Navidad con el Papa Francisco

Es tiempo de FELICITACIONES y os envío la mía con especial afecto.

   Una NAVIDAD que se quedara en palabras bonitas y tarjetas preciosas, sería una NAVIDAD demasiado pobre. En cada una de nuestras felicitaciones debe ir un corazón entregado y gozoso. El nuevo acontecimiento de la presencia del Señor suscita en nosotros un encuentro gozoso con nuestros hermanos.

   Celebramos, de nuevo, el misterio de la presencia del Redentor hecho hombre con la misma fuerza salvadora de la primera vez. El acontecimiento no falla. Nuestra acogida puede ser problemática.

    El acontecimiento de la Encarnación–Nacimiento es el mayor hecho acontecido en la historia del mundo. “Hay más distancia de Dios a hombre que de hombre a cruz”. (Juan de Ávila)

    El papa Francisco ha orientado certeramente nuestra vivencia navideña.

    Desde el Nacimiento del Señor, la tierra no es solo un valle de lágrimas. Es lugar donde Dios ha puesto su morada para compartir con el hombre su dolor y su alegría, abriendo un camino de esperanza hacia el cielo de donde  Él ha bajado y a donde Él debe regresar.

    Sorprende que Jesús no haya llegado hasta nosotros en unas condiciones ideales. Ha decidido habitar esta tierra llena de conflictos: guerras, envidias, divisiones y maldades. También aquí la fuerza de su gracia se muestra en la debilidad de nuestra carne. Cada uno de nosotros sufre esta realidad en su corazón. Es Dios con nosotros. Es nuestro compañero de camino. Dios se puesto de nuestro lado de una vez para siempre. No simplemente  para contemplar nuestras miserias, sino para arrancarnos de ellas, para salvarnos.

    El Nacimiento de Jesús nos recuerda que hemos sido inmensamente amados. Este amor entregado nos estimula para superar nuestras fatigas y nuestras tristezas. Nos estimula para superar nuestras fatigas y nuestras tristezas. Son las circunstancias del camino que Él sufrió primero.

   Dos consecuencias saca el papa Francisco para este tiempo del Nacimiento del Nacimiento de Cristo que nos pueden ayudar a celebrarlo mejor.

    1ª Él bajó del cielo a la tierra. No se muestra aquí como el dios poderoso del Sinaí sino como un niño pequeño y pobre. Necesitado de cuidados. Nuestra relación con las personas no puede ser sobresalir para aplastar, sino desarrollar valores para servir. “Es cosa fea cuando se ve un cristiano que no quiere abajarse, que no quiere servir, que se pavonea en todas partes.¡Es feo! ¡No es un cristiano, es un pagano! ¡El cristiano sirve y se abaja! ¡Hagamos esto de forma que nuestros hermanos y hermanas no se sientan solos!”

     2ª La presencia de Jesús en el mundo ha sido profunda. Hasta convertirse en uno de nosotros. Implica que cualquier acción hecha a los hermanos, se la hacemos a Él.

     Es el camino nuevo de la Navidad. Cada uno debemos recorrerlo en nuestra propia senda. Algunos pueden influir en el aspecto internacional,  otros tenemos recorrido menos brillante: los hermanos de comunidad, la familia, compañeros de trabajo, etc.

    ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!