Mártires de Vic
MÁRTIRES DE VIC
En Vic está la casa Madre de la Congregación Claretiana. Ciudad levítica y cuna de santos. Desde dentro no venía la revolución. Desde Barcelona llegaron para dar un mitin con gran aparato. La plaza desierta. Un orador dijo: <>.
Vinieron de fuera personas extremistas que incendiaron iglesias, incluida la Catedral con las preciosas pinturas de Sert. Mataron a cuantos sacerdotes y religiosos cayeron en sus manos e igualmente a los católicos más activos. Allí tenían los Claretianos el cuerpo de su Fundador, sus restos fueron buscados con gran saña. Era Noviciado de la Provincia de Cataluña y casa de Espiritualidad; 68 religiosos moraban allí contando los Novicios.
Los PP. José Arner y Casto Navarro fueron los primeros en caer. Durante ocho días deambularon con los Novicios por el bosque, huyendo de las casas de campo, durmiendo a la intemperie, con hambre y sed por las caminatas. Caídos en manos enemigas, distribuyen a los Novicios y los Padres quedan presos en la cárcel. Diez largos días para preparar su martirio. Murieron en la noche del 7 al 8 de agosto a pocos kilómetros de Vic.
Entre los mártires vicenses merecen especial mención los Padres Julio Aramendía y José Puigdessens. Estudiaban asuntos importantes de teología. El P. Aramendía tenía 37 años, se le consideraba como un especialista en la Espiritualidad española. El P. Puigdessens era u veterano. Se le consideraba como <>. Conocedor, como pocos, de las lenguas antiguas y modernas en las que se ha expresado la filosofía. Se refugiaron en casa de Romana, hermana del P. Puigdessens.
Un día al volver de celebrar la santa Misa, de manera muy oculta, el día de Santiago, fueron delatados por una vecina. Inmediatamente el registro y la orden de que no se movieran de casa sin permiso del comité. La suerte estaba echada. De nada sirvieron las gestiones de la Generalidad de Cataluña ni las influencias de Ventura Gassol para salvar la vida de su antiguo Profesor, P. Pigdessens. El 17 de agosto se presentaba la patrulla de milicianos en casa de Romana. Al terminar el registro de la casa y viendo que se llevaban a los Misioneros, exclamó: << ¡Déjenme a mi hermano>>. El P. Puigdessens intervine con serenidad: <>. Se llevaron a los Padres y una pesadísima maleta donde el P. Aramendía guardaba sus apuntes. Estuvieron poco tiempo detenidos. A las 3:45 se oyeron unos disparos en la carretera de Manlleu. El cielo se abría para los Misioneros.
El P. Juan Blanch estaba en Vic de paso para una predicación en Guisona. Se refugió en la familia Lloses. Allí estuvo hasta el 31 de agosto. Aquella noche se presentó la patrulla de asesinos y s llevó al Padre con el dueño de la casa. Este se desmayó en los brazos de su esposa. No valieron los ruegos; desmayado lo bajaron escaleras abajo. Pronto ardieron los dos cadáveres.
El P. Juan Codinach, misionero enfermo de las selvas del Chocó, el P. Miguel Codina y el hermano José Casals, hospedados en la Masía El Vivet, enTarradell, recibieron el martirio el 12 de octubre. El Señor bendijo a esta familia con dos hijas religiosas. El Hermano Isidro Costa murió víctima de la caridad visitando a sus hermanos perseguidos. Lo mataron en Mas Claret. Finalmente murió mártir el Hermano Miguel Facerías. Detenido, confiesa: << ¡Hasta luego, sino nos vemos más, hasta el cielo>>.
En Vic está la casa Madre de la Congregación Claretiana. Ciudad levítica y cuna de santos. Desde dentro no venía la revolución. Desde Barcelona llegaron para dar un mitin con gran aparato. La plaza desierta. Un orador dijo: <
Vinieron de fuera personas extremistas que incendiaron iglesias, incluida la Catedral con las preciosas pinturas de Sert. Mataron a cuantos sacerdotes y religiosos cayeron en sus manos e igualmente a los católicos más activos. Allí tenían los Claretianos el cuerpo de su Fundador, sus restos fueron buscados con gran saña. Era Noviciado de la Provincia de Cataluña y casa de Espiritualidad; 68 religiosos moraban allí contando los Novicios.
Los PP. José Arner y Casto Navarro fueron los primeros en caer. Durante ocho días deambularon con los Novicios por el bosque, huyendo de las casas de campo, durmiendo a la intemperie, con hambre y sed por las caminatas. Caídos en manos enemigas, distribuyen a los Novicios y los Padres quedan presos en la cárcel. Diez largos días para preparar su martirio. Murieron en la noche del 7 al 8 de agosto a pocos kilómetros de Vic.
Entre los mártires vicenses merecen especial mención los Padres Julio Aramendía y José Puigdessens. Estudiaban asuntos importantes de teología. El P. Aramendía tenía 37 años, se le consideraba como un especialista en la Espiritualidad española. El P. Puigdessens era u veterano. Se le consideraba como <
Un día al volver de celebrar la santa Misa, de manera muy oculta, el día de Santiago, fueron delatados por una vecina. Inmediatamente el registro y la orden de que no se movieran de casa sin permiso del comité. La suerte estaba echada. De nada sirvieron las gestiones de la Generalidad de Cataluña ni las influencias de Ventura Gassol para salvar la vida de su antiguo Profesor, P. Pigdessens. El 17 de agosto se presentaba la patrulla de milicianos en casa de Romana. Al terminar el registro de la casa y viendo que se llevaban a los Misioneros, exclamó: << ¡Déjenme a mi hermano>>. El P. Puigdessens intervine con serenidad: <
El P. Juan Blanch estaba en Vic de paso para una predicación en Guisona. Se refugió en la familia Lloses. Allí estuvo hasta el 31 de agosto. Aquella noche se presentó la patrulla de asesinos y s llevó al Padre con el dueño de la casa. Este se desmayó en los brazos de su esposa. No valieron los ruegos; desmayado lo bajaron escaleras abajo. Pronto ardieron los dos cadáveres.
El P. Juan Codinach, misionero enfermo de las selvas del Chocó, el P. Miguel Codina y el hermano José Casals, hospedados en la Masía El Vivet, enTarradell, recibieron el martirio el 12 de octubre. El Señor bendijo a esta familia con dos hijas religiosas. El Hermano Isidro Costa murió víctima de la caridad visitando a sus hermanos perseguidos. Lo mataron en Mas Claret. Finalmente murió mártir el Hermano Miguel Facerías. Detenido, confiesa: << ¡Hasta luego, sino nos vemos más, hasta el cielo>>.
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