El País, Millás y el Ideal.
por Paco Sanz
Juan José Millás, como ya he contado alguna vez, le confesó a Sánchez Dragó en la tele que tomaba barbitúricos para escribir. Como diría Zapatero (y perdonen que no pueda imitar su risa tonta):” no hace falta que lo jure”. (Si quiere usted saber cuándo lo dijo sólo tiene que preguntármelo) También le contó que escribía mejor con fiebre. Y, ¿qué tal con optalidones y fiebre?
En la barricada de EL País, que es su contraportada, nos cuenta Millás un cuento dirigido a sus lectores necesitados de orientación y consejo, y nos relata la historia de un hombre que “necesitaba una religión y se hizo católico”, “Ello le condujo a odiar a los homosexuales y a los mahometanos, por ese orden”. ¡Qué cosas! ¿De dónde habrá sacado este tío tan feo eso? Porque en el Catecismo de la Iglesia Católica sólo dicen cosas de “discriminación positiva” (como dirían ahora los cursis) y de comprensión hacia ellos. Y esto, precisamente, mal interpretado, es lo que ha dado con tantos “maripilis” buscando calor y acogida en la Santa Madre Iglesia. Pero…”la cabra tira al monte” y “el tigre no cambia de rayas” como diría mi amigo Adolfo.
Luego tras unos cuantos desvaríos más dice que al personaje de su cuento le salía “el odio de católico”.
De verdad que a este hombre se le ha ido la mano con las cosas que toma y no le venía nada mal unos días de descanso en la Trapa, pero lo que de verdad me preocupa es la cantidad de gente que veo entrando en misa con este puñetero periódico bajo el sobaco. Al final se tendrán que plantear, tarde o temprano a dónde les lleva su Ideal y si es que tan siquiera lo tienen.
Me refiero a los que van a misa con El País y a muchos curas “coleguitas” que son asiduos y luego les pasa como al Padre Lamet, (si tampoco saben que le ha pasado también se lo cuento, pero sin abusar) no a Millás que el pobre es un bufoncete de los que le pagan las facturas.
Por cierto, he cometido un pecado en privado, y en privado lo confieso. Llevado por el vicio, me he metido en internet en elpais.com y respecto a una noticia con unas declaraciones del cardenal Rouco en la plenaria, en Madrid, hacen unos comentarios los lectores, que se me ha puesto la carne de gallina. Los insultos al cardenal son escalofriantes, Anticristo, siniestro.. es lo más fino que le dicen.
P.D. A pesar de lo poco que me parezco al Cardenal Newman (voy a ir a su beatificación a Inglaterra el 19 de Septiembre) me encanta una reflexión que hace de cuando no era todavía católico y lo anhelaba. Hablando de la Iglesia dice: “reconocí el movimiento de mi Madre espiritual. Incessu patuit dea. (“En su modo de andar dejó ver que era una diosa”, Eneida).La renuncia de sus ascetas, la paciencia de sus mártires, la irresistible resolución de sus obispos, el impulso gozoso de su marcha me exaltaban a par que me abatían.”(Si quieren saber donde lo dice, por esta vez se lo cuento, está en Apologia pro vita sua)
¡Felicidades José Antonio y Laura!