Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Novena a San Telmo


El bienaventurado Pedro González, llamado comúnmente San Telmo, que dejó este mundo poco después del Domingo de Resurrección, nos ha mostrado de un modo cercano que Dios está con nosotros para hacernos resucitar a la vida eterna (cf Dei Verbum 4).

por Guillermo Juan Morado

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Patrono de Tui, de la Diócesis de Tui Vigo y Protector de los hombres del mar.

Los santos son el fruto de la Pascua de Cristo. El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa con claridad al tratar sobre el santoral en el año litúrgico.

Recogiendo la enseñanza de la constitución Sacrosanctum Concilium, afirma: “Cuando la Iglesia, en el ciclo anual, hace memoria de los mártires y los demás santos ‘proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que padecieron con Cristo y han sido glorificados con Él’” (n. 1173).

Es verdad que los santos son modelos e intercesores, pero lo son porque en ellos se ha cumplido el misterio pascual; misterio de muerte y de vida, de cruz y de gloria; misterio de tránsito, de paso de este mundo al Padre.

El bienaventurado Pedro González, llamado comúnmente San Telmo, que dejó este mundo poco después del Domingo de Resurrección, nos ha mostrado de un modo cercano que Dios está con nosotros para hacernos resucitar a la vida eterna (cf Dei Verbum 4).

De hecho, aunque el Martirologio Romano señala como día de su fiesta el 14 de abril, en la ciudad de Tui y en la diócesis de Tui-Vigo, de las cuales es el principal patrono, su solemnidad se celebra el lunes de la segunda semana de Pascua.

Se hace así singularmente elocuente la conexión que vincula la santidad de los fieles al misterio pascual.

¿Quién es el bienaventurado Pedro González, a quien veneramos con el nombre de San Telmo? La cronología de su vida terrena es, como la de muchos santos antiguos, imprecisa.

Nacido en Frómista (Palencia, España), probablemente en 1190, Pedro González llegó a ser canónigo y deán de la catedral de Palencia.

En un determinado momento, cambia la orientación de su vida e ingresa en el convento dominicano de San Pablo, en Palencia. Es ordenado sacerdote y se dedica al ministerio de la predicación.

Acompañó, como confesor del Rey y capellán del ejército, a San Fernando en las campañas de reconquista del Sur de España.

Dejada esa tarea, se traslada al convento compostelano de Santo Domingo de Bonaval y, teniendo Santiago de Compostela como punto de referencia, se dedica a predicar, sobre todo en Galicia y en el Norte de Portugal.

Murió en Tui y los historiadores señalan como fecha más segura de su fallecimiento el mes de abril – quizá el 14 o el 15 - del año 1246.

La existencia de un culto inmemorial a San Telmo es un hecho indiscutible. Un culto que parte del mismo momento de su muerte, que ratificó la fama de santidad que le acompañó en vida. Se le atribuyeron muchos milagros y su devoción se extendió en seguida a numerosos lugares, particularmente de España, de Portugal y de América, además de en la Orden de Predicadores.

San Telmo ha sido y es invocado especialmente como protector de las gentes del mar.

La confirmación oficial del culto a fray Pedro González – equivalente a una beatificación - la dio el Papa Benedicto XIV el 13 de diciembre de 1741.

El Papa Pío IX declaró y confirmó a San Telmo como patrono principal de la diócesis de Tui el 12 de diciembre de 1867.

Con esta Novena, que escribo por sugerencia de la tudense Cofradía de San Pedro González Telmo, deseo contribuir, aunque sea modestamente, a que, por la intercesión de San Telmo, Dios nuestro Padre nos ilumine con la luz de su gracia en las tempestades de esta vida, para que podamos alcanzar el puerto de la eterna salvación.

Guillermo Juan Morado, Canónigo de la S.I.C. de Tui-Vigo. La Editorial CCS publicará en breve la "Novena a San Telmo", del autor de este artículo.
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