Oé, oé....¡Aquí estamos! ¡Sepan que existimos!
Han pasado más de treinta años desde la llegada de la democracia y, a pesar de que se las prometían muy felices tras la dictadura franquista, el protestantismo español sigue hundido en la miseria estadística, en la nulidad mediática, en la casi total insignificancia social.
¿Alguien se imagina a los bautistas del sur de los Estados Unidos pidiendo que el presidente de esa nación no jure su cargo ante la Biblia? ¿A alguien se le pasa por la cabeza que los presbiterianos "yankees" protestaran por que el predicador evangélico Billy Graham haya sido quien ha tomado dicho juramento a los últimos presidentes de ese país? Pues en España tenemos unos protestantes que, con tal de llamar la atención, con tal de tener medio minuto de gloria mediática, con tal de demostrar que ellos son antes anticatólicos que cristianos, se sitúan junto a Llamazares para pedir que se retire los símbolos religiosos de los actos públicos. Seamos serios. Salvo César Vidal Manzanares -y, por desgracia, el padre de Mari Luz- no existe en este país un solo protestante con repercusión pública en estos momentos. Han pasado más de treinta años desde la llegada de la democracia y, a pesar de que se las prometían muy felices tras la dictadura franquista, el protestantismo español sigue hundido en la miseria estadística, en la nulidad mediática, en la casi total insignificancia social. España puede que haya dejado de ser católica, pero es obvio que tiene muy poco interés por ser protestante. Tan es así, que aun hoy la mayor parte de los españoles, incluidos los medios de comunicación, no saben llamar a los evangélicos por su nombre, pues les llama "evangelistas". Eso sí, los que representan oficialmente a estos "hermanos separados" no pierden oportunidad alguna para arremeter contra la Iglesia Católica. Estoy por asegurar que desde que la FEREDE y la AEE existen no han emitido un puñetero comunicado sobre la Iglesia Católica en el que no sean críticos con la misma. Siempre que hablan del catolicismo es para criticarlo. En ellos se cumple aquello de "antes anticatólico que cristiano". Tengo la impresión de que a la mayor parte de los protestantes españoles no les importa lo más mínimo que haya un crucifijo y una Biblia en la jura de ministros ante el Rey. Dudo que a la mayoría les moleste que haya representantes públicos en los funerales de las víctimas del terrorismo cuando éstas son católicas. Pero tampoco hacen nada para protestar contra lo que sus representantes oficiales dicen y hacen. Seguramente porque la mayoría piensa que maldita la falta que les hace tener dichos representantes. El evangélico medio piensa que ya tiene bastante con ocuparse de las cosas que pasan en su congregación como para tener que estar pendiente de lo que digan feredes, aees, iees y demás siglas. Pues yo creo que ya va siendo hora de que se preocupen, porque la imagen que desde esas siglas se están dando no ayuda desde luego a la causa de su evangelio. El gran "avivamiento" que yo oí "profetizado" hace 15 años, y que ya había sido anunciado años atrás, no llega. Esto no es Latinoamérica, señores míos. Lo que allí vale, aquí no funciona. Así no vais a ninguna parte. Así no conseguiréis ser "alguien" en España. Vuestro decimonónico y patético anticatolicismo puede servir para que los laicistas radicales os pasen la mano por el hombro y os usen como los tontos útiles de su estrategia político-social. Pero esos mismos que hoy os usan, mañana os pisotearán, simple y llanamente porque sois cristianos. Si seguís por el camino que os habéis marcado, sin duda se cumplirá aquello que dice la Escritura: "el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros" (Rom 2,24). Luis Fernando Pérez Bustamante
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