Cervera Mártir

CERVERA MÁRTIR
   Cervera tenía unos 6.000 habitantes en 1936. Situada en la Provincia de Lérida, tiene una gran significación histórica en Cataluña. Cuando en siglo XVIII los Borbones desplazaron los Austrias en el reino de España, Cataluña defendió a estos, mientras que Cervera se une a los Borbones. Esta fidelidad la premia el rey Felipe V con una Universidad. Es un edificio magnífico tanto por su extensión como por su grandiosidad. Allí trasladó los estudios superiores de Barcelona y quedó constituida Universidad de Cataluña hasta 1942. Aquí estuvo de profesor Jaime Balmes. Se conserva su residencia en la ciudad. Desde entonces el abandono del edificio es total.
   Con grandes esfuerzos para su reparación y puesta en marcha, los Misioneros Hijos del Inmaculado corazón de María se instalan en 1987. Llegó a albergar hasta cerca de 500 moradores. De aquí salieron para Barbastro los teólogos del último curso de teología. Allí encontraron el martirio.
   Al estallar la persecución Religiosa, Cataluña quedó en la llamada zona roja. También Cervera. Para explicarnos tanto martirio debemos situarnos en el corazón de esta ciudad. Tenía una población cristiana, piadosa, culta y pacífica. No daba ningún miedo. La ciudad como tal no intervino en tanto crimen. Fueron los revolucionarios venidos de fuera los que provocaron la tragedia. En las últimas elecciones de de febrero de 1936 ganaron las derechas con siempre. Los cinco años anteriores a la guerra civil fueron, con frecuencia, de mucha zozobra para la Comunidad. El centro ferroviario era antirreligioso; en los mítines que allí se celebraban, nunca faltaba una alusión a los moradores de la universidad. La mayoría de sus componentes eran de fuera; no faltaron elementos de la ciudad y comarca que rivalizaron con ellos en su fanatismo revolucionario y religioso.
   Estallada la revolución, el nuevo alcalde y el comité exigieron el desalojo de la Universidad. El 21 de julio facilitaron autocares camino de Francia o de Solsona donde estaba el Filosofado de los claretianos. Después de los traslados y destinos del verano. Quedaban en Cervera  quedaban el Cervera 154 personas. Antes de dispersarse, se celebró un acto emocionante. En la hermosísima Capilla de la universidad. Todos se ofrecieron a la voluntad amorosa de Dios. Pasaron a besar el Crucifijo que les a daba a besar el P. Juan Agustí. Al dar aquel beso juraron ser fieles a Jesucristo hasta la muerte. Todos rezaron un Padrenuestro, bajo el árbol copudo, pidiendo fortaleza para los destinados al martirio. << ¡Adiós hasta el cielo! ¡Sea todo para gloria de Dios y de la congragación! >>
   El martirio es una gracia de Dios; pero aquellos jóvenes- en Barbastro, en Fernán Caballero y en Cervera tenían tierra buena para recibir el don. El Colegio de la Universidad tenía, a unos siete Kilómetros, una cinca para su manutención: leche, huevos, carne. Se conocía como Mas Claret. Pronto se rá un relicario martirial. El día 24 la finca fue requisada por el comité revolucionario con una orden terminante: << Solo pueden quedarse los que antes vivían  aquí los de más deben marcharse >>. Los 12 seminaristas extranjeros fueron trasladados a Barcelona y entregados en sus Consulados.
   A los 11 moradores de Más Claret, pronto se les agregaron otros claretianos que buscaban refugio. Desde la universidad, 21 ancianos y enfermos fueron trasladados al hospital. Los padres Jaime Girón, Pedro Sitjes y Juan Buxó quedaron para su cuidado. Los demás, especialmente los jóvenes, caminaron duro y con esperanza. Por cañadas oscuras les conducía el Buen Pastor hacia el encuentro definitivo.