Don Leopoldo, se hablará de lo que se tenga que hablar
No se puede pedir transparencia y luego decir "de esto no se habla". Además, no corresponde al portavoz de los obispos de México decir de qué se puede hablar y de qué no. Aquí el que quiere claridad se llama Benedicto XVI. Y será él quien diga lo que hay que hacer una vez acabada la Visitación.
Hay un refrán que dice que “el que da primero, da dos veces". Al poco de que el Vaticano anunciara que el Papa ha ordenado una Visitación Apostólica para los Legionarios de Cristo, los obispos mexicanos, país de procedencia del fundador de los legionarios, el padre Marcial Maciel, se apresuraron a declarar, por medio de su portavoz, lo felicísimos que están por la medida, lo agradecidos que están al Papa y la necesidad de transparencia. Eso sí, aviso a navegantes, ojito con estigmatizar al padre Maciel. El portavoz de los obispos de aquella gran nación americana lo pudo decir más alto pero no más claro: “…de la persona del muy estimado y querido padre Maciel, pues ya no hay que hablar". Hombre, don Leopoldo, pues usted nos dirá de qué se ha de hablar entonces. ¿Acaso la Visitación no tiene nada que ver con todo lo que ha girado alrededor del fundador de los Legionarios de Cristo? No seré yo quien diga que hay que someter a la figura del padre Maciel, una vez muerto, a una especie de juicio sumarísimo en el que salgan a la luz con pelos y señales todas sus vergüenzas. No sería justo hacer tal cosa con quien ya no puede defenderse. Pero, hablando claro, si hay víctimas a las que reparar -y eso incluye a la totalidad de los LC y RC que tomaron como ejemplo a quien llevaba una vida de pecado-, es de justicia que así se haga. Y si para eso hay que decir que don Marcial hizo tal y cual cosa, pues se dice. Y si hay cómplices que taparon lo que no se podía tapar, pues se les aplica la disciplina que sea pertinente y a seguir adelante. No se puede pedir transparencia y luego decir "de esto no se habla". Además, no corresponde al portavoz de los obispos de México decir de qué se puede hablar y de qué no. Aquí el que quiere claridad se llama Benedicto XVI. Y será él quien diga lo que hay que hacer una vez acabada la Visitación. Es más, el propio padre Álvaro Corcuera asegura que la decisión del Papa es una ayuda que el Santo Padre les “ofrece para afrontar las actuales vicisitudes relacionadas con los hechos graves en la vida de nuestro padre fundador que ya fueron objeto de las investigaciones de la Congregación de la Doctrina de la Fe concluidas en mayo de 2006, y los que han salido a la luz más recientemente. Estamos profundamente apenados y pedimos sincero perdón a Dios y a quienes hayan sido lastimados por este motivo". Pues eso, que se dejen ayudar, que se limpie lo que se tenga que limpiar, que se examine todo y se retenga lo bueno, que sin duda es mucho. Porque una cosa sí es clara. O se hacen las cosas bien ahora, aunque ello suponga dolor y penitencia, o el futuro de los Legionarios de Cristo será inexistente. Y nadie quiere tal cosa, pues entre ellos hay muchos cristianos, sacerdotes y seglares, de gran valía. Luis Fernando Pérez Bustamante
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