Iglesia primitiva
Catacumbas (II)
por Arte y Fe
A poco que hagamos volar nuestra imaginación para ponernos en la piel de estos primeros cristianos perseguidos, sentiremos el miedo que tenían a ser descubiertos en cualquier momento y llegado el fatídico día, la muerte directa o la elección entre realizar sacrificios a los dioses paganos como forma de apostasía o de dar testimonio de la Fe a cambio de su vida como atracción en cualquier tipo de espectáculo atroz del anfiteatro romano. Simplemente observando las fotografías de las catacumbas, tan estrechas que difícilmente pueden caber dos personas que se crucen, frías, débilmente iluminadas con lámparas de arcilla colocadas en los entrantes de los propios nichos, cortándose unas galerías con otras creando verdaderos laberintos muy peligrosos si no se está acompañado de un buen guía, podemos intuir las condiciones de las reuniones de aquellos cristianos y la gran esperanza que les movía. Sin lugar a dudas fueron tiempos muy difíciles para los cristianos, incluso en épocas de una mayor tranquilidad, el entorno social era muy hostil: se les acusaba de las mayores aberraciones como infanticidios o de realizar antropofagia; acusaciones que terminaban a menudo en linchamientos provocados por el mismo pueblo romano.
A poco que hagamos volar nuestra imaginación para ponernos en la piel de estos primeros cristianos perseguidos, sentiremos el miedo que tenían a ser descubiertos en cualquier momento y llegado el fatídico día, la muerte directa o la elección entre realizar sacrificios a los dioses paganos como forma de apostasía o de dar testimonio de la Fe a cambio de su vida como atracción en cualquier tipo de espectáculo atroz del anfiteatro romano. Simplemente observando las fotografías de las catacumbas, tan estrechas que difícilmente pueden caber dos personas que se crucen, frías, débilmente iluminadas con lámparas de arcilla colocadas en los entrantes de los propios nichos, cortándose unas galerías con otras creando verdaderos laberintos muy peligrosos si no se está acompañado de un buen guía, podemos intuir las condiciones de las reuniones de aquellos cristianos y la gran esperanza que les movía. Sin lugar a dudas fueron tiempos muy difíciles para los cristianos, incluso en épocas de una mayor tranquilidad, el entorno social era muy hostil: se les acusaba de las mayores aberraciones como infanticidios o de realizar antropofagia; acusaciones que terminaban a menudo en linchamientos provocados por el mismo pueblo romano.
Pese a todas las investigaciones, sigue habiendo autores como M.R. Vielliard, que tachan de invento romántico la conocida como “Iglesia de las catacumbas”, y dudan de que los primeros cristianos las utilizaran tal y como estamos acostumbrados a imaginar, por ser un lugar muy poco adecuado para celebraciones del culto cristiano de forma regular, además de aventurar la facilidad de las autoridades romanas para sospechar en el uso de las catacumbas por parte de los cristianos.
Otras hipótesis barajan la posible utilización de algunos tipos de casas romanas como las Domus o, en menor medida, las Ínsulas, para el culto de aquellos cristianos perseguidos. De ello hablaremos detenidamente en el siguiente post.