Ha Resucitado ¡¡¡Aleluya!!!
¡¡¡HA RESUCITADO, ALELUYA!!!
En el Sábado de Gloria según la nomenclatura tradicional, es buen momento para reflexionar sobre los acontecimientos que celebraremos en los próximos 50 días.
El acontecimiento de la Resurrección tiene unos elementos concretos en el evangelio. La realidad superaba tanto los deseos de aquellos que habían seguido al Señor, que el desconcierto reinó en los primeros momentos. San Marcos termina su evangelio con el mido de las mujeres. María Magdalena corre acontárselo a los Discípulos, asombrada. Pedro y Juan corren al sepulcro. No podían sospechar lo ocurrido. El gran acontecimiento de la Historia era sencillo para Jesús, complicado para cuantos habían asistido a su pasión y muerte.
¿A quién se apareció primero Jesucristo? A su Madre. Era lo lógico. San ignacio en los Ejercicios nº 299 nos dice: <¡También vosotros estáis sin entendimiento? Santa Teresa en las cuentas de Conciencia, 13, 12, dice: <>. Es una antigua tradición d ela Iglesia oriental. Consta en documentos de la iglesia copta, suficientemente analizados por los investigadores. Juan Pablo II se adhiere también a esta tradición. 22 de mayo 1997.
Dos personas tienen un especial relieve en los primeros momentos de la Resurrección el Señor: Juan, el Discípulo Amado y María Magdalena. Juan siguió a Cristo por el camino del amor. Es cierto que como todos sus compañeros pudo tener su zozobra interior, que corrió ante los primeros sucesos, peo vio y creyó.
Las mujeres siguieron fielmente a Jesús en su vida histórica, le acompañan en el Calvario, están en el entierro, descubren el acontecimiento del sepulcro vacío y muestran la realidad a los apóstoles. Entre ellos sobresale María Magdalena. Todos sus miedos son vencidos por la fuerza del amor.
Sin duda el camino del amor es el más corto para comprender la Resurrección; solo el amor al Padre condujo a Jesús a su entrega a la Cruz. Estamos envueltos en un amor infinito. La Pascua del Señor es un día grandioso porque da sentido a la vida y a la muerte. Abre el horizonte de esperanza que toda persona sensata desea.
María Magdalena comenzó el día con paso lento y triste hacia el sepulcro. Lo acontecido pesaba sobre su corazón amoroso. Caminaba hacia el lugar de la quietud, de la muerte. La piedra removida cambia todo. Ahora hay prisa y surgen interrogantes. La búsqueda iniciada desde aquel momento, termina en el encuentro entrañable con Jesús.
Desde el momento de la Resurrección, estamos en un tiempo nuevo. Se reaprende lo enseñado por el Maestro. Se comprenden sus signos y gestos.
En la vida humana parece que todo termina en el sepulcro. Desde la Resurrección, hombres y mujeres creyentes han comenzado a tener certezas para vivir. Son personas valientes, convencidos, abiertos a la Palabra de Dios y a las preocupaciones de los hermanos.
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN
En el Sábado de Gloria según la nomenclatura tradicional, es buen momento para reflexionar sobre los acontecimientos que celebraremos en los próximos 50 días.
El acontecimiento de la Resurrección tiene unos elementos concretos en el evangelio. La realidad superaba tanto los deseos de aquellos que habían seguido al Señor, que el desconcierto reinó en los primeros momentos. San Marcos termina su evangelio con el mido de las mujeres. María Magdalena corre acontárselo a los Discípulos, asombrada. Pedro y Juan corren al sepulcro. No podían sospechar lo ocurrido. El gran acontecimiento de la Historia era sencillo para Jesús, complicado para cuantos habían asistido a su pasión y muerte.
¿A quién se apareció primero Jesucristo? A su Madre. Era lo lógico. San ignacio en los Ejercicios nº 299 nos dice: <
Dos personas tienen un especial relieve en los primeros momentos de la Resurrección el Señor: Juan, el Discípulo Amado y María Magdalena. Juan siguió a Cristo por el camino del amor. Es cierto que como todos sus compañeros pudo tener su zozobra interior, que corrió ante los primeros sucesos, peo vio y creyó.
Las mujeres siguieron fielmente a Jesús en su vida histórica, le acompañan en el Calvario, están en el entierro, descubren el acontecimiento del sepulcro vacío y muestran la realidad a los apóstoles. Entre ellos sobresale María Magdalena. Todos sus miedos son vencidos por la fuerza del amor.
Sin duda el camino del amor es el más corto para comprender la Resurrección; solo el amor al Padre condujo a Jesús a su entrega a la Cruz. Estamos envueltos en un amor infinito. La Pascua del Señor es un día grandioso porque da sentido a la vida y a la muerte. Abre el horizonte de esperanza que toda persona sensata desea.
María Magdalena comenzó el día con paso lento y triste hacia el sepulcro. Lo acontecido pesaba sobre su corazón amoroso. Caminaba hacia el lugar de la quietud, de la muerte. La piedra removida cambia todo. Ahora hay prisa y surgen interrogantes. La búsqueda iniciada desde aquel momento, termina en el encuentro entrañable con Jesús.
Desde el momento de la Resurrección, estamos en un tiempo nuevo. Se reaprende lo enseñado por el Maestro. Se comprenden sus signos y gestos.
En la vida humana parece que todo termina en el sepulcro. Desde la Resurrección, hombres y mujeres creyentes han comenzado a tener certezas para vivir. Son personas valientes, convencidos, abiertos a la Palabra de Dios y a las preocupaciones de los hermanos.
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN
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