Judas y Matías

El papa Francisco comienza su catequesis sobre los hechos de los apóstoles con la elección de marías. La Ascensión a los cielos pone fin al contacto vivo con la Resurrección de Jesús. Con la Ascensión concluye la presencia del Resucitado y comienza la presencia del espíritu en la Comunidad.

   Fieles al mandato de Jesús: <<En cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu santo, que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la de la tierra>>, la comunidad se reúne en el Cenáculo

   La Comunidad cristiana se reúne Cenáculo para prepararse a la venid del Espíritu Santo. “La primera comunidad estaba formada por 120 hermanos y hermanas, más o menos: un número que llevaba dentro de sí el 12, emblemático para Israel, porque representa a las doce tribus, y emblemático para la Iglesia, por los doce apóstoles elegidos por Jesús. Pero ahora, después de los dolorosos eventos de la Pasión, los apóstoles del Señor, ya no eran doce, sino once. Uno de ellos, Judas, ya no está allí: se había quitado la vida aplastado por el remordimiento”.

   El hecho de Judas representa, como pocos, el don de gracia y la respuesta humana en libertad. La respuesta al don de Dios es concreta y es de todos los días. Nunca podemos olvidar la gratuidad de la elección para estar con Jesús. Separarnos de Él es la muerte. La fuerza del enemigo se apodera de nosotros y   somos capaces de las mayores barbaridades. Hasta de negar a Jesús. “Judas había recibido la gran gracia de formar parte del grupo de los amigos íntimos de Jesús y de participar en su propio ministerio, pero, en un momento dado, pretendió <<salvar>> la vida con el resultado de perderla. Dejó de pertenecer a Jesús con su corazón y se colocó fuera de la comunión con Él y con los suyos. Dejó de ser discípulo se puso por encima del Maestro. Lo vendió y con el <<precio de su iniquidad>> compró un terreno que no produjo frutos, sino que se impregnó con su sangre”. Judas siguió el camino de los impíos que acaba mal. No eligió el camino de la vida que lleva a la eternidad feliz.

   Reunida la Comunidad, cae en la cuenta que falta alguien. No era una silla sin ocupar, sino la persona que enlazaba con la Antigua Alianza de las doce tribus. Pedro indica las condiciones que debe tener el sustituto: “El nuevo miembro debe haber sido discípulo de Jesús desde el principio, es decir, desde el bautismo en el Jordán hasta el final, o sea, hasta la Ascensión al cielo. El grupo de los doce necesita ser reconstruido. En este momento se inaugura la praxis del discernimiento comunitario, que consiste en ver la realidad con los ojos de Dios, en perspectiva dela unidad y la comunión”.

   Entre los candidatos: José Barsabás y Matías. El señor elige a Matías después de la oración de la comunidad. “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos has elegido, para ocupar el ministerio del apostolado, el puesto del que Judas desertó”.

   Se reconstruye la unidad del Colegio Apostólico y la unidad superarlas divisiones que pudieran surgir. Se crea de nuevo el << Señorío de Cristo>> Bajo su bandera inicia su marcha la Iglesia del Señor.