Domingo, 24 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los cinco defectos de Jesús


¿Puede haber una superstición tan grande, tan fortalecedora? Nueve años en una minúscula celda de aislamiento, cuatro más de cárce;, y el protagonista vive esperando, confiando, amando, y lleno de paz.

por José F. Vaquero

Opinión

Hace veinticinco años un vietnamita salía, tras una durísima prueba, de una cárcel vietnamita. Había ingresado trece años antes, y buena parte de ese tiempo, nueve años, los pasó en una minúscula celda de aislamiento. ¿Motivo de la condena? Amenaza al régimen comunista, es decir, ser católico. A pesar de las duras condiciones de su prisión, su esperanza inquebrantable en Jesús despierta la admiración e incomprensión de sus vigilantes. En el año 2000, cuando este personaje heroico, Monseñor Francois-Xavier van Thuan, predicó los ejercicios espirituales a Juan Pablo II dejó traslucir esta esperanza contra toda esperanza.

“¿Por qué lo ha abandonado usted todo: familia, poder, riquezas, para seguir a Jesús? ¡Debe de haber un motivo muy especial!”, le preguntaban sus carceleros, descolocados ante su firmeza humana. ¿Puede haber una superstición tan grande, tan fortalecedora? Su respuesta, un tanto provocativa, la sintetizó en “los cinco defectos de Jesús de Nazaret”, ese Hombre que nos enseñó a ser hombres, incluso a quien no cree en su divinidad. El amor (Amor) de un Hombre es lo que cambia el corazón; y el cristiano, antes que cristiano, o precisamente su misma condición, debe ser plenamente hombre.

Primer defecto: Jesús no tiene buena memoria.

“En la cruz, durante su agonía, Jesús oyó la voz del ladrón a su derecha: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino». Si hubiera sido yo, le habría contestado: «No te olvidaré, pero tus crímenes tienen que ser expiados, al menos, con 20 años de purgatorio». Sin embargo Jesús le responde: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso». Él olvida todos los pecados de aquel hombre”.

Un hombre que perdona, del todo y para siempre. Aunque no es un perdón superficial, facilón; es un perdón que pide el cambio radical de vida. A la pecadora le perdona del todo, pero le deja clara su futura conducta. Vete y no peque más.

“Jesús no tiene una memoria como la mía; no sólo perdona, y perdona a todos, sino que incluso olvida lo que ha perdonado”.

Segundo defecto: Jesús no sabe de matemáticas

“Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá lo hubieran suspendido. Lo demuestra la parábola de la oveja perdida. Un pastor tenía cien ovejas. Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente, va a buscarla dejando las otras noventa y nueve en el redil. Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros”.

Cuando se trata de salvar, de amar, uno equivale a todos. Y cada persona, cada individuo, es único, irrepetible, maravilloso.

Tercer defecto: Jesús no sabe de lógica

“Una mujer que tiene diez dracmas pierde una. Entonces enciende la lámpara para buscarla. Cuando la encuentra, llama a sus vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido» ¡Es realmente ilógico molestar a sus amigas sólo por una dracma! ¡Y luego hacer una fiesta para celebrar el hallazgo! Y además, al invitar a sus amigas ¡gasta más de una dracma! Ni diez dracmas serían suficientes para cubrir los gastos...”

El corazón tiene razones que la razón no entiende, afirmó Pascal siglos después. Y si somos observadores, si escuchamos la historia de cualquier enamorado, constatamos que la lógica del amor se mueve en otra órbita.

Cuarto defecto: Jesús es un aventurero

“El responsable de publicidad de una compañía o el que se presenta como candidato a las elecciones prepara un programa detallado, con muchas promesas. Nada semejante en Jesús. Su propaganda, si se juzga con ojos humanos, está destinada al fracaso. Él promete a quien lo sigue procesos y persecuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alojamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida.”

El grupo de seguidores de este aventurero, muchas veces tan “locos aventureros” como él, sigue vivo, con sus picos y sus valles, pero siendo un interrogante para el hombre de hoy, cada vez más sujeto a seguridades humanas, materiales.

Quinto defecto: Jesús no entiende ni de finanzas ni de economía

“Recordemos la parábola de los obreros de la viña: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Salió luego hacia las nueve y hacia mediodía y hacia las tres y hacia las cinco.., y los envió a sus viña». Al atardecer, empezando por los últimos y acabando por los primeros, pagó un denario a cada uno».

Si Jesús fuera nombrado administrador de una comunidad o director de empresa, esas instituciones quebrarían e irían a la bancarrota: ¿cómo es posible pagar a quien empieza a trabajar a las cinco de la tarde un salario igual al de quien trabaja desde el alba? ¿Se trata de un despiste, o Jesús ha hecho mal las cuentas? ¡No! Lo hace a propósito, porque -explica-: «¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?».”

Concluye Mons. Van Thuan: “Preguntémonos: ¿por qué Jesús tiene estos defectos? Porque es Amor (cf. 1 Jn 4, 16). El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones.”
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