni los concretos profesores- quien se erija en árbitro de las cuestiones morales controvertidas. Estas pertenecen al ámbito del libre debate en la sociedad civil, donde no se da la relación vertical profesor-alumno, y por supuesto al de las conciencias individuales».
No nos engañemos y no dejemos que nos engañen. Las APAs sirven para mucho más que hacer chocolate en las fiestas escolares. ¡Que se lo digan al lobby gay, a CIVES, al Ministro…! Ellos sí que saben, y los de CEAPA, también. ¿Se enterarán algún día los padres? Confiemos en que sí. Por nosotros, que no quede.
Comentarios