Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Masonería sin tapujos


La masonería en Estados Unidos, al margen de la opinión que nos merezca a cada uno de nosotros, es una asociación perfectamente abierta y sin tapujos que funciona a plena luz del día y que todo el mundo puede saber si un político es o no masón.

por Vicente Alejandro Guillamón

He observado en la última excursión a Estados Unidos, algo que ya había advertido en viajes anteriores, pero que ahora he prestado más atención al hecho, para contrastarlo con la cosas que pasan en España. Me refiero a la presencia pública de la masonería en aquel país. En su día vi en Denver, y naturalmente me sorprendió un tanto por mi condición de pardillo, un edificio grande, macizo, cuadrado y de aires neoclásicos solemnes, en cuyo frontis había una letrero con letras doradas bien visibles en la que podía leerse -traduzco-: Templo masónico del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Me contó mi hija que en las fiestas solemnes de la orden, puede verse entrar o salir a señores -y sólo señores- endomingados y de aspecto respetable, con los mandiles puestos, sin que nadie se asombre ni mucho menos se alarme. Vamos, igual que cuando vemos entrar o salir a la gente de una misa en un templo católico. O sea, todo dentro de la más absoluta normalidad. Dicho templo masónico se halla a espaldas del capitolio del estado de Colorado, un edificio a imitación del capitolio nacional de Washginton, pero a escala más reducido, aunque aquel tiene algo que no tiene el segundo: la cúpula totalmente cubierta con una lámina de auténtico oro, expresión de la época de la fiebre del oro que convulsionó a este territorio etonces de frontera. Una fanfarronada de sus primeros gobernantes que ahí ha quedado para orgullo de los denveritas. Casí enfrente del templo masónico, encontramos la catedral metropolitana de la Inmaculada, de fábrica neogótica y mucho mármol en torno al altar mayor. En ella tuvmos ocasión de ver una boda por todo lo grande de italianos, muy concurrida y con algunos tipos que parecían traídos de la mismísima Sicilia. La novia llegó con una limusina blanca de ocho metros y medio, que lo sé porque tuve la curiosidad de medirla a pasos. Detrás de la catedral católica se halla la catedral episcopaliana. Es decir, que los "poderes" políticos, religiosos e ideológicos reunidos en un "palmo" de terreno dentro del corazón de Denver. En el reciente viaje he podido ver algunos templos o sedes masónicas más abiertas a la calle y perfectamente identificadas, con su anagrama en la fachada de la escuadra y el compás con la letra G -God, Dios- en el centro. En Nueva York vi, recorriendo sus calles -¡qué caminatas, Cielo santo!- al menos dos, y una tercera, que recuerde ahora, en Bethany, una pequeña ciudad costera del diminuto estado de Delewer. Camino del supermercado encuentras, a una lado de la calle principal, la iglesia católica de Santa Ana, y al otro, muy próxima a este última, la iglesia de los llamados "Discípulos de Cristo", que no sé a qué rama protestante pertenecen, aunque me dio la impresión de que eran pentecostales, y muy poco más allá el templo masónico con su identificación correspondiente. Personalmente conozco a un señor, vecino de mi hija, excelente vecino por más datos, que no oculta en absoluto su pertenencia a la orden. Es más, tiene un coche en cuya matrícula figura la escuadra y el compás con una leyenda abajo que dice, "familia masónica". La masonería en Estados Unidos, al margen de la opinión que nos merezca a cada uno de nosotros -yo tengo escrito un libro sobre la borrascosa, truculenta y nefasta historia de la masonería española, que algún día espero que vea la luz- es una asociación perfectamente abierta y sin tapujos que funciona a plena luz del día y que todo el mundo puede saber si un político es o no masón, como se sabe a qué Iglesia pertenece y los negocios que le son propios o de su familia. Todo claro y transparente. De otro modo, esto es, si la masonería tuviera la menor veleidad secretista y subterránea, los tribunales se le echarían encima y acabarían con su actividad. Entonces, la pregunta que de inmediato nos viene a todos a la cabeza es: ¿por qué los masones españoles son todos tan misteriosos y opacos?, ¿por qué se esconden de la luz del sol como si fueran topos?, ¿es tan grave lo que tiene que esconder?, ¿por qué no podemos saber cuantos masones hay en el Gobierno de la nación? Sospecho, por ciertos indicios, que la mayoría, empezando por el presidente. Igual que ciertas autonomías, como la catalana, la andaluza y alguna otra más. ¿Y en el PP? Al menos dos altos dirigentes si no estoy muy confundido. ¿Y cuántos y en qué cargos dentros de la Magistratura? ¿Y en la Educación? ¿Y en..,. y en...? España puede ser un país dominado por la masonería y los ciudadanos sin enterarse. Vicente Alejandro Guillamón
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