Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Es domingo: Contemplar y Vivir el Evangelio del día

por Dentro, muy dentro de ti

Es domingo: Contemplar y Vivir el Evangelio del día
 
33º  domingo del Tiempo Ordinario
 
Para empezar: Retírate… Recógete… Silénciate… Es hora de Encuentro. Te espera… Entra dentro de ti y de Él, Dios… Oh mi Dios, Trinidad a quien adoro… Gloria a ti, Señor, que vives en mí… Oh Tú, que vives en Ti en lo más hondo de mí, que resuene tu voz en lo más hondo de mí… Que yo escuche y acoja tu voz dentro de mí… Espíritu Consolador, Ven…
 
Leer despacio el texto del Evangelio: Mateo 25,14-30
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les dejó el encargo de sus bienes: a uno le  dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ´Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco´. Su señor le dijo: ´Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor´. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: ´Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos´. Su señor le dijo: ´Bien, siervo bueno y fiel, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante: entra en el gozo de tu Señor´. Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: ´Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo´. El señor le respondió: ´Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabía que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes´”. 
 
Contemplar…, y Vivir…  
 
[Esta es la conocida parábola de los talentos. A través de ella, Jesús nos enseña de nuevo, como el pasado domingo, algo más sobre la vigilancia cristiana, cómo es esta vigilancia mientras se espera el regreso del Señor. Precisamente, no de brazos cruzados, sino bien activa. Recordemos también que ésta como toda parábola, “ha de ser interpretada en forma global, en su conjunto. Pues este tipo de género literario no pone el acento en los detalles de la narración, sino que propone una verdad fundamental a través de un relato ficticio, considerado en su globalidad y el cual posee algunos rasgos de exageración”, para atraer más nuestra atención e interesarnos en el tema concreto]. Contempla a Jesús y cómo se esmera en explicar un tema tan decisivo en la esperanza y experiencia cristianas.
>Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y les dejó el encargo de sus bienes: a uno le  dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó… El talento era la moneda más apreciada en su tiempo o la que más valía. Esto ya enseña mucho: al margen de la cantidad recibida, cada uno de los siervos recibió mucho. Así es para el creyente: todos recibimos de Dios cantidades diferentes de talentos y dones, sin duda; pero también es verdad que hemos recibido de Él mucho; tanto, que todos tenemos de sobra para vivir aquí abajo la voluntad de Dios, trabajar por su Reino y su justicia, comprometerse con las causas de los más desfavorecidos y el bienestar y la felicidad propia y la de los demás. No te quepa duda. ¿Por qué piensas tantas veces lo contrario o te quejas a Dios, y también de los demás? No te equivoques. ¡Has recibido tanto! ¿Le das gracias a Dios por ello?...
Además. Los talentos recibidos no son tan solo las cualidades humanas de cada uno, ni los bienes que se poseen, aunque también todo esto puede ser incluido en esa categoría. ¿Qué son entonces? Algo más trascendente: en el contexto del evangelio de san Mateo, los talentos de la parábola, “representan sobre todo la gracia de la que han sido objeto los discípulos, quienes han recibido gratuitamente la revelación de los misterios del Reino y la misión de vivirlos y anunciarlos como comunidad mesiánica”. Para nosotros hoy representan la gracia bautismal y la sacramental, el conocimiento, la vivencia  y el testimonio de los misterios del Señor como discípulos misioneros suyos, articulado todo ello en una comunidad de fe. ¿Me doy cuenta de lo que he recibido? ¿Cómo lo administro? ¿Qué rentabilidad estoy sacando de este caudal de gracia? ¡Ojo! Esta rentabilidad no hay que medirla en provecho propio, sino en beneficio y servicio de todos. ¿Es así?...
>Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Por esta razón hay que vigilar y no quedarse cruzados de brazos disfrutando del capital recibido. El señor pide cuentas a cada uno en particular, pues a cada uno le ha dado un tanto diferente.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco… Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y le entregó otros dos…´ Los siervos responden con aplomo y seguridad, como quien es responsable y agradecido. La respuesta del señor a los dos es la misma y clara: reciben alabanza y premio por su buena forma de actuar y su audacia en el trabajo. Les dice:
>´Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor´. Está muy claro: los dos primeros han sido responsables y activos con la gracia de la salvación recibida. Representan al discípulo cristiano ideal que espera activamente a su Señor. Por tanto, vigilar esperando la llegada de Jesús, el Señor, que vendrá al final como juez y Señor, quiere decir ser fieles a través del compromiso generoso y constante. Hay que repetirlo: no se trata solo de que se beneficien ellos, ya que trabajan y arriesgan para su señor. En definitiva, se trata de una rentabilidad social, ya que trabajar para el Señor, que es Dios, es trabajar para los hermanos, servirlos. ¿Estoy dándome o bien soy pasivo y mi vigilancia es solo esperar…, y ya veremos? ¿Imagino qué respuesta me daría a mí el Señor ahora mismo? En conciencia, ¿cuál sería? ¿O pienso que es mejor no pensar en estas cosas?...
>Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: ´Señor, sabía que eres exigente…, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo´… Eres un siervo negligente y holgazán…. Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con intereses. ¡Qué diferencia con los dos siervos anteriores! ¿Qué ha pasado? Sencillamente que, por miedo a su señor y por falta de coraje, o por comodidad, se conforma con guardar al seguro su talento para no perderlo. ¡Es más fácil! Qué irresponsable. Ni siquiera reconoce la gratuidad del patrón. Ni se le ocurre pensar que así está malgastando el tiempo y las posibilidades de sacar al menos algún provecho de los dones recibidos. Es fuerte, pero hemos de decirlo: su falta de compromiso y su irresponsabilidad ante lo recibido, le llevará al final a una condena total. El miedo y la actitud y comportamiento de este siervo equivalen a la falta de fe y de confianza en el Señor, ¿No estará ocurriendo esto mismo a tantos cristianos de nuestros días? ¿Y a mí? Se conforman tales cristianos con evitar el mal, -eso dicen, a veces-, sin darse cuenta de lo que se pierde por no hacer el bien. Se dejan llevar por el miedo, no quieren correr riesgos y entierran su responsabilidad y el bien de los demás. ¡Eso no es cristiano! Los dones recibidos, la fe y el compromiso correspondiente en el seguimiento de Jesús, no se conjugan con lo políticamente correcto, ni con el no querer tocar nada del presente o refugiarse en el pasado, ¡porque hay riesgo!, ¡porque no quieren ensuciarse las manos! Así no vamos a ninguna parte… Así no hay futuro ni esperanza… ¿Qué y cómo estoy obrando yo con tantas gracias recibidas? ¡Es muy serio! ¿Tengo coraje? ¿Sé arriesgar, aunque a veces no sea fácil?
>Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez… Echadle fuera…, a las tinieblas… El desenlace final es dramático: premio y castigo tienen un valor de futuro definitivo en el más allá. No te quepa duda alguna: la experiencia de fe supone ante todo una relación personal con el Señor, que se expresa y se realiza a través de la fidelidad vigilante activa, dinámica, como respuesta a la iniciativa gratuita del Señor, que te ha dado y sigue dando tanto. ¿Cómo estoy encarando yo ahora, en concreto, el encuentro con mi Señor mañana, cuando vuelva?
 
Para terminar: Da gracias a Dios, ¡te ha dado tantos talentos, sobre todo a partir de la fe! Recoge algo, o mucho, de lo que en este momento te ha dado de luz, de interés, de fe y compromiso cristiano… Y pídele que esto arraigue en tu corazón y en tu vida durante la semana… Que te dé fortaleza. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
 
 
 
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