Navidad 2020
Mi felicitación más sincera en este acontecimiento del NACIMIENTO DEL SEÑOR.
Las circunstancias mundanas que nos rodean durante estos días, nublan el horizonte cristiano de la celebración. Si no estamos alerta, nos pueden confundir.
Si miramos al contenido de la Escritura durante la liturgia de estos días, nos ponen de manifiesto el acontecimiento divino humano más importante de la historia. Desde entonces, la historia tiene un antes y un después.
El acontecimiento surge del amor infinito de Dos Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El plan B de la Trinidad se llama: SALVACIÓN. Para ello, se necesitaba una acción poderosa de Dios que no podíamos imaginar como dice el Profeta. Unir lo divino con lo humano. Así sucede en Jesucristo, Dios y hombre verdadero. En todo igual a nosotros, menos en el pecado. Si se hubiese contaminado no podría habernos redimido.
Podría haber venido como un Buda con las piernas cruzadas y las palmas encima de las rodillas. Y no como un niño, nacido en Belén.
Las genealogías de San Mateo y San Lucas demuestran que no rehusó ser como uno delos demás. Allí encontramos la vivencia de la fe en Israel. Junto apersonas formidables y fieles al Señor, aparecen reyes perversos y adúlteros. Las mismas virtudes y defectos en las mujeres. María Virgen le da el refugio seguro para que pudiera redimirnos.
Desde entonces el, el Hijo de Dios, hecho Hombre es el centro de la historia. “Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama <<Abba, Padre>>. Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también Heredero por voluntad de Dios”.
No se trataba de un tiempo cronológico, sino de un tiempo de AMOR de Dios. Lo que celebramos, no es un nuevo Nacimiento, sino del acontecimiento actualizado en Belén.
Las lecturas litúrgicas de estos días, nos muestran las distintas actitudes ante el acontecimiento vivido en Belén. Desde el primer momento, Jesucristo es signo de contradicción. Han pasado siglos y seguimos igual. Lo que define a creyentes y no creyentes es la fe en Jesucristo Encarnado, muerto y Resucitado. La relación personal marca la diferencia.
Hoy nos corresponde a nosotros elegir. Estamos con maría, José, los pastores, los Magos o nos situamos en acera d enfrente con Herodes y la indiferencia de tantos, antes y ahora.
Ante este hecho de AMOR increíble, acojamos con corazón abierto, como María, al Dios que pide posada en corazón de cada uno.
FELIZ AÑO 2021.