Nosotros Podemos
El tiempo de los listos pasó por un hecho de experiencia normal. Los conocimientos, en sí mismos, no aportan mayor santidad.
Como el hombre tiene siempre la tentación de salvarse a sí mismo, se refugió en otra de sus posibilidades: la voluntad. “El gnosticismo dio lugar a otra vieja herejía que también está presente hoy. Con el paso del tiempo, muchos comenzaron a reconocer que no es el conocimiento lo que nos hace mejores o santos, sino la vida que llevamos… Porque el poder que los gnósticos atribuían a la inteligencia, algunos comenzaron a atribuírselo a la voluntad humana, al esfuerzo personal. Así surgieron los pelagianos y los semipelagianos. Ya no era la la inteligencia lo que ocupaba el lugar del misterio y de la gracia, sino la voluntad. Se olvidaba que <> y que <<él nos amó primero>>”.
La herjía pelagiana está muy presente en nuestra vida d efe. Muy disimulada en nuestro propio lenguaje: <>. <> etc. etc. Con estas frases, en el fondo, estamos manteniendo que nosotros somos lo importante en la vida espiritual y que si dios nos hecha una manita, somos capaces de todo lo que nos propongamos. Con ese lenguaje dulzón solo confiamos en nosotros mismos y desarrollamos nuestras cualidades humanas, no las divinas que nos da Dios en el bautismo.
“Cuando algunos de ellos se dirigen a los débiles diciéndoles que todo se puede con la gracia de Dios, en el fondo suelen trasmitir la idea de que todos e puede con la voluntad humana, como si ella fuera algo puro, perfecto y omnipotente”.
Reconocer los límites humanos y divinos es el fundamento de qque la gracia actúa en libertad. Es una semilla, una levadura en nosotros que se desarrolla despacio. “La gracia, precisamente, porque supone nuestra naturaleza, no nos hace superhombres de golpe. Pretenderlo sería confiar demasiado en nosotros mismos. En este caso, detrás de la ortodoxia, nuestras actitudes pueden no corresponder a lo que afirmamos sobre la necesidad de la gracia, y con los hechos terminamos confiando poco en ella”.
La gracia no atropella nuestra libertad: “La gracia actúa históricamente y, de ordinario, nos toma y transforma de una manera progresiva. Por ello, si rechazamos esta forma histórica y progresiva, de hecho, podemos llegar a negarla y bloquearla, aunque la exaltemos con nuestras palabras”.
La espiritualidad del AT tiene su síntesis en esta frase dicha a Abraham: “Yo soy Dios todopoderoso, camina en mi presencia y serás perfecto”.
Es una presencia que les acompaña desde fuera. Si nostros vivimos como cristianos su presencia es interior. Si nos dejamos hacer, entraremos en una intimidad extraordinaria. Poco a poco estaremos envueltos en la claridad de su gloria.
Como el hombre tiene siempre la tentación de salvarse a sí mismo, se refugió en otra de sus posibilidades: la voluntad. “El gnosticismo dio lugar a otra vieja herejía que también está presente hoy. Con el paso del tiempo, muchos comenzaron a reconocer que no es el conocimiento lo que nos hace mejores o santos, sino la vida que llevamos… Porque el poder que los gnósticos atribuían a la inteligencia, algunos comenzaron a atribuírselo a la voluntad humana, al esfuerzo personal. Así surgieron los pelagianos y los semipelagianos. Ya no era la la inteligencia lo que ocupaba el lugar del misterio y de la gracia, sino la voluntad. Se olvidaba que <
La herjía pelagiana está muy presente en nuestra vida d efe. Muy disimulada en nuestro propio lenguaje: <
“Cuando algunos de ellos se dirigen a los débiles diciéndoles que todo se puede con la gracia de Dios, en el fondo suelen trasmitir la idea de que todos e puede con la voluntad humana, como si ella fuera algo puro, perfecto y omnipotente”.
Reconocer los límites humanos y divinos es el fundamento de qque la gracia actúa en libertad. Es una semilla, una levadura en nosotros que se desarrolla despacio. “La gracia, precisamente, porque supone nuestra naturaleza, no nos hace superhombres de golpe. Pretenderlo sería confiar demasiado en nosotros mismos. En este caso, detrás de la ortodoxia, nuestras actitudes pueden no corresponder a lo que afirmamos sobre la necesidad de la gracia, y con los hechos terminamos confiando poco en ella”.
La gracia no atropella nuestra libertad: “La gracia actúa históricamente y, de ordinario, nos toma y transforma de una manera progresiva. Por ello, si rechazamos esta forma histórica y progresiva, de hecho, podemos llegar a negarla y bloquearla, aunque la exaltemos con nuestras palabras”.
La espiritualidad del AT tiene su síntesis en esta frase dicha a Abraham: “Yo soy Dios todopoderoso, camina en mi presencia y serás perfecto”.
Es una presencia que les acompaña desde fuera. Si nostros vivimos como cristianos su presencia es interior. Si nos dejamos hacer, entraremos en una intimidad extraordinaria. Poco a poco estaremos envueltos en la claridad de su gloria.
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