Comienzan mañana por la tarde en la Universitat Abat Oliva
Santiago Mata habla sobre las Jornadas Martiriales de Barcelona
CÓMO EXPLICAR LAS PERSECUCIONES Y EL MARTIRIO
Que los cristianos sean perseguidos a pesar de su mensaje de paz es una realidad que puede parecer difícil de comprender y aún más de explicar en un sistema que pretende proteger al menor de todo lo desagradable. Aquí hay algunos recursos para hacerlo, adaptando la realidad a la situación de cada cual.
[El Valle de los Caídos, con cerca de 70 beatos mártires, es el segundo lugar en importancia dentro de la geografía de los mártires del siglo XX en España].
XII JORNADAS MARTIRIALES
En el caso de España, la más cruenta persecución religiosa sufrida por la Iglesia católica tuvo lugar desde el comienzo de la llamada Revolución de Asturias (en octubre de 1934) hasta el final de la Guerra Civil (1939). Prueba de su virulencia son los 2.117 beatos y 11 santos mártires declarados ya por la Iglesia. Además, hay otros 3.463 en proceso de beatificación, por lo que el total puede ascender a 5.591 mártires.
Al estudio de esta persecución dedican varios investigadores unas jornadas anuales que, en su XII Edición, se celebrarán en la Universidad Abad Oliva de Barcelona.
El origen de las estas Jornadas Martiriales está en el Museo de los Mártires de Barbastro y su Asociación de Amigos, que preside el historiador Martín Ibarra Belloch. Las Jornadas pueden seguirse en directo en YouTube gracias a los programas de NSE Radio tanto el viernes, como el sábado en sesión de mañana y tarde, y finalmente el domingo.
Para estar al tanto no solo de estas jornadas, sino de todo lo referido a los mártires en España, la mejor fuente es el blog Victor in Vinculis, del sacerdote Jorge López Teulón, asiduo participante en las Jornadas, además de postulador de causas de beatificación y canonización de Mártires en la archidiócesis de Toledo. En él se hizo eco de las jornadas de este año ya en agosto.
HISPANIA MARTYR
En la propia Barcelona, la principal institución divulgadora de información sobre los mártires se llama Hispania Martyr y está dirigida por José Javier Echave-Susaeta. En su web podemos encontrar el programa de las XII Jornadas Martiriales y la explicación de una iniciativa educativa, en la cual un grupo de alumnos de primero de Bachillerato cursan 20 horas de prácticas de Historia Universal Contemporánea consultando la documentación de que esta asociación dispone en su sede.
PRINCIPALES LUGARES MARTIRIALES
Si, además de con los estudiosos y la documentación, se quiere vivir la experiencia de los lugares donde más martirios se produjeron en España, entre principios de noviembre y diciembre se conmemoran las matanzas de Paracuellos (1936), el lugar con más víctimas de persecución religiosa del siglo XX beatificadas por la Iglesia. La celebración principal es la misa presidida en el Cementerio de los Mártires por el obispo de Alcalá, monseñor Antonio Prieto Lucena, el domingo 17 de noviembre a las 12, con recorrido procesional por todas las fosas donde están enterrados los mártires y demás víctimas.
El Valle de los Caídos, con cerca de 70 beatos mártires, es el segundo lugar en importancia dentro de la geografía de los mártires del siglo XX en España.
Allí, a diario, los monjes benedictinos invocan en la misa la protección de los mártires cuyos cuerpos custodian, para lograr la reconciliación entre los españoles que a veces parecemos incapaces de superar los odios que condujeron a la Guerra Civil de 1936-39 y el rencor que a veces parece no menguar sino aumentar con el tiempo. Nada mejor para aprender a perdonar que el ejemplo de los mártires, que no necesitaron un siglo para lograrlo, sino que en el momento de morir perdonaron a sus asesinos.
GEOGRAFIA E HISTORIAL MARTIRIAL
Para saber qué localidades son lugar de nacimiento o muerte de mártires del siglo XX en España, basta con ordenar según el criterio deseado esta tabla que contiene los datos de cada uno de ellos.
[Virgen del Martirio de Ugíjar, capital histórica de las Alpujarras].
El interés por los mártires del siglo XX puede dar pie a hablar de otros que han sido olvidados, como los mártires de las Alpujarras, cristianos viejos asesinados en esa comarca del sur de Granada y Almería al rebelarse los moriscos a partir de las Navidades de 1568. Valeriano Sánchez Ramos ha explicado cómo el entusiasmo inicial por honrar a estos mártires fue apagado por el auge que experimentó en esa época el culto a los mártires de la antigüedad y la exigente normativa papal. Con todo, hay un trinitario mártir beatificado, fray Marcos Criado, y la huella del «martirio» de las imagenes sagradas permanece en la Virgen del Martirio, hallada en un pozo en Ugíjar, que es patrona de la comarca.
Mientras que los mártires del siglo XX son relativamente conocidos, siguen olvidados los del siglo XIX, lo que supone, más que un agravio comparativo, un problema para entender el anticlericalismo del siglo XX, que tiene su raíz en el que sembraron las tropas de Napoleón (al obispo de Coria, Juan Álvarez de Castro, lo mataron a sus 85 años), que se reavivó durante el Trienio Liberal (cuando mataron al cura Vinuesa en Madrid y al obispo de Vich, Raimundo Strauch) y estalló, ya durante la Guerra Carlista, con la matanza de 77 religiosos en Madrid el 17 de julio de 1834, acusándoles de envenenar las fuentes y provocar el cólera. Ninguno de estos mercedarios, jesuitas, dominicos, franciscanos y capuchinos mártires está en proceso de beatificación.
Todo -incluida la desamortización y exclaustración de decenas de miles de religiosos- parece haber olvidado por los católicos en aras de la paz sellada con el régimen liberal y confiando en que este cumpliera los compromisos acordados en el Concordato de 1851.
PERSECUCIONES SIN SANGRE
El siglo XIX resulta incluso más actual que las explosiones de violencia del siglo XX, si observamos cómo evaluaba aquella intolerancia, menos llamativa pero más destructiva, un autor como Manuel Revuelta, que escribía en un momento de transición y búsqueda de consensos (1976) que hoy se antoja particularmente distante.
En su obra La Exclaustración (1833-1840), concluye Revuelta que el afán de los liberales «por afianzarse en exclusiva en el poder» fue la «causalidad suficiente para explicar el proceso exclaustrador»: «Sin el golpe exterior de muerte asestado por el liberalismo, las órdenes no habrían muerto».
Para quien piense que solo unos pocos extremistas son responsables de este proceso, aclara Revuelta que la exclaustración la iniciaron los moderados y la culminaron los progresistas: fue «obra de todo el partido liberal», cuyos métodos contradijeron «abiertamente a una serie de valores que el liberalismo quería personificar».
En resumen, aunque Revuelta no califica ese proceso como persecución, subraya que fue «triste por cuanto entraña de intolerancia, de esfuerzo nulo por lograr una convivencia con presuntos enemigos, todo lo condicionada que se quiera, pero no imposible. Para los terribles carlistas hubo al fin un abrazo de Vergara y una paz basada en el compromiso y el respeto. Para los religiosos no hubo tal abrazo ni tal compromiso».