Cómo entrar en el tiempo y en el espacio de Dios
El Papa Francisco sorprende y rompe su silencio sobre la liturgia. "Es la nube de Dios que nos envuelve a todos", dice. E invoca una vuelta al verdadero sentido de lo sagrado
por Sandro Magister
Cincuenta años después de que fuera promulgado el documento del concilio Vaticano II sobre la liturgia, en el Vaticano se solemniza el hecho con un congreso de tres días en la pontificia universidad Lateranense, promovido por la congregación para el culto divino, los días 18 al 20 de este mes.
La liturgia no ha tenido, por ahora, un primer plano en la visión del Papa Francisco. En la larga entrevista–confesión a "La Civiltà Cattolica" del verano pasado, redujo la reforma litúrgica conciliar a una expeditiva definición: "un servicio al pueblo, releyendo el Evangelio a partir de una situación histórica concreta".
Ni una palabra más, a no ser para añadir "lo que considero preocupante es el peligro de ideologización, de instrumentalización del Vetus Ordo".
Pero el lunes 10 de febrero, repentinamente, Jorge Mario Bergoglio ha roto el silencio y ha dedicado toda la homilía de la misa matutina en la capilla de Santa Marta a la liturgia, diciendo cosas que, desde que es Papa, no había dicho nunca anteriormente.
Esa mañana, en la misa se leía el primer libro de los Reyes, cuando durante el reino de Salomón la nube, la gloria divina, inundó el cielo y "el Señor decidió habitar en la nube".
Tomando como punto de partida esta "teofanía", el Papa Jorge Mario Bergoglio ha dicho que "en la liturgia eucarística Dios está presente" de manera aún "más cercana" que en la nube en el templo; la suya "es una presencia real".
Y ha continuado:
"Cuando hablo de liturgia me refiero principalmente a la santa misa. La misa no es una representación, es otra cosa. Es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo".
Más adelante el Papa ha dicho:
"La liturgia es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos ponernos allí en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no mirar el reloj. La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios, dejarse llevar hacia el misterio y estar en el misterio. Es la nube de Dios que nos envuelve a todos".
Y recordando un hecho de su infancia:
"Recuerdo que cuando era niño, cuando nos preparaban para la primera comunión, nos hacían cantar: “´Oh santo altar, custodiado por los ángeles” y esto nos hacía entender que el altar estaba verdaderamente custodiado por los ángeles, nos daba el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios".
Cerca ya de la conclusión, Francisco ha invitado a los presentes a "pedir hoy al Señor que de a todos este sentido de lo sagrado, este sentido que nos haga entender que una cosa es rezar en casa, rezar el rosario, rezar tantas bellas oraciones, hacer el via crucis, leer la Biblia, y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en ese camino que nosotros no podemos controlar. Él solo es el único, él es la gloria, él es la potencia. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios".
La liturgia no ha tenido, por ahora, un primer plano en la visión del Papa Francisco. En la larga entrevista–confesión a "La Civiltà Cattolica" del verano pasado, redujo la reforma litúrgica conciliar a una expeditiva definición: "un servicio al pueblo, releyendo el Evangelio a partir de una situación histórica concreta".
Ni una palabra más, a no ser para añadir "lo que considero preocupante es el peligro de ideologización, de instrumentalización del Vetus Ordo".
Pero el lunes 10 de febrero, repentinamente, Jorge Mario Bergoglio ha roto el silencio y ha dedicado toda la homilía de la misa matutina en la capilla de Santa Marta a la liturgia, diciendo cosas que, desde que es Papa, no había dicho nunca anteriormente.
Esa mañana, en la misa se leía el primer libro de los Reyes, cuando durante el reino de Salomón la nube, la gloria divina, inundó el cielo y "el Señor decidió habitar en la nube".
Tomando como punto de partida esta "teofanía", el Papa Jorge Mario Bergoglio ha dicho que "en la liturgia eucarística Dios está presente" de manera aún "más cercana" que en la nube en el templo; la suya "es una presencia real".
Y ha continuado:
"Cuando hablo de liturgia me refiero principalmente a la santa misa. La misa no es una representación, es otra cosa. Es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo".
Más adelante el Papa ha dicho:
"La liturgia es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos ponernos allí en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no mirar el reloj. La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios, dejarse llevar hacia el misterio y estar en el misterio. Es la nube de Dios que nos envuelve a todos".
Y recordando un hecho de su infancia:
"Recuerdo que cuando era niño, cuando nos preparaban para la primera comunión, nos hacían cantar: “´Oh santo altar, custodiado por los ángeles” y esto nos hacía entender que el altar estaba verdaderamente custodiado por los ángeles, nos daba el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios".
Cerca ya de la conclusión, Francisco ha invitado a los presentes a "pedir hoy al Señor que de a todos este sentido de lo sagrado, este sentido que nos haga entender que una cosa es rezar en casa, rezar el rosario, rezar tantas bellas oraciones, hacer el via crucis, leer la Biblia, y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en ese camino que nosotros no podemos controlar. Él solo es el único, él es la gloria, él es la potencia. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios".
Comentarios
Otros artículos del autor
- El sínodo alemán contagia a toda la Iglesia
- Los cardenales deberían releer «Dominus Iesus»
- Bendición de parejas homosexuales: el Vaticano tiene un enemigo en casa
- Qué es lo que ha cambiado en dos años entre los obispos chinos
- Los tres desafíos que Alemania lanza a la Iglesia
- Francisco y el cisma de Alemania: crónica de una pesadilla
- Un misionero, tras el Sínodo: sacerdotes casados... pero en continencia perfecta
- Esos mártires de los que no se da ninguna noticia
- ¿Sacerdotes casados en los primeros siglos? Sí, pero en continencia perfecta
- Archipiélago Gulag en Rumania: lo que nunca nadie había contado