No Seamos Mundanos
En solo 12 años, Alejandro Magno conquistó y reinó en el mayor imperio del mundo antiguo. Al morir, distribuyó lo conquistado entre sus principales colaboradores. Palestina le correspondió a Antioco Epífanes.
El Papa, en las homilías de Santa Marta, del 12 y 13 de este mes, nos ha dejado unos comentarios preciosos sobre dos pasajes del libro de los Macabeos. Situación general de Palestina y el martirio de Eleazar. En aquella situación histórica muchos israelitas tratan de acomodarse a la religión que impone el rey. Es razonable ser como todos. ¿Para qué diferenciarnos de los demás? ¿Por qué ser diferentes? En el mundo si somos diferentes, nos va a ir mal. Se ve que técnicamente hemos avanzado, moralmente las preguntas siguen recurrentes.
¿Cuál es la identidad cristiana? “Al concluir la homilía el Pontífice ha exhortado a pedir al Señor por la Iglesia, para que el señor la custodie de todo tipo de mundanidad, que siempre tenga la identidad dispuesta por Jesucristo, que todos tengamos la identidad que hemos recibido en el bautismo, y que esta identidad de que querer ser como todos, no surja”.
La mundanidad tiene consecuencias perniciosas. “La mundanidad te lleva al pensamiento único y a la apostasía. No se permiten las diferencias: todos iguales. Y en la historia de la Iglesia lo hemos visto. Pienso en un caso; las fiestas religiosas se las ha cambiado de nombre-el Nacimiento del Señor tiene otro nombre- para cancelar la identidad”.
Señala el Papa, luego, que siempre le ha afectado la plegaria de Jesús en la oración sacerdotal (Jn 17). “Por eso jesús pedía al Padre en esa cena: No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. De esa mentalidad, de este humanismo, que viene a tomar el lugar del hombre verdadero, Jesucristo; que viene a quitarnos la identidad cristiana y nos lleva al pensamiento único”.
La mundanidad nos lleva a la doble vida. Por eso debemos ser coherentes y evitar las tentaciones de la vida mundana. Eleazar es un ejemplo de coherencia Aceptó el martirio antes que ceder a la tentación que le proponían sus amigos mundanos.
“La mundanidad espiritual nos aleja de la vida coherente- reafirmó el Santo Padre-, nos hace incoherentes, uno finge ser así pero vive de otra manera. Y la mundanidad, añadió, es difícil conocerla desde el inicio porque es como la carcoma que lentamente destruye, degrada la tela y después esa tela se vuelve inservible. Y el hombre que se deja llevar adelante por la mundanidad, pierde su identidad cristiana.
La identidad cristiana tiene unas características: “El espíritu cristiano, la identidad cristiana, jamás es egoísta, siempre trata de cuidar la propia coherencia, cuida evitar el escándalo, cuida a los demás, da un buen ejemplo. Pero no es fácil, Padre, vivir en esta mundo, donde las tentaciones son tantas y el truco de la doble vida nos tienta todos los días, no es fácil. Para nosotros no solo no es fácil, es imposible. Solo Él es capaz de hacerlo. Por eso hemos rezado en el salmo: El Señor me sostiene. Nuestro apoyo contra la mundanidad que destruye nuestra identidad cristiana, que nos lleva a la doble vida, es el Señor”.
El Papa, en las homilías de Santa Marta, del 12 y 13 de este mes, nos ha dejado unos comentarios preciosos sobre dos pasajes del libro de los Macabeos. Situación general de Palestina y el martirio de Eleazar. En aquella situación histórica muchos israelitas tratan de acomodarse a la religión que impone el rey. Es razonable ser como todos. ¿Para qué diferenciarnos de los demás? ¿Por qué ser diferentes? En el mundo si somos diferentes, nos va a ir mal. Se ve que técnicamente hemos avanzado, moralmente las preguntas siguen recurrentes.
¿Cuál es la identidad cristiana? “Al concluir la homilía el Pontífice ha exhortado a pedir al Señor por la Iglesia, para que el señor la custodie de todo tipo de mundanidad, que siempre tenga la identidad dispuesta por Jesucristo, que todos tengamos la identidad que hemos recibido en el bautismo, y que esta identidad de que querer ser como todos, no surja”.
La mundanidad tiene consecuencias perniciosas. “La mundanidad te lleva al pensamiento único y a la apostasía. No se permiten las diferencias: todos iguales. Y en la historia de la Iglesia lo hemos visto. Pienso en un caso; las fiestas religiosas se las ha cambiado de nombre-el Nacimiento del Señor tiene otro nombre- para cancelar la identidad”.
Señala el Papa, luego, que siempre le ha afectado la plegaria de Jesús en la oración sacerdotal (Jn 17). “Por eso jesús pedía al Padre en esa cena: No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. De esa mentalidad, de este humanismo, que viene a tomar el lugar del hombre verdadero, Jesucristo; que viene a quitarnos la identidad cristiana y nos lleva al pensamiento único”.
La mundanidad nos lleva a la doble vida. Por eso debemos ser coherentes y evitar las tentaciones de la vida mundana. Eleazar es un ejemplo de coherencia Aceptó el martirio antes que ceder a la tentación que le proponían sus amigos mundanos.
“La mundanidad espiritual nos aleja de la vida coherente- reafirmó el Santo Padre-, nos hace incoherentes, uno finge ser así pero vive de otra manera. Y la mundanidad, añadió, es difícil conocerla desde el inicio porque es como la carcoma que lentamente destruye, degrada la tela y después esa tela se vuelve inservible. Y el hombre que se deja llevar adelante por la mundanidad, pierde su identidad cristiana.
La identidad cristiana tiene unas características: “El espíritu cristiano, la identidad cristiana, jamás es egoísta, siempre trata de cuidar la propia coherencia, cuida evitar el escándalo, cuida a los demás, da un buen ejemplo. Pero no es fácil, Padre, vivir en esta mundo, donde las tentaciones son tantas y el truco de la doble vida nos tienta todos los días, no es fácil. Para nosotros no solo no es fácil, es imposible. Solo Él es capaz de hacerlo. Por eso hemos rezado en el salmo: El Señor me sostiene. Nuestro apoyo contra la mundanidad que destruye nuestra identidad cristiana, que nos lleva a la doble vida, es el Señor”.
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