El Sufrimiento del Papa Francisco
La experiencia del dolor y del sufrimiento es una constante en la vida de las personas. En mayor o menor escala nos afecta siempre desde que nacemos hasta que morimos. Por este motivo es importante dar sentido al dolor y al sufrimiento.
No podemos ser masoquistas. El dolor y el sufrimiento no tiene sentido en sí mismos. Hay que abrir la ventana de la fe para que tenga horizonte y un horizonte de eternidad.
El papa Francisco recibió a los hijos del beato Luigi Novarese que celebraban el centenario de su nacimiento. Este hermano nuestro tuvo una experiencia personal de sufrimiento que leída a la luz de la fe le marcó para atender con gran cariño a los enfermos.
Comienza el Papa recordando la experiencia del sufrimiento en las personas y en Jesús. “Quisiera recordar con ustedes una de las bienaventuranzas: > Mt 5, 4. Con esta palabra profética, Jesús se refiere a una condición de la vida terrena que no falta a nadie. Hay quien llora porque no tiene salud, quien llora porque está solo o es incomprendido…Los motivos del sufrimiento son muchos. Jesús experimentó en este mundo la aflicción y la humillación. Ha recogidos los sufrimientos humanos, los ha sumido en su carne, los ha vivido hasta el fondo uno a uno. Ha conocido todo tipo de aflicción, aquellas morales y aquellas físicas: ha experimentado el hambre y el cansancio, la amargura de la incomprensión, ha sido traicionado y abandonado, flagelado y crucificado”
El dolor no es una realidad valiosa en sí misma. Existen modos de vivir el dolor que no entran en la bienaventuranza de Jesús. “Pero diciendo >, Jesús no pretende declara como feliz una condición desfavorable de la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo, sino una realidad que Jesús nos enseña a vivir con actitud justa. De hecho, existen formas correctas y formas equivocadas de vivir el dolor y el sufrimiento. Una actitud equivocada es aquella que vive el dolor de forma pasiva, dejándose llevar con inercia y resignación. También la reacción de la rebelión y del rechazo no es una actitud justa”.
Vivir el dolor como santificador y apostólico tiene otro sentido: “Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y y esperanza, colocando el amor de Dios y del prójimo también el el sufrimiento: el amor transforma todas las cosas. Precisamente esto les ha enseñado el beato Luigi Novarese, educando a los enfermos y a los discapacitados a valorizar su sufrimiento como una acción apostólica llevada adelante con fe y amor por los demás. Él decía siempre:>.Una persona enferma, discapacitada, puede convertirse en apoyo y luz para otros sufrientes, transformando así el ambiente en que vive.
Con este carisma ustedes son un don para