Nueva Evangelización. Tras la Huellas de Cristo
Inteligencia artificial y Nueva Evangelización
Una voz clama: Preparad en el desierto camino al Señor; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios. Todo valle sea elevado, y bajado todo monte y collado; vuélvase llano el terreno escabroso, y lo abrupto, ancho valle.
Entonces será revelada la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, pues la boca del Señor ha hablado.
Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo. Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del Señor sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba. Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre. (Isaías 40, 3-8)
Los cuatro evangelistas se hacen eco de este texto del libro de Isaías. San Juan Bautista fue esa voz, pero actualmente esa voz la portamos todos y cada uno de los bautizados. La portamos, otra cosa es que lo sepamos y tengamos la valentía de hacerla resonar en el desierto. ¿Desierto? ¿Por qué el desierto? Si es realmente desierto, ¿por qué tenemos que temer? Nadie nos escuchará.
Si miramos la sociedad que nos rodea, seguro que podemos convenir que es un desierto de Dios. Quien se atreve a clamar y allanar el camino para que el Señor esté presente, es un valiente. En el mejor de los casos nos ignorarán. En el peor, nos convertiremos en enemigos del sistema y seremos maltratados por nuestro atrevimiento. Y qué es lo que tenemos que clamar. Es evidente, la Buena Noticia, el Evangelio, la proclamación de Cristo sobre todos y todo. Proclamar que Cristo es el sentido de todos y todos. Gritar que el Señor es Rey de nuestro ser y llama con paciencia a nuestra puerta. Podrán matar a quien grita, pero la Palabra, el Logos de Dios, seguirá existiendo y será proclamado por otras personas.
Una vez tenemos claro esto, viene la siguiente pregunta ¿Cómo proclamar el Evangelio? ¿Cómo hacer realidad la Nueva Evangelización que necesitamos, dentro y fuera de la Iglesia? Hay tantas formas y modos, que sería imposible citarlos todos. Ahora, todos los modos tienen algo en común, hacen presente a Cristo y nos llaman a unirnos y reunirnos, en Nombre del Señor. Podemos usar todas las herramientas que Dios nos ofrece, pero como toda herramienta tenemos que tener en cuenta la teología del cuchillo. ¿Teología del cuchillo? No se preocupe, es algo sencillo. Un mismo cuchillo puede salvar vidas y matar. Todo depende de quién lo use y cómo lo use. Las herramientas de comunicación del llamado necesitan ser dominadas y además, tenemos que tener cuidado. Si las usamos mal, haremos daño.
Actualmente se habla mucho de la Inteligencia Artificial (I.A.). Suena a película de ciencia ficción, pero es relativamente sencillo. Se trata de desarrollar un sistema que siga un patrón o modelo, que reproduzca una serie de leyes, métodos, acciones, por medio de decisiones que nosotros hemos indicado. Las decisiones tienen la capacidad de mejorarse según se usa este modelo. Los errores inducen a cambiar ligeramente los parámetro de acciones de decisiones, hasta conseguir un modelo estable y eficiente. No se trata de nada mágico. Se trata de reproducir lo que una persona puede aprender de forma mecánica en muchos aspectos de su vida. ¿Qué ventajas tiene? Rapidez y sobre todo, capacidad de obtener resultados que valoraremos y harán que los siguientes sean mejores.
Existen diversas formas de realizar estos programas que deciden por nosotros. Entre ellas están AI Estrecha (ANI), AI General (AGI), Superinteligencia Artificial (ASI), sistemas neuromórficos, entre bastantes más. Personalmente, me gusta utilizar lógica borrosa en redes neuronales artificiales. Funcionan muy bien resolviendo problemas sencillos o medios. Aunque todo depende de la paciencia y eficiencia en el diseño del modelo que vamos a implementar. ¿Por qué cuento todo esto en un blog de religión? ¡Buena pregunta!
Aparte de escribir blogs de religión, en mis ratos libres desarrollo herramientas de evangelización automatizada. Esto me permite aprovechar mi tiempo de forma eficiente. Traspaso el trabajo sencillo y aburrido a los programas y yo me dedico a seleccionar el material base, pensar en mejoras y análisis/mejora de los resultados. Pueden ver los resultados en esta cuenta de Instagram: E-vangelizadores en las Redes. Las imágenes allí presentes se generan todos los días de forma automática. Incluso las que diariamente contienen una oración por cinco de las personas que siguen la cuenta. Aparte, estas imágenes se dispersan por Facebook, Twitter y Pinterest. ¿Utilizo I.A. en estas imágenes? Algo uso, pero bastante poco. El modelo que utilizo es sencillo y no necesita de grandes decisiones. He probado algunas mejoras, pero aportan poco cambio sustancial a este tipo de publicaciones.
Llevo mucho tiempo pensando en cómo introducir desarrollos más complejos de I.A. en las labores de evangelización. Siempre termino en el mismo borde un precipicio que (todavía) no termino de ver cómo saltarlo: la necesidad de una presencia humana real. Una presencia que no puede ser generada por una máquina. Por ejemplo el famosísimo Chat GPT, que está siendo alabado todos los días. ¿Pero los ChatBots basados en IA no parecen más humanos que muchas personas? Sí. Es cierto, pero quienes hemos sido llamados a ser herramientas de Dios somos nosotros, no las máquinas. Las máquinas son herramientas sin conciencia ni espíritu. Quien las sabe utilizar y es iluminado por la Gracia, puede hacer maravillas. Recuerden la “teología del cuchillo” .Un bisturí es un cuchillo puede salvar vidas en manos de un cirujano. Pero el mismo cuchillo puede matar y crear terribles dolores, en manos inadecuadas.
Les pongo un ejemplo real en que estoy trabajando. Cinco universidades europeas hemos desarrollado un ChatBot para contestar dudas en situaciones de emergencias colectivas a los estudiantes que están desplazados a universidades de otros países. Esta idea partió para atender los problemas de comunicación que padecimos durante la pandemia de COVID. Para saber qué pueden o tienen que hacer y qué no hacer, los estudiantes desplazados necesitan información inmediata y relevante. Los ChatBots permiten comunicar estos datos de forma más amigable y personalizada, que un archivo pdf o una página web. Además permite una interacción casi humana que tranquiliza porque da seguridad. Yo he sido el responsable de su desarrollo y he podido comprobar que hay muchas cosas a tener en cuenta cuando planteamos una relación comunicativa entre humano y máquina.
Haciendo pruebas y encuestas sobre el uso y respuestas de este ChatBot, una de las cosas que he sacado en claro es que los estudiantes sólo comprenden las respuestas del ChatBot cuando han vivido una emergencia real. ¿Qué sucede con los que no han vivido esa angustia. Sólo podemos contarle una historia para intentar que se hagan idea de lo que les puede suceder y contesten las preguntas que les hacemos. Bueno, se les puede contar la historia que deseemos para contextualizar, pero para ellos es más una novela que una realidad. ¿Por qué? Porque los relatos son justo eso, relatos. Vivir una situación de peligro real conlleva mucho más que un relato.
La evangelización, en cualquiera de sus vertientes, también necesita de algo real: un anhelo previo que prepara a quien va a recibir la Semilla del Reino. Cuando era joven, llamábamos a este tipo de anhelo: inquietud. Si lanzamos una Semilla en tierra inadecuada, no sirve para nada. Las herramientas automáticas e inteligentes son interesantes para ayudarnos en la etapa de llamado. Cristo habló de cerca con quienes se acercaban a Él y les mostró el sentido de la fe. ¿Y nosotros qué podemos hacer? Se trata de empezar llamando. Tras el llamado viene la evangelización efectiva de quienes se acercan. Detrás de la evangelización vendrán las catequesis que hagan falta y más si cabe. ¿Y la I.A.? Es una herramienta para ser utilizada con cuidado, valorando lo que nos ofrece. No podemos dejar que sean la máquinas quienes evangelicen. ¿No le parece? Porque el ser humano y el propio Espíritu Santo, serían innecesarios.
San Juan Bautista llamó en el desierto. Hubo quienes se acercaron a él, los bautizó. Detrás vino Cristo y les enseño y entregó el Espíritu. Lo mismo pasó con los Discípulos de Emaús. Fueron llamados, evangelizados, bautizados, pero necesitaron escuchar la voz del Señor que dio sentido a lo que habían vivido.
¿En qué etapa puede servirnos la I.A.? Sin duda en el llamado puede usarse. ¿Por qué? Porque no necesita de una presencia totalmente humana. Es decir, en la etapa de lanzamiento de la Semilla lo importante es que la Semilla llegue a la tierra. ¿De qué manera podemos usar la I.A.? Esa es la clave que todavía no termino de ver clara? Porque podemos crear miles, millones, trillones de materiales que llamen en el desierto. Pero, no debemos aplastar a quienes los reciban con una inmensa presión de materiales y medios. Es lo que llamo el SPAM católico. A veces no somos conscientes que la cantidad de mensajes, fotos y frases verdaderas y falsas, que lanzamos y que aplasta a quien se acerca a mirar. La calidad, cuando responde a un anhelo, llega al corazón, al ser.
La mayoría de las personas están actualmente muy bien “vacunadas” para rechazar todo lo que suene a cristianismo. Sólo escucharán el llamado quienes se hayan dado cuenta de las falsedades que se esconden detrás de esta vacunación. Por eso clamamos en el desierto, en el páramo. Incluso en el desierto, hay personas que escucharon la llamada del Bautista. ¿Qué podemos utilizar para llamar para se acerquen a escuchar al Señor? Ojo, al Señor, no a nosotros. Esto lo trataré en la siguiente entrada de blog.
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