Evangelizadores con Espíritu
La exhortación Evangelii Gaudium ilumina aspectos importantes de nuestro quehacer apostólico.
Cuando una persona tiene motivaciones interiores que dan sentido a su vida, decimos que tiene espíritu. Una persona sin espíritu es lánguida y no aporta entusiasmo a la tarea diaria. Siempre contempla las dificultades, lleva su trabajo como una tarea pesada o simplemente tolerada. Estas actitudes no sirven para la evangelización. Por esta razón dice el papa Francisco: “¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!” (261)
También el Papa es muy consciente de que ninguna palabra humana es capaz de provocar la entrega de una persona. Solo el Espíritu de Jesús puede realizar esa maravilla. “En definitiva, una evangelización con Espíritu, es una evangelización con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de
A continuación el Papa nos da un retrato de los evangelizadores y de los peligros que acechan por la derecha y la izquierda. “Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan.” (262)
La oración del apóstol no puede ser una oración de propuestas místicas sin un compromiso de acción misionera; espiritualidad oculta e individualista. Así la oración se convierte en una excusa para la entrega de la persona. La privatización de la vida interior conduce a una falsa espiritualidad.
Tampoco sirve para la acción misionera discursos o praxis sociológicas o pastorales sin fuerza interior que cambie el corazón. Son propuestas que llegan a grupos reducidos, mutilan el Evangelio y carecen de fuerza transformadora.
Siempre hay dar un espacio interior que dé sentido cristiano a nuestra actividad externa. “Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante de
Nos tiene que animar el ejemplo de los primeros cristianos. Soñamos cuando pensamos que la trasmisión del Evangelio fue fácil. Las páginas de los Hechos de los Apóstoles nos manifiestan que ya en la primera generación cristiana había mentirosos y dormidos frente a entregados y dispuestos al martirio. “ En todos los momentos de la historia están presentes la debilidad humana, la búsqueda enfermiza de sí mismo, el egoísmo cómodo y en definitiva, la concupiscencia que nos acecha a todos. Eso está siempre, con u ropaje o con otro; viene del límite humano más que de las circunstancias. Entoces no digamos que hoy es más difícil; es distinto. Pero aprendamos de los santos que nos han precedido y enfrentaron y enfrentaron las dificultades propias de su época.” (263)