Los documentos de identidad de los dos últimos Papas
La edición 2013 del Anuario Pontificio resalta para Francisco el título de "obispo de Roma". Pero define a su predecesor como "Sumo Pontífice emérito". Y no son éstas las únicas innovaciones
por Sandro Magister
Con dos meses de retraso respecto al calendario tradicional se publicó finalmente la edición 2013 del Anuario Pontificio, la voluminosa publicación que constituye una especie de “quién es quién” de la Santa Sede y de toda la Iglesia Católica, el menos en su composición jerárquica.
Este retraso respecto a los tiempos canónicos se debe sin duda a la inesperada renuncia de Benedicto XVI, anunciada el 11 de febrero, y al cónclave posterior que el 13 de marzo ha visto la elección del nuevo Papa.
En efecto, el año pasado, como tradición, Benedicto XVI recibió por anticipado el 10 de marzo la edición 2012 del Anuario. Mientras que este año el papa Francisco lo tuvo entre sus manos sólo el 13 de mayo.
Más allá del calendario, el nuevo Anuario no carece de las sorpresas que caracterizan al actual pontificado.
La sorpresa principal se refiere justamente al título con el que el papa Francisco ha elegido autodefinirse.
Desde el comienzo del pontificado él eligió llamarse casi exclusivamente "obispo de Roma". Esta preferencia se ha puesto en evidencia también en la parte inicial del nuevo Anuario, cuyas páginas, como es habitual, son numeradas con números seguidos por un asterisco (*) e incluyen el listado histórico de los Papas y la composición del Colegio Cardenalicio.
En la página 23* de la edición anterior, se lo señaló a Benedicto XVI no sólo como "obispo de Roma", sino también como "Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, Arzobispo y metropolitano de la provincia romana, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, Siervo de los Siervos de Dios".
Pero este año, en la misma página, se encuentran solamente las palabras, en dos renglones, "Francisco / obispo de Roma", mientras que todos los otros títulos, junto a las usuales y breves notas biográficas, están en la página siguiente, la 24*, que en el año 2012 había quedado en blanco.
En consecuencia, el nuevo Papa no ha renunciado a ninguno de los clásicos títulos que le competen, sino que ha querido colocarlos visiblemente en un segundo plano.
Y al mismo tiempo no ha querido reintroducir para sí el título de “patriarca de Occidente” que ya el papa Joseph Ratzinger había anulado al comienzo de su pontificado, provocando malhumor en los sectores ortodoxos, puesto que es precisamente el título que los orientales están dispuestos a conceder al obispo de Roma.
Este año, además, en la parte de atrás de la página con el escudo del Papa reinante no están representadas, como acontecía antes, las dos caras de la medalla oficial del pontificado.
Además, bajo la foto-retrato del pontífice está ahora su firma con el único nombre "Francesco" en italiano, mientras que con el papa Ratzinger la firma estaba en latín y con la especificación del título papal: "Benedictus PP XVI".
Había curiosidad de ver también como sería tratada la figura, inédita para el Anuario, de un pontífice que ha renunciado al cargo. La respuesta se encuentra precisamente al comienzo del cuerpo principal del Anuario, en la página 1, donde Benedicto XVI es llamado "sommo pontefice emerito" [Sumo Pontífice emérito].
De este modo se oficializa definitivamente la expresión equivalente de "Papa emérito" que ya había sido usada en el telegrama del Colegio Cardenalicio del 5 de marzo y en el comunicado de la sala de prensa del 2 de mayo, en el que se daba la noticia del reingreso de Ratzinger al Vaticano.
Se procedió de este modo a pesar que desde muchas partes se ha buscado demostrar la mayor congruencia del uso del título de "obispo emérito de Roma", o quizás otro, para evitar la impresión que en la Iglesia puede haber “dos Papas”, con la consiguiente desorientación de los fieles.
En este sentido, entre otros, había intervenido con un versado artículo en "La Civiltà Cattolica" el padre jesuita Gianfranco Ghirlanda, ilustre canonista, consultor del ex Santo Oficio y ex rector de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Más recientemente lo ha hecho en modo más directo, con una carta al "Corriere della Sera", don Dario Vitali, profesor ordinario de Eclesiología – pero no jesuita – siempre en la Gregoriana.
Estas son las dos novedades principales del nuevo Anuario Pontificio, a las que se agrega otra que salta inmediatamente a la vista, al hojearlo.
Se trata de la reestructuración de la parte dedicada en los años pasados a las jerarquías de las "Iglesias patriarcales", que ahora se presenta subdividida en más secciones:
- las Iglesias patriarcales propiamente dichas: Alejandría de los coptos, Antioquía de los sirios, Antioquía de los greco-melquitas, Antioquía de los maronitas, Babilonia de los caldeos, Cilicia de los Armenios;
- las Iglesias archiepiscopales mayores: Kyiv-Halyc de los ucranios, Ernakulam-Angamaly de los siro-malabares, Trivandrum de los siro-malankaras, Fagaras y Alba Iulia de los rumanos;
- las Iglesias metropolitanas "sui iuris" [por Derecho propio]: Addis Abeba, Pittsburgh de los bizantinos, Presov para los católicos de rito bizantino en Eslovaquia;
- los patriarcados latinos: Jerusalén, Lisboa, Venecia, Indias Orientales, Indias Occidentales, ésta última con sede en España, pero ahora vacante desde hace medio siglo.
En el texto se especifica que el Anuario está actualizado al 13 de marzo de 2013 para la parte inicial inherente al Papa y al Colegio Cardenalicio, y al 28 de febrero para el resto, que incluye principalmente la lista de las diócesis y la cartografía de la curia romana y de los otros entes centrales de la Iglesia.
No se señala entonces el grupo de ocho cardenales constituido por el papa Francisco el pasado 13 de abril, "para aconsejarlo en el gobierno de la Iglesia universal y para estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica ´Pastor bonus´ sobre la curia romana".
Pero el hecho que ni siquiera la primera actualización de las “Variazioni all’Annuario Pontificio 2013”, a cargo de la Secretaría de Estado y publicado el 16 de mayo, haga mención a la constitución de este “grupo” podrá hacer pensar que este instituto es a tal punto informal que no habrá de encontrar lugar ni siquiera en el próximo Anuario. Ya se verá.
Otras variaciones menores en el Anuario Pontificio 2013, respecto al del 2012, son las siguientes:
- En la primera sección de la Secretaría de Estado se han insertado los nombres de dos “expertos”: Greg Burke, “consultor de las comunicaciones”, cuyo nombramiento fue anunciado verbalmente por el padre Federico Lombardi en junio del 2012 en medio del escándalo Vatileaks, y Maria Anna Circelli, consultora de negocios, especialista en gestión de personal y sin fines de lucro, cuyo nombramiento jamás fue anunciado públicamente.
- También en la Secretaría de Estado, sigue estando presente Claudio Sciarpelletti, con el mismo título de "analista programador de 1° clase", condenado y perdonado el año pasado en primera instancia por el tribunal vaticano, por complicidad con el mayordomo infiel Paolo Gabriele, cuyo nombre fue eliminado en el rol de "ayudante de cámara" del Papa y sustituido por el del caballero Sandro Mariotti.
- Entre los consultores de la Congregación "de Propaganda Fide" ya no está Pasquale De Lise, el ex presidente del Consejo de Estado, implicado en Italia en investigaciones judiciales de fuerte resonancia mediática. Su segundo mandato quinquenal caducaba en el año 2012 y evidentemente no ha sido renovado.
- Ha desaparecido del Anuario la Comisión Interdicasterial Permanente para una distribución más equitativa de los sacerdotes en el mundo. También han sido eliminados el "Vatican Information Centre" y la Pontificia Comisión de los Bienes Culturales.
- Por el contrario, están más completos que antes los organigramas de la Autoridad de Información Financiera y del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Del mismo modo se detalla mejor el organigrama de la Dirección de los Servicios de Seguridad y Protección Civl del Estado de la Ciudad del Vaticano, con la especificación de la existencia de una oficina Interpol y de un centro operativo de seguridad, compuesto por una sala operativa y un laboratorio técnico. Pero para cada una de estas últimas oficinas se señala como todavía vacante el cargo de dirigente.
En cuanto a China, también en el Anuario Pontificio del 2013 se adoptan reglas especiales.
Normalmente, en el Anuario no se encuentran los nombres de los obispos chinos, que en su gran mayoría son reconocidos por la Santa Sede, aunque no pocas veces con títulos distintos a los autorizados por el gobierno.
Los obispos del Imperio Celeste son citados solamente para indicar su muerte.
De hecho, en la lista de los “Dignitarios difuntos” que se encuentra en el Anuario del 2013 están los nombres de cinco obispos chinos. Entre ellos, los tres fallecidos en el año 2012:
- el obispo de Yibin, Giovanni Chen Shizhong, de 95 años de edad, consagrado en 1985,
- el auxiliar emérito de Jinan, el franciscano Samuele Guo Chuan-zhen, de 94 años de edad, ordenado en 1988,
- el obispo de Changzhi, el franciscano Ermenegildo Li Yi, de 88 años de edad, consagrado en 1998.
Y los dos fallecidos en los primeros dos meses del 2013:
- el obispo emérito de Yichuan, el casi centenario Giovanni Battista Liu Jingshan, consagrado en 1993,
- el obispo de Zhoucon, Giuseppe Ma Xuesheng, de 90 años de edad, consagrado como coadjutor en 1988 y que llegó a ser ordinario en 1997.
En el listado no están incluidos los nombres de los dos obispos fallecidos sucesivamente y señalados tanto por la agencia Fides como por "L´Osservatore Romano" con el epígrafe “Luto en el episcopado”:
- Tommaso Qian Yurong, de 99 años de edad, consagrado en 1959 sin aprobación pontificia,
- y el jesuita Aloysius Jin Luxian, de 96 años de edad, ordenado para la diócesis de Shanghai en 1985, sin la aprobación pontificia que llegó en el año 2000.
Este retraso respecto a los tiempos canónicos se debe sin duda a la inesperada renuncia de Benedicto XVI, anunciada el 11 de febrero, y al cónclave posterior que el 13 de marzo ha visto la elección del nuevo Papa.
En efecto, el año pasado, como tradición, Benedicto XVI recibió por anticipado el 10 de marzo la edición 2012 del Anuario. Mientras que este año el papa Francisco lo tuvo entre sus manos sólo el 13 de mayo.
Más allá del calendario, el nuevo Anuario no carece de las sorpresas que caracterizan al actual pontificado.
La sorpresa principal se refiere justamente al título con el que el papa Francisco ha elegido autodefinirse.
Desde el comienzo del pontificado él eligió llamarse casi exclusivamente "obispo de Roma". Esta preferencia se ha puesto en evidencia también en la parte inicial del nuevo Anuario, cuyas páginas, como es habitual, son numeradas con números seguidos por un asterisco (*) e incluyen el listado histórico de los Papas y la composición del Colegio Cardenalicio.
En la página 23* de la edición anterior, se lo señaló a Benedicto XVI no sólo como "obispo de Roma", sino también como "Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, Arzobispo y metropolitano de la provincia romana, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, Siervo de los Siervos de Dios".
Pero este año, en la misma página, se encuentran solamente las palabras, en dos renglones, "Francisco / obispo de Roma", mientras que todos los otros títulos, junto a las usuales y breves notas biográficas, están en la página siguiente, la 24*, que en el año 2012 había quedado en blanco.
En consecuencia, el nuevo Papa no ha renunciado a ninguno de los clásicos títulos que le competen, sino que ha querido colocarlos visiblemente en un segundo plano.
Y al mismo tiempo no ha querido reintroducir para sí el título de “patriarca de Occidente” que ya el papa Joseph Ratzinger había anulado al comienzo de su pontificado, provocando malhumor en los sectores ortodoxos, puesto que es precisamente el título que los orientales están dispuestos a conceder al obispo de Roma.
Este año, además, en la parte de atrás de la página con el escudo del Papa reinante no están representadas, como acontecía antes, las dos caras de la medalla oficial del pontificado.
Además, bajo la foto-retrato del pontífice está ahora su firma con el único nombre "Francesco" en italiano, mientras que con el papa Ratzinger la firma estaba en latín y con la especificación del título papal: "Benedictus PP XVI".
Había curiosidad de ver también como sería tratada la figura, inédita para el Anuario, de un pontífice que ha renunciado al cargo. La respuesta se encuentra precisamente al comienzo del cuerpo principal del Anuario, en la página 1, donde Benedicto XVI es llamado "sommo pontefice emerito" [Sumo Pontífice emérito].
De este modo se oficializa definitivamente la expresión equivalente de "Papa emérito" que ya había sido usada en el telegrama del Colegio Cardenalicio del 5 de marzo y en el comunicado de la sala de prensa del 2 de mayo, en el que se daba la noticia del reingreso de Ratzinger al Vaticano.
Se procedió de este modo a pesar que desde muchas partes se ha buscado demostrar la mayor congruencia del uso del título de "obispo emérito de Roma", o quizás otro, para evitar la impresión que en la Iglesia puede haber “dos Papas”, con la consiguiente desorientación de los fieles.
En este sentido, entre otros, había intervenido con un versado artículo en "La Civiltà Cattolica" el padre jesuita Gianfranco Ghirlanda, ilustre canonista, consultor del ex Santo Oficio y ex rector de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Más recientemente lo ha hecho en modo más directo, con una carta al "Corriere della Sera", don Dario Vitali, profesor ordinario de Eclesiología – pero no jesuita – siempre en la Gregoriana.
Estas son las dos novedades principales del nuevo Anuario Pontificio, a las que se agrega otra que salta inmediatamente a la vista, al hojearlo.
Se trata de la reestructuración de la parte dedicada en los años pasados a las jerarquías de las "Iglesias patriarcales", que ahora se presenta subdividida en más secciones:
- las Iglesias patriarcales propiamente dichas: Alejandría de los coptos, Antioquía de los sirios, Antioquía de los greco-melquitas, Antioquía de los maronitas, Babilonia de los caldeos, Cilicia de los Armenios;
- las Iglesias archiepiscopales mayores: Kyiv-Halyc de los ucranios, Ernakulam-Angamaly de los siro-malabares, Trivandrum de los siro-malankaras, Fagaras y Alba Iulia de los rumanos;
- las Iglesias metropolitanas "sui iuris" [por Derecho propio]: Addis Abeba, Pittsburgh de los bizantinos, Presov para los católicos de rito bizantino en Eslovaquia;
- los patriarcados latinos: Jerusalén, Lisboa, Venecia, Indias Orientales, Indias Occidentales, ésta última con sede en España, pero ahora vacante desde hace medio siglo.
En el texto se especifica que el Anuario está actualizado al 13 de marzo de 2013 para la parte inicial inherente al Papa y al Colegio Cardenalicio, y al 28 de febrero para el resto, que incluye principalmente la lista de las diócesis y la cartografía de la curia romana y de los otros entes centrales de la Iglesia.
No se señala entonces el grupo de ocho cardenales constituido por el papa Francisco el pasado 13 de abril, "para aconsejarlo en el gobierno de la Iglesia universal y para estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica ´Pastor bonus´ sobre la curia romana".
Pero el hecho que ni siquiera la primera actualización de las “Variazioni all’Annuario Pontificio 2013”, a cargo de la Secretaría de Estado y publicado el 16 de mayo, haga mención a la constitución de este “grupo” podrá hacer pensar que este instituto es a tal punto informal que no habrá de encontrar lugar ni siquiera en el próximo Anuario. Ya se verá.
Otras variaciones menores en el Anuario Pontificio 2013, respecto al del 2012, son las siguientes:
- En la primera sección de la Secretaría de Estado se han insertado los nombres de dos “expertos”: Greg Burke, “consultor de las comunicaciones”, cuyo nombramiento fue anunciado verbalmente por el padre Federico Lombardi en junio del 2012 en medio del escándalo Vatileaks, y Maria Anna Circelli, consultora de negocios, especialista en gestión de personal y sin fines de lucro, cuyo nombramiento jamás fue anunciado públicamente.
- También en la Secretaría de Estado, sigue estando presente Claudio Sciarpelletti, con el mismo título de "analista programador de 1° clase", condenado y perdonado el año pasado en primera instancia por el tribunal vaticano, por complicidad con el mayordomo infiel Paolo Gabriele, cuyo nombre fue eliminado en el rol de "ayudante de cámara" del Papa y sustituido por el del caballero Sandro Mariotti.
- Entre los consultores de la Congregación "de Propaganda Fide" ya no está Pasquale De Lise, el ex presidente del Consejo de Estado, implicado en Italia en investigaciones judiciales de fuerte resonancia mediática. Su segundo mandato quinquenal caducaba en el año 2012 y evidentemente no ha sido renovado.
- Ha desaparecido del Anuario la Comisión Interdicasterial Permanente para una distribución más equitativa de los sacerdotes en el mundo. También han sido eliminados el "Vatican Information Centre" y la Pontificia Comisión de los Bienes Culturales.
- Por el contrario, están más completos que antes los organigramas de la Autoridad de Información Financiera y del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Del mismo modo se detalla mejor el organigrama de la Dirección de los Servicios de Seguridad y Protección Civl del Estado de la Ciudad del Vaticano, con la especificación de la existencia de una oficina Interpol y de un centro operativo de seguridad, compuesto por una sala operativa y un laboratorio técnico. Pero para cada una de estas últimas oficinas se señala como todavía vacante el cargo de dirigente.
En cuanto a China, también en el Anuario Pontificio del 2013 se adoptan reglas especiales.
Normalmente, en el Anuario no se encuentran los nombres de los obispos chinos, que en su gran mayoría son reconocidos por la Santa Sede, aunque no pocas veces con títulos distintos a los autorizados por el gobierno.
Los obispos del Imperio Celeste son citados solamente para indicar su muerte.
De hecho, en la lista de los “Dignitarios difuntos” que se encuentra en el Anuario del 2013 están los nombres de cinco obispos chinos. Entre ellos, los tres fallecidos en el año 2012:
- el obispo de Yibin, Giovanni Chen Shizhong, de 95 años de edad, consagrado en 1985,
- el auxiliar emérito de Jinan, el franciscano Samuele Guo Chuan-zhen, de 94 años de edad, ordenado en 1988,
- el obispo de Changzhi, el franciscano Ermenegildo Li Yi, de 88 años de edad, consagrado en 1998.
Y los dos fallecidos en los primeros dos meses del 2013:
- el obispo emérito de Yichuan, el casi centenario Giovanni Battista Liu Jingshan, consagrado en 1993,
- el obispo de Zhoucon, Giuseppe Ma Xuesheng, de 90 años de edad, consagrado como coadjutor en 1988 y que llegó a ser ordinario en 1997.
En el listado no están incluidos los nombres de los dos obispos fallecidos sucesivamente y señalados tanto por la agencia Fides como por "L´Osservatore Romano" con el epígrafe “Luto en el episcopado”:
- Tommaso Qian Yurong, de 99 años de edad, consagrado en 1959 sin aprobación pontificia,
- y el jesuita Aloysius Jin Luxian, de 96 años de edad, ordenado para la diócesis de Shanghai en 1985, sin la aprobación pontificia que llegó en el año 2000.
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