EL PAÍS, la monja Forcades y mentiras en cascada

En esta semana, en la que las noticias sobre la manifestación del día 17 Cada vida importa vienen y van, aparece Rosa Montero en la traca final de EL PAÍS con un artículo, La monja, que es el recolmo de la hipocresía. Trata del video-somnífero de Sor Teresa Forcades.  Admitiendo, y ahí tiene razón, que es un tostón, yo añadiría que delirante e infumable. ¿Por qué doña Rosita nos dice entonces: “Creo que conviene ver el video”?  pues se lo digo yo (que para eso estoy aquí), para que nos introduzcamos en el alucinógeno mundo de la monja Forcades, abortista y defensora de la píldora del día después (yo también me apunto a los eufemismos de EL PAÍS). Sor Teresa ya ha sido advertida por la Santa Sede para que se retracte, pero sor Teresa tiene un afán de protagonismo enfermizo. Vean 5 minutos del video (más puede dejar secuelas)  y yo que trato mucho con monjas, no he visto a ninguna tocándose tanto el pelo, el velo, la cara, gesticulando… acabé de los nervios. Maquiavelo  no le llegaba a EL PAÍS ni a la suela de la alpargata.

El mismo día en Opinión y con el título de Protesta calculada se dice: “Esa misma derecha que prepara su viaje a Madrid sabe que la mayoría de los padres apoya a sus hijas a la hora de tomar una decisión tan traumática”. Pero, ¡qué desvergüenza! Y sigue: “Pero sabe que el problema de la norma actual es que aboca a algunas jóvenes al aborto clandestino y, por tanto, peligroso para su salud y su vida” ¡Mentira también! En España hay clínicas abortistas con psiquiatras como socios y que tienen el tercer supuesto firmado de antemano, y eso ha acabado con lo que llaman “aborto clandestino”. Dicen muchas más memeces pero no me gusta alargarme mucho. Finalmente culmina la “sobrada” (como dirían mis hijas) con la repetida idiotez de “La interrupción voluntaria del embarazo es un derecho de las mujeres”. ¡Derecho! ¿Qué derecho? Me he leído los 28 puntos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nada, he buscado algún derecho de los padres sobre los hijos, no existen, nada, sólo derechos de los hijos, entre ellos el derecho a la vida. ¿De qué están hablando?

Y El mismo día leí que Enrique Miret Magdalena ha muerto. Que Dios tenga en su gloria a todos los que le buscan, aunque a veces sea por caminos diferentes .