Pere tendrá su peli
El Pere que se jugó la vida por plantar cara a los que explotaban a sus gentes es el mismo Pere que escribe una carta a Castro, en la que le considera compañero de camino y alaba su proceder.
por Patianus
Causalidades de la vida –sí, he escrito causalidades, no casualidades-, el obispo catalán más conocido en todo el mundo durante las últimas décadas no ha desempeñado su labor en tierras catalanas sino allende los mares, en el país de las playas despampanantes, la selva profunda, el gran río, el fútbol preciosista, el carnaval más carnal y la samba. También es el país de las favelas, de los explotadores sin escrúpulos que asesinan a quienes les plantan cara, de la gran esperanza blanca, ya un tanto aguada, de la izquierda latinoamericana. Hablamos, ¿cómo no?, de Monseñor –lo siento, pero ese es el trato para los obispos- Pere Casaldàliga y del Brasil de Lula da Silva. Hemos sabido por la prensa que va a realizarse una película sobre su vida, basándose en el libro Descalç sobre la terra vermella (Descalzo sobre la tierra roja) publicado hace 9 años por el periodista Francesc Escribano. El proyecto está en su primera fase, que es la de adaptación del libro como guión de la película, tarea encargada al oscarizado Marcos Bernstein, y todo parece indicar que el rodaje tendrá lugar en la primavera y verano del próximo año. Casaldàliga es una figura emblemática para el progresismo eclesial en todo el mundo. De entre todos los obispos afines a la Teología de la Liberación, él ha sido sin duda el más mediático. Ha sido tan defensor de los derechos de sus fieles contra los terratenientes y paramilitares, como ardiente defensor de la dictadura castrista. El Pere que se jugó la vida por plantar cara a los que explotaban a sus gentes es el mismo Pere que escribe una carta a Castro, en la que le considera compañero de camino y alaba su proceder. Es el típico problema de la izquierda política y eclesial: los malos dejan de ser malos si son de los nuestros. La relación del obispo Pere con Roma ha sido de lo más variada. En sus primeros años como obispo en su diócesis de Sao Felix do Araguaia, recibió el apoyo explícito de la Santa Sede. Cuando en cierta ocasión estaba claro que los pistoleros a sueldo de los terratenientes iban a asesinarle por revolucionar a los campesinos, Pablo VI envió un mensaje, muy claro y directo, a los responsables de la dictadura militar brasileña: “Tocar a Pere es tocar a Pablo”. Parece ser que aquel aviso le salvó la vida. Pero cuando Juan Pablo II accedió al pontificado y vio que la teología de la liberación estaba siendo una herramienta fundamental de la Komintern comunista para controlar todo el continente americano al sur de los Estados Unidos, las relaciones entre el obispo catalán en Brasil y el Vicario de Cristo se enturbiaron. Aquel que había sufrido la opresión del comunismo en su tierra natal, no podía entender ni aceptar que se quisiera cambiar la opresión de los pobres en Latinoamérica a manos de dictaduras militares y gobiernos corruptos, por la opresión a manos de dictaduras comunistas. Y menos con la excusa de un Cristo revolucionario que poco o nada tiene que ver con el de los evangelios. Pere Casaldàliga vive ya jubilado en la diócesis donde desempeñó su ministerio episcopal. La película sobre su vida puede ser la corona final a su repercusión mediática en un mundo que ya tiene los dos pies en el tercer milenio. Pero probablemente la historia le recuerde como aquel que con una mano defendía a hombres y mujeres de la injusticia, y con la otra acariciaba el lomo del mayor dictador que Latinoamérica ha tenido en la historia moderna. Finalmente el juicio sobre Pere, como el de todos, queda en manos de Dios. A su misericordia le encomendamos mientras está en vida con nosotros. Germinans germinabit
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