Una empresa gratuita que no recorta
Una empresa que no despide a gente, sino que aumenta su plantilla (gratuita) de voluntarios. La pobreza nos cerca, pero el deseo de hacer el bien, de ayudar a nuestro prójimo, crece más
por José F. Vaquero
Ayer escuché unos datos económicos de la población española que hacen pensar. No hablaban de la prima de riesgo, la deuda o conceptos económicos que oímos mucho, pero tal vez no nos digan nada. De cada cinco españoles, uno vive con veinte euros al día (o menos)incluyendo comida, vivienda, luz, agua... Algo falla en la economía, y ya no por los datos que publican agencias de calificación como moody´s o fitch; lo vemos en el portal de al lado, en la calle de la panadería o en la plaza del mercado. Una consecuencia más de la crisis, de los recortes que no logran frenar la caída de la economía.
¿Vamos por el buen camino? La respuesta económica se la dejo a los economistas; que ellos opinen y argumenten sobre lo acertado o utópico de los Presupuestos, recién presentados en el Congreso, el rescate (posible rescate, línea de crédito o como le queramos bautizar). Yo prefiero sembrar optimismo y hablar de una empresa en la que no hay recortes. Una empresa que no despide a gente, sino que aumenta su plantilla (gratuita) de voluntarios. La pobreza nos cerca, pero el deseo de hacer el bien, de ayudar a nuestro prójimo, crece más.
El martes presentó su estado de cuentas, su memoria del año 2011. En vez de recortar gastos los aumenta (un 1,3 por ciento) y aumenta también sus voluntarios (un 4 por ciento). ¿Y quién mantiene a esta “empresa”? Es casi el dato más maravilloso: esta empresa se mantiene gracias a sus voluntarios, y a los donativos anónimos, muchos de ellos pequeños, de ese don nadie (o doña nadie) que piensa en quien sufre a su alrededor. “Muchos pocos hacen mucho”, recordaba en una de sus campañas.
La empresa no ha pasado de moda (aunque algunos por el nombre, y por el idioma del nombre, el latín) así lo creerían. Caritas en España cumple la edad actual de la jubilación (65 años) pero su fortaleza es mayor de día en día, y las necesidades que tiene por objetivo satisfacer se están disparando en estos últimos años. En 1947 nació como la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia Católica en España.
Además de su labor asistencial – amorosa, Caritas da un gran ejemplo de eficacia. Como toda organización necesita realizar unas tareas de gestión y organización de proyectos, pagos de luz, agua, mantenimiento de instalaciones, furgonetas... A eso dedica poco más del 5 por ciento de lo que recibe; el resto, es íntegro para aquellos que necesitan su ayuda.
Su labor también se viste de Oficina de empleo: el 16 por ciento de los que acudieron buscando ayuda laboral consiguieron un trabajo. “Una demostración de que la lucha contra la pobreza, cuando se ponen medios y recursos, personas comprometidas e ideas buenas, se pueden crear oportunidades para la vida de las personas más vulnerables”, decía su secretario, Sebastián Mora. “Una muestra del lugar social de Cáritas y de la Iglesia que no pretende, ni quiere, ni puede ser la sustitución de las políticas públicas”.
En contextos de crecimiento económico, en momentos de estancamiento y en momentos de profunda crisis, las personas no tienen precio, sino dignidad”.
¿Vamos por el buen camino? La respuesta económica se la dejo a los economistas; que ellos opinen y argumenten sobre lo acertado o utópico de los Presupuestos, recién presentados en el Congreso, el rescate (posible rescate, línea de crédito o como le queramos bautizar). Yo prefiero sembrar optimismo y hablar de una empresa en la que no hay recortes. Una empresa que no despide a gente, sino que aumenta su plantilla (gratuita) de voluntarios. La pobreza nos cerca, pero el deseo de hacer el bien, de ayudar a nuestro prójimo, crece más.
El martes presentó su estado de cuentas, su memoria del año 2011. En vez de recortar gastos los aumenta (un 1,3 por ciento) y aumenta también sus voluntarios (un 4 por ciento). ¿Y quién mantiene a esta “empresa”? Es casi el dato más maravilloso: esta empresa se mantiene gracias a sus voluntarios, y a los donativos anónimos, muchos de ellos pequeños, de ese don nadie (o doña nadie) que piensa en quien sufre a su alrededor. “Muchos pocos hacen mucho”, recordaba en una de sus campañas.
La empresa no ha pasado de moda (aunque algunos por el nombre, y por el idioma del nombre, el latín) así lo creerían. Caritas en España cumple la edad actual de la jubilación (65 años) pero su fortaleza es mayor de día en día, y las necesidades que tiene por objetivo satisfacer se están disparando en estos últimos años. En 1947 nació como la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia Católica en España.
Además de su labor asistencial – amorosa, Caritas da un gran ejemplo de eficacia. Como toda organización necesita realizar unas tareas de gestión y organización de proyectos, pagos de luz, agua, mantenimiento de instalaciones, furgonetas... A eso dedica poco más del 5 por ciento de lo que recibe; el resto, es íntegro para aquellos que necesitan su ayuda.
Su labor también se viste de Oficina de empleo: el 16 por ciento de los que acudieron buscando ayuda laboral consiguieron un trabajo. “Una demostración de que la lucha contra la pobreza, cuando se ponen medios y recursos, personas comprometidas e ideas buenas, se pueden crear oportunidades para la vida de las personas más vulnerables”, decía su secretario, Sebastián Mora. “Una muestra del lugar social de Cáritas y de la Iglesia que no pretende, ni quiere, ni puede ser la sustitución de las políticas públicas”.
En contextos de crecimiento económico, en momentos de estancamiento y en momentos de profunda crisis, las personas no tienen precio, sino dignidad”.
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