La única receta para reducir la pobreza
La única receta para reducir la pobreza
por No robarás
Todo cristiano y persona de buena voluntad debería defender como objetivo moral y económico reducir la pobreza, que no el objetivo ideológico de eliminarla. Pobres los tendremos siempre con nosotros, ya nos adelantó el Señor.
¿Estaría Vd. de acuerdo con que la forma más eficaz y duradera para reducir la pobreza es mediante la creación de riqueza? «Henchid la tierra y sometedla». Que la riqueza crezca no es solo un objetivo económico, sino también un deber moral, y la tierra nos ofrece recursos en abundancia para que con nuestro ingenio esto así sea.
El reto moral y económico para reducir la pobreza es, primero y ante todo, crear riqueza. Y la forma más segura de reducir la pobreza y, en general, mejorar el nivel de vida, y es aquí donde le pido al lector que despierte, es conseguir que aumenten lo más posible los intercambios voluntarios libres de engaño. Tan simple como esto, y cuantos más, mejor. Y esto no es «ideología capitalista», sino es una verdad axiomática. O si no, que alguien me demuestre que no es así.
Por definición, si dos personas libres y responsables aceptan voluntariamente un intercambio es porque ambas esperan beneficiarse. Jamás intercambiaré voluntariamente 70 céntimos por una barra de pan si con eso no consigo que mi situación mejore, si no valoro la barra de pan más que los 70 céntimos que entrego, salvo que con violencia y engaño me fuercen. El panadero, por su parte, jamás accederá a intercambiarme mis 70 céntimos por su barra de pan, si no piensa que su situación mejora también.
No confundamos valor y precio. En un intercambio voluntario en condiciones de justicia y de libertad, ambas partes valoran más lo que reciben que lo que dan, ambas partes mejoran su situación tras un intercambio voluntario, aunque no tienen por qué mejorarla en igual medida, ante todo, porque no se puede medir.
¿Qué sucede si en vez de un solo intercambio libre y voluntario en la sociedad se multiplican por millones, cientos de millones los intercambios libres y voluntarios? Poco a poco la sociedad va mejorando. Si los intercambios son voluntarios, y se dan sin engaño, esto es axiomático.
Entonces, ¿qué hay que hacer para reducir la pobreza? El secreto ya lo sabe: conseguir el mayor número de intercambios voluntarios posibles libres de engaño. Tan simple como eso, y tan difícil de conseguir mientras haya poderes que no estén dispuestos a respetar nuestra libertad. Hay que eliminar todo impedimento a que la gente haga tantos intercambios voluntarios como pueda en condiciones de justicia y libertad.
Donde no se den intercambios voluntarios en condiciones de justicia y libertad se está poniendo un freno a la reducción de la pobreza y a la mejora del nivel de vida. Esto es una responsabilidad moral y económica sería.
Donde el Estado o los grupos violentos lo controlan todo, lo ordenan todo, lo planifican todo, la pobreza no se reduce, como ha sucedido de forma sistemática en los regímenes colectivistas. Donde la violencia, la corrupción, y el engaño están detrás de los intercambios la pobreza aumentará, como sucede hoy de forma alarmante en África, ante la pasividad dolosa de la comunidad internacional.
En una sociedad que quiera prosperar, el Estado se debe limitar a defender la vida y la propiedad, y a prohibir con toda la energía que la sociedad le ha otorgado, que para eso se la ha otorgado, el engaño y la violencia.
¿Qué se les podrá decir a los que desconfían de la libertad, a los socialistas (ya sean en España del PSOE o del PP), a los que no aceptan que Dios haya creado al hombre con una voluntad libre y una inteligencia creadora a su imagen y semejanza?
Redistribuir aquello que poseemos es un apelo serio a nuestra conciencia. Dios ama al que da con alegría. Sin embargo, quedarse solo o como principal medida para la reducción de la pobreza en la redistribución de lo que hay ni es una solución eficaz ni es duradera. «Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida». Solo redistribuir es la solución miope del que no se ha dado cuenta cómo históricamente donde ha mejorado el nivel de vida ha sido mediante la creación de más riqueza. El pastel lo tenemos que seguir haciendo crecer.
Y por supuesto, buscar la redistribución mediante la violencia del Estado, salvo en casos de necesidad absoluta y objetiva, o de otros grupos armados es la postura inmoral de quien defiende que «el fin justifica los medios». De aquí se sigue fácil a un crecimiento tumoral del Estado y a la amoralidad generalizada de la sociedad, como nos lo sigue demostrando el muy socialdemócrata «Estado del Bienestar».
Si Usted está a favor de reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida allí donde haga falta, apueste decididamente por los intercambios voluntarios, y pida al Estado que nos proteja de la violencia, del engaño y de nada más.