La Curia Romana

Siempre se espera con atención especial el discurso del Papa a la Curia en el tiempo de Navidad.
   Este año el Papa ha mostrado una serie de virtudes que de deben acompañar al servidor de la Iglesia universal; muy bien nos las podemos aplicar cuantos pertenecemos a congregaciones, grupos apostólicos, movimientos etc. Incluso cualquier fiel cristiano en el cumplimiento diario de su deber.
   Constata que la Iglesia siempre debe ser reformada para responder al querer de Dios en el mundo. Las realidades cívicas cambian y la Iglesia debe ponerse al día.
   La sombras de pocos no deben oscurecer la labor de un mayoría integra. “Sin embargo, lo males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la curia Romana, con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación, ofrece al papa y a toda la Iglesia, y esto es un verdadero consuelo…
   Sería una gran injusticia no manifestar un profundo agradecimiento y un necesario aliento a todas las personas íntegras y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la iglesia y al Sucesor de Pedro el consuelo de su solidaridad y obediencia, como también su generosa oración.
  “Es más, las resistencias, las fatigas y las caídas de las personas y de los ministros representan también lecciones y ocasiones de crecimiento y nunca de abatimiento. Son oportunidades para volver a lo <>”. Volver a lo esencial en este año de la Misericordia: “A la gratitud, a la conversión, a la renovación, a la penitencia y a la reconciliación”.
   Todas las virtudes que el Papa señala son importantes; algunas adquieren especial relieve en sus palabras:
   “Misionariedad. La misionariedad es lo que hace  y muestra a nuestra curia fértil y fecunda; es la prueba de la eficacia, la capacidad y la autenticidad de nuestro obrar”.
   “Idoneidad. La idoneidad necesita el esfuerzo personal de adquirir los requisitos necesarios y exigidos para realizar del mejor modo las propias tareas y actividades, con la inteligencia y la intuición”. Es contraria a las recomendaciones y a los sobornos”.
   “Espiritualidad. La espiritualidad es la columna vertebral de cualquier servicio en  la Iglesia y en la vida cristiana. Esta alimenta todo nuestro obrar, lo corrige y lo protege de la fragilidad humana y de las tentaciones cotidianas”.
   “Ejemplaridad. El beat Pablo VI recordó a la Curia-en 1963- . Ejemplaridad para evitar los escándalos que hieren a las almas y amenazan la credibilidad de nuestro testimonio”.
   “Caridad y Verdad. Dos virtudes inseparables de la existencia cristiana: <> Hasta el punto en que la caridad sin la verdad se convierte en la ideología del bonachón destructivo, y la verdad sin la caridad, en el afán ciego de judicializarlo todo”.
   Terminó el Papa con una oración del Cardenal John Dearden. Preciosa de verdad. Os copio la última parte. En la primera constata que ningún programa realiza la misión de la iglesia. Nada de lo que hacemos está acabado.
   “Esto es lo que intentamos hacer: plantamos semillas que un día crecerán; -regamos semillas ya plantadas, -sabiendo que son promesas de futuro. –Sentamos bases que necesitarán un mayor desarrollo. –Los efectos de la levadura que proporcionamos –van  más allá de nuestras posibilidades. –No podemos hacerlo todo y al darnos cuenta de ello, sentimos una cierta liberación. –Ella nos cacita a hacer algo, y a hacerlo muy bien. –Puede que sea incompleto, pero es el principio, -un paso en el camino, -una ocasión para que entre la gracia del Señor y haga el resto. –Es posible que no veamos nunca los resultados finales, -pero esa es la diferencia entre el jefe de obras y el albañil. –Somos albañiles, no jefes de obras, ministros, no Mesías. –Somos profetas de un futuro que no es nuestro”.