Extranjero en su tierra
La fe y la cultura son inseparables y cuando se distancian el daño es para las dos, pero más aún para la propia cultura y para quien la recibe mutilada, pues sin la religión la cultura es incompleta.
Vosotros (los representantes del arte y de la cultura checa) habéis sido testigos del intento de quitar a vuestra cultura, a vuestra vida y a vuestro futuro, la dimensión espiritual y religiosa. Si ese intento hubiese logrado su objetivo y os hubieseis convertidos en sordos y ciegos ante valores como la fe, la Biblia, Iglesia, habríais sido extranjeros en vuestra tierra. Habríais perdido la clave para comprender tantos aspectos de la filosofía, la literatura, la música, la arquitectura, las expresiones del espíritu en vuestra tradición y en la europea». Así habló Juan Pablo II en su discurso a los intelectuales checos, recordándoles que la fe y la cultura son inseparables y que, cuando se distancian, el daño es para las dos, pero más aún para la propia cultura y para quien la recibe mutilada, pues sin la religión la cultura es incompleta. A este propósito, Martín Descalzo se preguntaba si, quienes así actúan, se dan cuenta de que empujan a los españoles del mañana a ser extranjeros en su propia tierra. Además, un ser racional siente la necesidad de plantearse preguntas fundamentales. Qué es el hombre. Cuál es el sentido del mal, del dolor, de la muerte. Qué valor tiene la vida honesta, renunciar a algo por el bien ajeno. Qué hay tras la muerte. Si no sabe responder a estas preguntas, tampoco sabrá responder a las que constituyen la base de su actuar moral: ¿cómo vivir? ¿qué he de evitar? Porque la crisis moral es la expresión de una crisis mas profunda: desconocer la verdad de su ser. La crisis se da porque el hombre es un ser inexorablemente moral. Dado el carácter libre de su persona, situarse en la verdad de su ser, es imprescindible para que la actuación humana sea verdaderamente libre. Fe y Razón Ricardo Mª Carles, cardenal.
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