Tráfico de embriones humanos
Alguna razón habrá para prohibir crear embriones humanos para investigación. Seguramente, incluso a los más desinhibidos moralmente, les repugna la idea de que se utilicen seres humanos en fase embrionaria para investigar con ellos. Por eso se prohíbe crearlos con tal fin.
por Agustín Losada
En una clínica de reproducción humana asistida de Barcelona han iniciado un programa de adopción de embriones. Como afirman ellos mismos en su web, “Adoptar significa acoger como hijo a un ser humano cuyos padres biológicos no han podido hacerlo. Adoptar embriones es hacer un tratamiento para quedarse embarazada con embriones que han quedado sin destino asignado por sus padres biológicos.” Tras estas bellas palabras se esconde un drama de proporciones incalculables. Les resumo:
El negocio de la fecundación in vitro se apoya en que la legislación española es una de las más avanzadas, en el sentido de que permite cosas que no se permiten en muchos otros países. La Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación biomédica a la vez que en su artículo 33 prohíbe la constitución de embriones humanos exclusivamente con fines de experimentación, en el artículo siguiente autoriza la utilización de cualquier técnica de obtención de células troncales humanas con fines terapéuticos o de investigación si el embrión de quien proceden no ha sido creado exclusivamente con ese fin…
La FIV es una técnica de reproducción asistida en la que los ovocitos se fecundan con los espermatozoides en el laboratorio, y los embriones así obtenidos se depositan en el útero de la paciente. Se trata de un proceso que se desarrolla por fases: En la primera se estimulan los ovarios, en la segunda se recuperan los ovocitos, en la tercera se hace la inseminación in vitro en laboratorio y finalmente se transfieren algunos de los embriones al útero de la paciente. Para someterse a un proceso de fecundación in vitro, una pareja debe fecundar varios óvulos. Por diferentes métodos, se fecundan los óvulos en el laboratorio y se les observa durante tres días. Un buen embrión en el segundo día es el que presenta 4 células de igual tamaño, con porcentajes de fragmentación no superiores al 1015% Pero no todos los embriones que se consiguen de este modo se transfieren finalmente al útero. Se seleccionan los tres mejores y se reservan los demás. En algún centro muy famoso se jactan de transferir solo dos embriones, a pesar de que la ley permite hacerlo con tres, para reducir de este modo la tasa de embarazos múltiples. Los embriones no transferidos al útero, siempre que presenten buen aspecto morfológico, se congelan para posteriores ciclos. Si presentan mala morfología, se mantienen en cultivo secuencial y si llegan a desarrollarse hasta blastocisto, pueden ser entonces congelados.
La ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, permite tres alternativas para los embriones sobrantes, además de implantárselos a la madre más adelante: Destruirlos, donarlos a otros pacientes o donarlos para investigación. Abro un pequeño paréntesis con esta última opción. Y es que siempre me ha chocado que, a pesar de que la ley prohíbe la creación de embriones con fines de investigación, sin embargo sí autoriza que se puedan usar embriones sobrantes con tal fin. Digo yo que habrá alguna razón para prohibir crear embriones humanos para investigación. Seguramente, incluso a los más desinhibidos moralmente, les repugna la idea de que se utilicen seres humanos en fase embrionaria para investigar con ellos. Por eso se prohíbe crearlos con tal fin. Y sin embargo, si ya están creados, si nadie los quiere, entonces ya no es tan grave. La razón es que, ya que van a ser destruidos de todos modos, mejor los aprovechamos y tal vez gracias a ellos se puedan curar algunas enfermedades. Seres humanos de desecho, utilizados como cobayas. Cierro paréntesis.
El caso es que, a pesar de tantas opciones, muchas parejas no se terminan de decidir, y el tiempo pasa inexorable para los embriones así congelados, que ven alejarse la oportunidad de poder nacer de los padres que los crearon de forma artificial. Los padres ya no desean más hijos, y por otro lado “les da reparo” destruirlos o donarlos para investigación (las otras dos alternativas). Los centros de reproducción humana asistida, mientras tanto, ven cómo se llenan sus tanques de nitrógeno líquido con estos embriones sobrantes que terminan siendo “inútiles”. Pasados unos años, la responsabilidad sobre su destino recae en los centros, ya que los padres no firman ninguna opción de destino, y delegan en el centro de reproducción humana artificial que sean ellos los que hagan lo que consideren más oportuno. La ley obliga a solicitar a la pareja su opinión sobre qué hacer con los embriones sobrantes como mínimo cada dos años. Cuando tras dos intentos consecutivos de lograr su consentimiento, este no se logra, los embriones pasan a disposición de los centros en los que se encuentren crioconservados, que pueden destinarlos conforme a su criterio a cualquiera de los fines citados.
Pues bien, una clínica de Barcelona ha encontrado la solución, que a la par de ser aséptica y rentable, se disfraza muy bien de sentimientos humanitarios. Se han dado cuenta de que con la crisis, el número de parejas en busca de un hijo creado de forma artificial ha descendido. El proceso, que he explicado de forma simplificada, es bastante caro. De manera que esta clínica ha decidido ofrecer los embriones sobrantes que han pasado a ser de su responsabilidad para que sean implantados en mujeres que buscan fecundación artificial pero que no pueden o bien no quieren pagar todo el proceso. Según los inventores de la idea, se trata de embriones procedentes de pacientes sanos, menores de 35 años, que han realizado con éxito un tratamiento de Fecundación In Vitro y que ya no quieren tener más hijos. En muchos casos proceden de donantes de óvulos y/o de semen. En estos casos, los embriones ni siquiera tienen padres que los reclamen… De manera que se cierra el negocio, porque al evitar la fase previa de hiperestimulación ovárica y fecundación en el laboratorio, el coste se reduce significativamente. De hecho, para la clínica es un negocio adicional: Consiguen con ello aumentar la facturación a costa de seres humanos en estado embrionario que de otra manera habrían terminado siendo destruidos, y que mientras tanto cuesta dinero mantener en estado de suspensión vital.
Este programa no debe ser confundido con la alternativa de adopción de embriones por parejas que desean dar una salida a los cientos de miles de embriones que aguardan un futuro incierto a 196 º. En el caso de esta clínica se trata, ni más ni menos, que de una nueva línea de negocio más: El coste de este proceso es de algo más de 3.000 € Que siendo caro, resulta al menos la mitad que si se realizara el proceso entero desde el principio. De hecho, ellos mismos reconocen que sus clientes son:
Mujeres mayores de edad, en plena salud psicofísica y en edad reproductiva.
Parejas o mujeres en listas de espera de adopción de niños. En muchos de estos casos ya habían abandonado los tratamientos de reproducción o bien no los habían contemplado por sus creencias religiosas o éticas.
Mujeres sin pareja masculina que desean tener un hijo.
Parejas con problemas de esterilidad de larga evolución y fracasos repetidos en fecundación in vitro.
Pacientes con abortos de repetición.
Además, dadas las leyes restrictivas de otros países, las pacientes proceden de diferentes países. Lo cual demuestra que en este campo, al igual que con la ley del aborto, tenemos el triste honor de ser los adalides mundiales de la desprotección del ser humano.
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