Las Lágrimas del Papa Francisco
En la homilía del 2 de mayo el papa Francisco hizo una confidencia. Había llorado. Sin duda con amargura por la crucifixión de varios cristianos en Siria. “Al respecto el Papa ha reconocido haber llorado cuando ha visto en los medios la noticia de cristianos crucificados en un cierto país no cristiano. También hoy existe esa gente que en nombre de Dios, mata, persigue. Porque también hoy vemos muchas personas que como los apóstoles son felices de ser juzgados dignos de padecer por el nombre de Jesús”.
Esta actitud del Papa es formidable. Nos coloca ante la realidad histórica y actual. Pertenecemos a una Iglesia mártir y se nos olvida. En general, los creyentes tenemos poca memoria. Sucede aquí lo que en la resurrección del Señor: “A la mañana siguiente, pasado el día de la preparación, acudieron, en grupo, los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor estando en vida anunció: A los tres días resucitaré. Por eso ordena que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: Ha resucitado de entre los muertos. La última impostura sería peor que la primera”. (Mt 27, 62-64)
Son los enemigos de la fe los que nos ignoran en sus medios de comunicación pero recuerdan sus cosas con gran facilidad. Un ejemplo d esto lo tenemos en España con la memoria histórica.
Es motivo de gloria pertenecer a
Nunca los verdaderos creyentes han encontrado tiempos fáciles en la fidelidad a Jesucristo, su Señor. Más bien deberíamos preguntarnos hacia donde caminamos cuando no molesto ni interrogo a nadie. ¿No será porque llevo seguimiento de Jesús comodón, acomodaticio y sin garra? ¡Qué pena de creyente, Dios mío!
Y siempre de buenos modos, que lo cortés no quita a lo valiente.