Mártires de la Persecución Religiosa
Nuestros lenguajes nos descubren nuestro modo de pensar. El leguaje nunca es neutro. Lleva sentido y a veces metralla mortífera.
Desde este punto de vista, la homilía del Cardenal Amato en la beatificación de los 522 Mártires de
Purifiquemos nuestro lenguaje y nos dejemos intoxicar por los enemigos de la fe. Los Mártires beatificados en Tarragona y los beatificados anteriormente, no son Mártires de la guerra civil sino de una persecución religiosa contra
El Cardenal Amato lo ha expresado con toda claridad:
“En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años 30 (treinta),vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando Iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico. El Papa Pío XI (once) con la encíclica Dilectissima nobis, del 3 (tres) de junio de 1933 (mil novecientos treinta y tres), denunció enérgicamente esta libertina política antirreligiosa.
Recordemos de antemano que los mártires no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, que se proponía el extermino programado de
No caigamos la trampa. Si fueran muertos en la guerra, nos los pueden comparar con otros muchos que en la guerra murieron por motivos políticos distintos. Los muertos por motivos políticos tendrán héroes en los dos bandos.
Nuestros mártires son protagonistas por motivos distintos y en circunstancias diversas. Ellos no empuñaron armas, no sembraron odio y fueron vilmente maltratados por amor a Jesucristo y a su Madre Virgen.
Por justicia no pueden entrar entre los que empuñaron las armas o murieron por motivos políticos, incluidos algunos Sacerdotes o seglares relevantes en la vida de algunas regiones españolas.