Tras las pisadas de Cristo (I)
Oremos por todos los que quieren regresar a la Iglesia
¿Qué es la Comunión de los Santos? Todos los domingos profesamos que creemos en ella en el Credo. De hecho, es una de las pisadas que Cristo nos ha dejado para que le sigamos. Les pongo un ejemplo:
Hace unos días leí una solicitud de oración en Facebook. Esta petición llamaba a “orar por los jóvenes que quieren regresar a la Iglesia”. Sin duda, debemos orar por ellos. Oremos por ellos, aunque no sean tantos como podríamos pensar. Para regresar, primero hay que haber estado realmente en la iglesia y haberse alejado. Muchos jóvenes nunca han estado realmente en la Iglesia, aunque sus padres los hayan bautizado y hayan ido a hacer la primera comunión. La inmensa mayoría de los jóvenes no han llegado a conocer quién es Cristo y qué es la Iglesia. Volver a la Iglesia es mucho más que ir todos los domingos a misa. A veces nos quedamos con las apariencias y preferimos cerrar los ojos a lo sustancial.
Oremos por estos jóvenes sin olvidar que también tendríamos que orar por la gran cantidad de “no tan jóvenes” que también vivimos momentos duros de desesperanza en nuestras vidas. Hay algunas personas que se plantean regresar a la Iglesia, pero sienten que no es posible por diversas causas. Pidamos para que la Verdad, Cristo, renazca en nuestros corazones y encontremos el estrecho y complejo sendero de regreso. ¿No es esto el sentido de la Comunión de los Santos? No lo olvidemos.
Santifícalos en la Verdad: tu Palabra es Verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la Verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (Jn 17, 17-21)
¿Por qué es tan complicado volver? Pensemos en una persona que lleva décadas sin entrar en contacto espiritual con otras personas. Su trabajo, amigos, aficiones, familia, conforman su vida. Una vida limitada a una persistente repetición de lo cotidiano, día tras día. La Iglesia no es algo que sea fácilmente introducible en la vida actual. Empecemos pensando en qué encuentra esa persona que siente el llamado de la fe que tenía casi olvidada. Si encuentra el valor y se asoma por un momento a la realidad actual de la Iglesia, no va a encontrar un espacio idílico en el que reina la paz y la caridad. Más bien todo lo contrario. Hace unos años hubo un movimiento de llamado a todas las personas alejadas: Católicos regresen.
Todavía existe un portal web de esta iniciativa. Está centrado en llamar a todos los católicos que se han alejado: https://www.catolicosregresen.org/ . La información contenida no está actualizada, hay muchos videos que han perdido sus enlaces y faltan actualizaciones. No diré que sea un portal en ruinas, pero se nota que ha perdido el viento espiritual que lo animaba. Este portal lleva funcionando desde el 2009, quizás antes incluso. Nace con una misión clara: llamar a todo católico e invitarlo a que regresen. En la versión en lengua inglesa, se puede leer: “Nuestros primeros mensajes de evangelización católica comenzaron a transmitirse por televisión en 1998, en preparación para el Jubileo 2000. En ese momento, 3000 católicos inactivos regresaron a sus parroquias locales. Hoy, aprovechamos la eficacia de la televisión y el poder de Internet para llegar a más de 125 millones de espectadores, ayudando a cientos de miles a volver a casa”. Estos datos no han sido actualizados desde que han sido publicados, lo que evidencia que el portal lleva mucho tiempo sin actualizaciones.
El problema que se encontró esta iniciativa fue que las parroquias y comunidades, no estaban preparadas para el flujo de católicos que quisieron regresar. Muchos, volvieron a alejarse porque no encontraron lo que les prometían unos videos estupendamente realizados. Han pasado más de diez años desde el momento en que se proyectó esta llamada en las redes, pero esta llamada parece que está ya lejos de los intereses eclesiales del momento. ¿Qué nos pasa? ¿No nos interesa enviar un llamado a los católicos alejados? Parece que ya no es prioritario. Pero no nos sorprendamos. Tampoco parece prioritario dar acomodo a quienes todavía asistimos a la Liturgia semanal. Estamos convirtiendo la fe en una práctica repetitiva sin profundidad espiritual. Una práctica más ligada a la cultura que al Espíritu. ¿Dónde está la fuente de Agua Viva que animaba a la Iglesia primitiva? Sin duda la fuente, Cristo, sigue ofreciéndonos la Gracia, pero ya no nos interesa beber de ella. No deberíamos extrañarnos de que los templos se vayan quedando vacíos y los sacramentos hayan dejado de ser relevantes para la inmensa mayoría de nosotros.
No nos quedemos en el pesimismo que nos atormenta. Miremos la situación actual como un nuevo éxodo del pueblo de Israel. Alcanzaremos la tierra prometida, pero no de forma inmediata. Todavía necesitamos limpiarnos y santificarnos. Sin duda llegaremos apoyados en la Gracia de Dios.
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- (I) Oremos por todos los que quieren regresar a la Iglesia
- (II) La eterna pregunta: ¿Qué hacemos?
- (III) Necesitamos tomar la cruz de cada día
- (IV) El duro camino del creyente actual
- (V) Unidos en comunidad
- (VI) Cambiar nuestro camino para seguir sus pisadas
- (VII) Sin esperanza no podemos seguir a Cristo
- (VIII) Navidad. La Semilla del Reino habita entre nosotros
- (IX) Solemnidad de la Epifanía. Demos testimonio en medio de la tormenta
- (X) ¿Qué es lo que Dios nos ofrece para este nuevo año?