Martirio en Lérida
MARTIRIO EN LÉRIDA
Antes de salir el sol, los milicianos requisaron un camión de Ángel Armengol bajo amenazas de muerte. Ser testigo privilegiado de martirio de nuestros Hermanos, le costó unos días de enfermedad.
A las ocho de la mañana, salían nuestros Misioneros del centro socialista, atados por las manos y los pies para subir al camión. Llegaron a Verdú. Se detienen en la plaza del pueblo durante dos o tres horas. Los presos, en pleno verano, bajo el todo que los cubría se ahogaban de calor. Piden agua y se la conceden. <>, comenta alguno.
El camión se estacionó delante de la casa de María Boleda - después sería religiosa. Trasmite sus impresiones del aquel día de esta manera: <>.
Al llegar a Lérida, no los llevaron al comité sino directamente al Cementerio. El buen chofer Armengol nos dice: <>. Un gran número de milicianos se reunió en el Cementerio. No dejaron entrar a todos. El empleado municipal, que recibió la lista de los fallecidos, declara haber oído a los enterradores y a los milicianos: <>.
Entre dos filas de milicianos los jóvenes caminaban silenciosos y resignados con mansedumbre evangélica. Parecían <>. <>. Para fusilarlos los pusieron en grupos de cuatro. En el primero estaba el P. Jové que, al ser puesto en filas, dijo: <>. La expresión fue tomada broma por los milicianos. Fueron preguntando cada uno sí ellos también morían por Dios. Todos se unieron al sentir del P. Jové. Todos los grupos, antes de ser fusilados, gritaron: << ¡Viva Cristo Rey!>>.
Terminado el fusilamiento, el jefe de los milicianos les dio, a cada uno, el tiro de gracia. El chófer Armengol contempló la escena la escena desde la verja del Cementerio. Como despedida oyó estas palabras: <>
Nuestros mártires ocupan la base de una fosa común donde están enterrados unos 668 confesores de la fe con su sangre. Son los primeros que cayeron en la fosa. Hoy llamada <<FOSA DE LOS MÁRTIRES>>.
Antes de salir el sol, los milicianos requisaron un camión de Ángel Armengol bajo amenazas de muerte. Ser testigo privilegiado de martirio de nuestros Hermanos, le costó unos días de enfermedad.
A las ocho de la mañana, salían nuestros Misioneros del centro socialista, atados por las manos y los pies para subir al camión. Llegaron a Verdú. Se detienen en la plaza del pueblo durante dos o tres horas. Los presos, en pleno verano, bajo el todo que los cubría se ahogaban de calor. Piden agua y se la conceden. <
El camión se estacionó delante de la casa de María Boleda - después sería religiosa. Trasmite sus impresiones del aquel día de esta manera: <
Al llegar a Lérida, no los llevaron al comité sino directamente al Cementerio. El buen chofer Armengol nos dice: <
Entre dos filas de milicianos los jóvenes caminaban silenciosos y resignados con mansedumbre evangélica. Parecían <
Terminado el fusilamiento, el jefe de los milicianos les dio, a cada uno, el tiro de gracia. El chófer Armengol contempló la escena la escena desde la verja del Cementerio. Como despedida oyó estas palabras: <
Nuestros mártires ocupan la base de una fosa común donde están enterrados unos 668 confesores de la fe con su sangre. Son los primeros que cayeron en la fosa. Hoy llamada <<FOSA DE LOS MÁRTIRES>>.
Comentarios