República de trabajadores
Si no recuerdo mal,
Hace años, viajaba en tren- los trenes, autobuses y metro son una escuela para conocer lo que gente piensa- de Segovia a Madrid. Una madre hacía elogios de su hijo y de lo mucho que ganaba. Entre otras cosas proclamaba: “Tiene un cargo en una oficina. No va casi nunca y le pagan un sueldazo”. Comentario de los que escuchaban: “Pues si le pagan sin trabajar, estupendo”.
Beatriz estudia quinto curso en la escuela Superior de Ingenieros Navales. Cursó con beca su cuarto año en los Estados Unidos. Al regresar le pregunté: “¿Qué diferencia has notado entre aquella Universidad y esta? Padre, allí los alumnos van a aprender, aquí venimos a aprobar”.
Días antes de Semana Santa, se celebraron cursos intereuropeos de estudiantes. Al regresar los alumnos e interrogarles sobre los mismos, me respondieron: “Los que peor dominábamos el inglés españoles e italianos”.
Al fondo, la gran crisis que estamos padeciendo es moral cultural. Se refleja en lo económico. La vulgaridad nos come. Y con chapuzas no vamos a ninguna parte. Sin entrar en las normas concretas de la nueva Ley de Educación, los técnicos lo deben decir, no me extraña que esté teniendo tanta resistencia y que el Ministro sea el peor valorado. Toca una de las raíces del problema nacional.
Una sociedad, que estimula los valores de sus hijos, es siempre una sociedad de esperanza. Somos iguales en derechos y deberes fundamentales. No somos iguales en valores. Los derechos y deberes se nos dan por ser personas. Los valores se conquistan. Una sociedad justa estimula y aprecia los valores de sus hijos. Al mejor ingeniero y al mejor fontanero.
Cuando los mediterráneos trabajemos con intensidad y constancia, daremos sopas con onda a los de Europa del Norte. Somos más intuitivos y flexibles. Podemos llegar más lejos.
Para terminar, un ejemplo. A Don Luis Morales Oliver- gran orador de la postguerra- y con una gran cultura- le ofreció el Caudillo ser Bibliotecario del Escorial. Agradeció la distinción, y le dijo que por sus ocupaciones no podía atender la encomienda. No se preocupe, el nombramiento es para dar prestigio, aunque no pise por allí. Testimonio de su hija: “Mi padre nunca cobró ese sueldo” ¡Chapeau!