Ser Valientes
El mandato de Jesús de be ser obedecido frente a los hombres que desean pararlo. Los apóstoles son valientes frente a todas las dificultades que los hombres les colocan.
Pentecostés marcó la diferencia entre ellos y todos los judíos. San pedro es el ejemplo. Antes una criada le asusta; ahora cinco mil barbudos no le dan miedo. Lo que sucedió entonces, sigue sucediendo en los mártires de hoy.
“Desde Pentecostés, ya no hay hombres <solos>. Experimentan esa especial energía que les hace descentrarse de sí mismos y les hace decir: <<nosotros y el Espíritu Santo>> o <<el Espíritu santo y nosotros>>. Sienten que no pueden decir <yo> solo, son hombres descentrados de sí mismos. Fortalecidos por esta alianza, los apóstoles no se dejan atemorizar por nadie. ¡Tenían un valor impresionante! Pensemos que eran unos cobardes: todos escaparon, huyeron cuando Jesús fue arrestado. Pero, de cobardes se volvieron valientes. ¿por qué? Porque el Espíritu Santo estaba con ellos. Lo mismo nos pasa a pasa nosotros si tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros; tendremos el valor de seguir adelante, el valor de ganar tantas luchas, no porque somos nosotros, sino porque el Espíritu está en nosotros. No retroceden en su marcha de intrépidos testigos de Jesús Resucitado, los mártires de todos los tiempos, incluidos los nuestros”.
La determinación de anunciar a Jesús hace temblar al sistema religioso judío. Se siente amenazado y responde con violencia. No falta una voz sensata. La persecución de los cristianos es siempre la misma: las personas que no quieren el cristianismo se sienten amenazadas y así y así dan muerte a los cristianos. Pero en medio del Sanedrín, se alza una voz diferente de un fariseo que decide contener la reacción de los suyos: se llamaba Gamaliel, hombre prudente, <<doctor de la ley, estimado por el todo el pueblo>>. En su escuela san Pablo aprendió a observar <<la ley de los padres>>”.
La historia demuestra que Dios siempre triunfa. Que los proyectos humanos duran un tiempo; incluso deslumbran, pero se apagan. Muchos de nosotros hemos sido testigos. Los proyectos humanos siempre fracasan; tiene un tiempo, como nosotros. Pensad en tantos proyectos políticos, y cómo cambian de un lado a otro, en todos los países. Pensad en los grandes imperios, pensad en las dictaduras del siglo pasado. Se tenían por muy poderosas. Se creían que controlaban el mundo. Y luego, todas se derrumbaron. Pesad también en los imperios de hoy: se derrumbarán, si Dios no está con ellos. Pensad también en los en los imperios de hoy: se derrumbarán, si Dios no está con ellos. Porque la fuerza que los hombres tiene en sí mismos no es duradera. Solo la fuerza de Dios perdura. Pensemos en la historia de los cristianos, también en la historia de la Iglesia, con tantos pecados, con tantos escándalos, con tantas cosas malas en etos dos milenios, ¿Y por qué no se ha derrumbado? Porque Dios está ahí. Somos pecadores, y a menudo también damos lugar a escándalos. Pero Dios está con nosotros”.