Reyes: Contemplar y Vivir el Evangelio
Reyes: Contemplar y Vivir el Evangelio
[Es esta la segunda gran fiesta del tiempo de Navidad. Es la Epifanía del Señor o su manifestación al pueblo gentil. El bonito y popular día de Reyes. Para los niños, día de enorme y encantadora ilusión: Reyes Magos de Oriente: cabalgata, regalos, juguetes, zapatos que esperan. Para los mayores, la fiesta de la Epifanía es eso y algo más: día de ilusión profunda para llevar la manifestación del Dios en Jesús a todos los pueblos de la tierra. Es la eclosión de la luz. Puertas, ventanas, casas… todo se abre ante la manifestación de Dios. También el corazón del hombre está invitado a recibir esa luz. ¡Levantemos la vista, es hora de ponerse en movimiento].
Si te ayuda, puedes empezar así: -Señor, estás… -Señor, estoy… Gracias. Sé, Señor que está en medio de nosotros, están con nosotros, estás conmigo aquí, dentro de mí…Acojo ahora tu Presencia y me pongo a tu disposición, dentro de mí…
Del Evangelio de san Mateo 2,112: (Tener a mano el texto completo y leerlo).
>Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.
-Este es el hecho que desencadena todo el relato y viaje de los magos hasta Jerusalén. Siempre hay personas valientes y decididas. Tienen grandes ideales y entusiasmo. Buscan realizarlos. Son capaces de ver, intuir y descubrir los signos de Dios en los aconteceres cercanos o lejanos que ocurren a diario. Poder desentrañarlos y saber qué quiere decirnos. Así, los magos de Oriente. ¿Cómo soy y qué hago yo al respecto?
-Magos de Oriente, en este texto, son unos paganos sabios y piadosos, buscadores capaces de ponerse en camino, de superar las dificultades y de ofrecer a Jesús sus mejores dones: oro (porque se trata de un rey); incienso (porque en el niño está presente la divinidad), y mirra (porque el niño será ejecutado. Los tres Reyes Magos son y se nos proponen como modelos de creyente. Qué dones le ofrezco yo a Jesús, ¿los mejores? ¿Lo más valioso de mi mismo o lo que menos? Hay mucho que aprender de eso.
-La estrella es el elemento más significativo del relato, que ha de estar siempre en los belenes, claro. Muchas pesquisas se han eso sobre esa estrella. Pero su valor cierto y catequético es que Dios guía y acompaña la búsqueda de la verdad, de la fe y del bien, nunca nos deja solos, e incluso pone “rastros” para que podamos acceder a ellas, si estamos verdaderamente interesados, claro, sino no pasará nada, ni para nosotros ni para los demás. Dios hace eso con todos: creyentes y no creyentes, extranjeros y paganos. ¿Me doy cuenta por dónde va la cosa? ¿Cómo Dios suele actuar?.
-Venimos a adorarlo. Así de claro, de simple y de comprometedor. Buscamos a Jesús ante todo para encontrarlo, contemplarlo y adorarlo y ofrecerle lo mejor que tenemos, porque le reconocemos como nuestro Rey-Señor. ¿Seguro que es así para mí? De lo contrario, me equivoco seriamente.
Señor, cuanto tengo que aprender de tus palabras, de tu Evangelio. Con tu Espíritu ilumina mis pasos de cada día para que sean certeros en tu búsqueda, en tu encuentro. Que sepa descubrir tus signos indicadores del camino auténtico que me conducen a Ti.
*El resto del texto evangélico del día, puedo después leerlo despacio. Está lleno de datos y detalles importantes. ¡No es un cuentecito, no! Y mientras leo puedo preguntarme mirando a mi interior: ¿dónde busco a Jesús? ¿Qué estrellas me guían? ¿En qué personas me fijo para ir a adorar al Niño? Aquellos magos se llevaron una “gran alegría”, ¿dónde pongo yo el fundamento de mis “alegrías”. La Epifanía, los Reyes, es fiesta del encuentro y es fiesta de regalos: ¿Qué regalo yo al Niño? ¿Y a los que lo están pasando mal y nadie les regala nada? ¿Puedo regalarles algo mío?
*Aquellos magos son el símbolo de la inquietud de ser humano siempre en búsqueda, y está bien: eso significa que lleva dentro una realidad divina que solo se conforma y está a gusto cuando llega a la plenitud. Aquellos magos son también un símbolo de quien no se siente sabedor de todo, ni seguro de todo, y del que sabe que caminando y buscando encuentra la luz. Ellos, los magos, supieron observar y meditar los signos de los tiempos; supieron salir de sí y de sus casas… Son una clara contraposición de quienes se cierran en sí mismos porque lo saben todo, se saben los mejores e incontaminados, o tienen demasiados intereses personales o colectivos que defender.
*La fiesta de la Epifanía es la invitación a contemplar y adorar al Niño que ha nacido para mostrarnos las maravillas de Dios. Ha nacido para enseñarnos y guiarnos por el camino que nos lleva a la Vida. Ánimo. Estamos invitados, hoy y todos los días, a encontrarle y adorarlo. Regalarle y regalarnos. Regalarles regalándonos. ¿Entiendo?
[Es esta la segunda gran fiesta del tiempo de Navidad. Es la Epifanía del Señor o su manifestación al pueblo gentil. El bonito y popular día de Reyes. Para los niños, día de enorme y encantadora ilusión: Reyes Magos de Oriente: cabalgata, regalos, juguetes, zapatos que esperan. Para los mayores, la fiesta de la Epifanía es eso y algo más: día de ilusión profunda para llevar la manifestación del Dios en Jesús a todos los pueblos de la tierra. Es la eclosión de la luz. Puertas, ventanas, casas… todo se abre ante la manifestación de Dios. También el corazón del hombre está invitado a recibir esa luz. ¡Levantemos la vista, es hora de ponerse en movimiento].
Si te ayuda, puedes empezar así: -Señor, estás… -Señor, estoy… Gracias. Sé, Señor que está en medio de nosotros, están con nosotros, estás conmigo aquí, dentro de mí…Acojo ahora tu Presencia y me pongo a tu disposición, dentro de mí…
Del Evangelio de san Mateo 2,112: (Tener a mano el texto completo y leerlo).
>Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.
-Este es el hecho que desencadena todo el relato y viaje de los magos hasta Jerusalén. Siempre hay personas valientes y decididas. Tienen grandes ideales y entusiasmo. Buscan realizarlos. Son capaces de ver, intuir y descubrir los signos de Dios en los aconteceres cercanos o lejanos que ocurren a diario. Poder desentrañarlos y saber qué quiere decirnos. Así, los magos de Oriente. ¿Cómo soy y qué hago yo al respecto?
-Magos de Oriente, en este texto, son unos paganos sabios y piadosos, buscadores capaces de ponerse en camino, de superar las dificultades y de ofrecer a Jesús sus mejores dones: oro (porque se trata de un rey); incienso (porque en el niño está presente la divinidad), y mirra (porque el niño será ejecutado. Los tres Reyes Magos son y se nos proponen como modelos de creyente. Qué dones le ofrezco yo a Jesús, ¿los mejores? ¿Lo más valioso de mi mismo o lo que menos? Hay mucho que aprender de eso.
-La estrella es el elemento más significativo del relato, que ha de estar siempre en los belenes, claro. Muchas pesquisas se han eso sobre esa estrella. Pero su valor cierto y catequético es que Dios guía y acompaña la búsqueda de la verdad, de la fe y del bien, nunca nos deja solos, e incluso pone “rastros” para que podamos acceder a ellas, si estamos verdaderamente interesados, claro, sino no pasará nada, ni para nosotros ni para los demás. Dios hace eso con todos: creyentes y no creyentes, extranjeros y paganos. ¿Me doy cuenta por dónde va la cosa? ¿Cómo Dios suele actuar?.
-Venimos a adorarlo. Así de claro, de simple y de comprometedor. Buscamos a Jesús ante todo para encontrarlo, contemplarlo y adorarlo y ofrecerle lo mejor que tenemos, porque le reconocemos como nuestro Rey-Señor. ¿Seguro que es así para mí? De lo contrario, me equivoco seriamente.
Señor, cuanto tengo que aprender de tus palabras, de tu Evangelio. Con tu Espíritu ilumina mis pasos de cada día para que sean certeros en tu búsqueda, en tu encuentro. Que sepa descubrir tus signos indicadores del camino auténtico que me conducen a Ti.
*El resto del texto evangélico del día, puedo después leerlo despacio. Está lleno de datos y detalles importantes. ¡No es un cuentecito, no! Y mientras leo puedo preguntarme mirando a mi interior: ¿dónde busco a Jesús? ¿Qué estrellas me guían? ¿En qué personas me fijo para ir a adorar al Niño? Aquellos magos se llevaron una “gran alegría”, ¿dónde pongo yo el fundamento de mis “alegrías”. La Epifanía, los Reyes, es fiesta del encuentro y es fiesta de regalos: ¿Qué regalo yo al Niño? ¿Y a los que lo están pasando mal y nadie les regala nada? ¿Puedo regalarles algo mío?
*Aquellos magos son el símbolo de la inquietud de ser humano siempre en búsqueda, y está bien: eso significa que lleva dentro una realidad divina que solo se conforma y está a gusto cuando llega a la plenitud. Aquellos magos son también un símbolo de quien no se siente sabedor de todo, ni seguro de todo, y del que sabe que caminando y buscando encuentra la luz. Ellos, los magos, supieron observar y meditar los signos de los tiempos; supieron salir de sí y de sus casas… Son una clara contraposición de quienes se cierran en sí mismos porque lo saben todo, se saben los mejores e incontaminados, o tienen demasiados intereses personales o colectivos que defender.
*La fiesta de la Epifanía es la invitación a contemplar y adorar al Niño que ha nacido para mostrarnos las maravillas de Dios. Ha nacido para enseñarnos y guiarnos por el camino que nos lleva a la Vida. Ánimo. Estamos invitados, hoy y todos los días, a encontrarle y adorarlo. Regalarle y regalarnos. Regalarles regalándonos. ¿Entiendo?
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