El País y la indigestión de la misa en la plaza de Lima
por Paco Sanz
De aquellos polvos vinieron estos lodos.
De las mamarrachadas de Bedoya de ayer en su “análisis” sobre la misa que ofició el cardenal Rouco en la plaza de Lima de Madrid vienen los lodos de las cartitas al director de los coco-blando de sus lectores. En este caso es una lectora.
Titula su carta Los inocentes y las familias y empieza bien “La familia no es la invención de ninguna religión; es la consecuencia de los vínculos naturales y afectivos entre padres e hijos. No es condición necesaria ser una familia cristiana para construir un marco donde el amor, el respeto, la entrega, la comprensión y la ayuda sean lo esencial.” Claro amiguita, como el matrimonio tampoco es un invento cristiano. Es parte de la Ley Natural y a la iglesia le parece tan importante que lo hace sacramento. Cuando Jesús nació en Belén, ya había muchos matrimonios. Señora, no ha descubierto la pólvora.
Pero luego, le hace efecto el veneno que tomó ayer en “Bedoyina”, empieza a echar espuma por la boca y suelta “Un ruego a los que vociferan clamando que su opinión es la única verdad posible sin medir sus palabras ni sus matices: por favor, no destruyáis la inocencia de tantos niños que ven, leen y oyen afirmaciones falsas, sesgadas y destructivas sobre lo que es y no es una familia, que se sienten desplazados cuando se ven en una "familia de segunda o tercera" según algunos, por no repetir las palabras que tanto supuesto cristiano dice.” A ver, afectada de El País, no tenemos los cristianos la culpa de ser normales. Si, he dicho normales, son otros los que han dimitido de la Ley Natural, del matrimonio hombre-mujer, de embarazos y partos compartidos, de cuidar y dar importancia a los abuelos... Si, c…ño, los cristianos somos normales.
Y cuando vea que le sale un vómito como ese, no se lo aguante, pero apunte a El País que es lo que le ha sentado mal.