La Palma del Martirio
LA PALMA DEL MARTRIO
La tragedia del Hermano Fernando Saperas trascendió en el pueblo de Tárrega. Como ejemplo valen las palabras de Sor josefina Palau, entonces una muchacha. <
Hacia las doce de la noche terminó aquella infamia. Como los milicianos vieron que no había nada que hacer, vomitando blasfemias, sacan a Fernando de aquellos antros y lo llevan al auto de la muerte. Se encuentran con un convoy de guerra. Mientras pasa, dos de ellos custodian al preso, mientras los demás celebran el bar el acontecimiento del día entre mofas y blasfemias.
Antes de llegar al Cementerio, un control de los milicianos de Tárega los detiene. Narran lo ocurrido durante el día y proponen cortar los genitales del Fernando. Se impone el sentido común de los del control que les echan en cara sus salvajadas.
El Hermano Fernando Saperas queda a la izquierda de la puerta, iluminado por los focos del auto. Por el asesino Pedro Segalá sabemos su último dialogo con los verdugos: <>. << ¡Yo os perdono! ¡Yo os perdono! ¡Yo os perdono! >> << ¡Apunten!>>. << ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Religión! >> Es un grito de victoria en medio de la noche estrellada.
Don Antonio Palou y señora ha escuchado perfectamente las descargas y el tiro final. El Hermano Saperas no muere al instante. Doña Rosa Castell oye comentar a los milicianos que dejaron a la víctima en el suelo mientras decía: << ¡Madre mía! ¡Madre mía!>> Don Jaime Clos cuando oyó los disparos se dirigió al Cementerio y encontró a Fernando Abriendo y cerrando la boca de la que salían borbotones de sangre.
El Hermano saperas había muerto perdonando. Casterás había cometido un crimen execrable. Acabada la guerra civil, huyó a Francia donde vivió muchos años después. Su hijo viajó un día hasta su pueblo natal -Curullada- para pedir al Párroco que acogiera los restos de su padre en el Cementerio local. <>. <>.
En el Cementerio de Tárrega se puede leer esta inscripción:
<<AQUÍ YACE POR DEFENDER SU CASTIDAD RELIGIOSA.
FUE MARTIRIZADO EL 13-VIII1936,
EL HERMANO FERNADO SAPERAS
MISONERO HIJO DEL CORAZÓN DE
La tragedia del Hermano Fernando Saperas trascendió en el pueblo de Tárrega. Como ejemplo valen las palabras de Sor josefina Palau, entonces una muchacha. <
Antes de llegar al Cementerio, un control de los milicianos de Tárega los detiene. Narran lo ocurrido durante el día y proponen cortar los genitales del Fernando. Se impone el sentido común de los del control que les echan en cara sus salvajadas.
El Hermano Fernando Saperas queda a la izquierda de la puerta, iluminado por los focos del auto. Por el asesino Pedro Segalá sabemos su último dialogo con los verdugos: <
Don Antonio Palou y señora ha escuchado perfectamente las descargas y el tiro final. El Hermano Saperas no muere al instante. Doña Rosa Castell oye comentar a los milicianos que dejaron a la víctima en el suelo mientras decía: << ¡Madre mía! ¡Madre mía!>> Don Jaime Clos cuando oyó los disparos se dirigió al Cementerio y encontró a Fernando Abriendo y cerrando la boca de la que salían borbotones de sangre.
El Hermano saperas había muerto perdonando. Casterás había cometido un crimen execrable. Acabada la guerra civil, huyó a Francia donde vivió muchos años después. Su hijo viajó un día hasta su pueblo natal -Curullada- para pedir al Párroco que acogiera los restos de su padre en el Cementerio local. <
En el Cementerio de Tárrega se puede leer esta inscripción:
<<AQUÍ YACE POR DEFENDER SU CASTIDAD RELIGIOSA.
FUE MARTIRIZADO EL 13-VIII1936,
EL HERMANO FERNADO SAPERAS
MISONERO HIJO DEL CORAZÓN DE
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