Mas Claret
MAS CLARET
Solo los que trabajaban, podían continuar en la finca de Mas Claret. Los Milicianos cada día recogían el fruto del trabajo de los Misioneros y pasaban lista de todos y cada uno de los individuos de la Comunidad. Quedaron 3 Sacerdotes, 6 seminaristas y 10 Hermanos Misioneros. Todos serán coronados por la corona martirial menos el Hermano Francisco Baguería que siguió cuidando la finca con los criados y criadas que le asignaron los revolucionarios.
El comité les impuso un ritmo de trabajo agotador: se tenía que cuidar el ganado, regar los campos, trillar los cereales etc. Producir mucho, mucho, mucho. Dos veces al día, se presentaba el camión para recoger huevos, leche, fruta… Les exigían esfuerzos sobrehumanos. Entre los 19 que habitaban en la finca, 6 eran enfermos o ancianos que residían allí antes de la revolución. Los jóvenes seminaristas estaban más acostumbrados a empollar libros que al trabajo duro del campo. Ante las amenazas infundadas de los milicianos, que se quejaban de que se trabajaba poco, el P. Ribé convocó a la Comunidad. Se determinó un nueva distribución del trabajo sin distinción de enfermos y sanos, jóvenes o ancianos. <>.
Igual que en Barbastro y en el Hermano Fernando Saperas, nuestros Misioneros de Mas Claret soportaron la solicitud de mujeres para que abandonaran su compromiso de castidad. Al caer la tarde, con el camión que recogía cuanto de producía, se presentaban muchachas desenvueltas, vestidas sin pudor. Ante los visitantes tenían que formar y gritar puño en alto: <. Aquellas muchachas se mostraban ante los Misioneros con actitudes y gestos procaces. Los milicianos caldeaban en el ambiente con frases inconvenientes. Hasta que un día determinó el comité: <>.
El P. Ribé reunió a la Comunidad ante la nueva situación. La respuesta fue muy clara: <> Conocían lo sucedido al Hermano Saperas y estaban muy emocionados y les comunicaba fortaleza. Especialmente solicitados fueron los Hermanos José Ferrer y Narciso Simón. Al final no las llevaron antes del martirio. Pasado este, el Hermano Baguería tuvo que enfrentarse como un héroe a la nueva situación. Aquellas mujeres le acompañaban noche y día.
En el aspecto religioso los milicianos fueron por etapas. Al principio, no les molestaban. A partir del 15 de agosto, la cosa cambió. Les prohibieron rezar juntos y celebrar la Eucaristía. Habían escondido prudentemente las cosas sagradas en la montaña. Podían profanarlas. El 29 de julio todos los ornamentos acabaron en la hoguera. Algunos sacerdotes celebraron la misa a escondidas, otros no. El p Leche ase aventuró a todo: <>.
Solo los que trabajaban, podían continuar en la finca de Mas Claret. Los Milicianos cada día recogían el fruto del trabajo de los Misioneros y pasaban lista de todos y cada uno de los individuos de la Comunidad. Quedaron 3 Sacerdotes, 6 seminaristas y 10 Hermanos Misioneros. Todos serán coronados por la corona martirial menos el Hermano Francisco Baguería que siguió cuidando la finca con los criados y criadas que le asignaron los revolucionarios.
El comité les impuso un ritmo de trabajo agotador: se tenía que cuidar el ganado, regar los campos, trillar los cereales etc. Producir mucho, mucho, mucho. Dos veces al día, se presentaba el camión para recoger huevos, leche, fruta… Les exigían esfuerzos sobrehumanos. Entre los 19 que habitaban en la finca, 6 eran enfermos o ancianos que residían allí antes de la revolución. Los jóvenes seminaristas estaban más acostumbrados a empollar libros que al trabajo duro del campo. Ante las amenazas infundadas de los milicianos, que se quejaban de que se trabajaba poco, el P. Ribé convocó a la Comunidad. Se determinó un nueva distribución del trabajo sin distinción de enfermos y sanos, jóvenes o ancianos. <
Igual que en Barbastro y en el Hermano Fernando Saperas, nuestros Misioneros de Mas Claret soportaron la solicitud de mujeres para que abandonaran su compromiso de castidad. Al caer la tarde, con el camión que recogía cuanto de producía, se presentaban muchachas desenvueltas, vestidas sin pudor. Ante los visitantes tenían que formar y gritar puño en alto: <
El P. Ribé reunió a la Comunidad ante la nueva situación. La respuesta fue muy clara: <
En el aspecto religioso los milicianos fueron por etapas. Al principio, no les molestaban. A partir del 15 de agosto, la cosa cambió. Les prohibieron rezar juntos y celebrar la Eucaristía. Habían escondido prudentemente las cosas sagradas en la montaña. Podían profanarlas. El 29 de julio todos los ornamentos acabaron en la hoguera. Algunos sacerdotes celebraron la misa a escondidas, otros no. El p Leche ase aventuró a todo: <
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