Bellísimo templo vienés.
Iglesia de San Leopoldo en Steinhof de Otto Wagner
por Arte y Fe
Es una excelente tradición comenzar el nuevo año escuchando el concierto que realiza la Orquesta Filarmónica de Viena desde la bella Sala Dorada de la Musikverein. Para este primer artículo del año que mejor que dedicarselo a un hermoso templo católico que se encuentra también en la ciudad de Viena: La iglesia de San Leopoldo del arquitecto austriaco Otto Wagner.
La iglesia de San Leopoldo de Otto Wagner es un ejemplo idóneo de como en el exterior e interior de un templo católico puede combinarse el predominio del muro blanco con una gran luminosidad natural sin que por ello pierda su esencia católica. Una esencia católica que se encuentra en los elementos necesarios y heredados de una rica tradición artística: esculturas, mosaicos, pinturas, vidrieras concebidas de manera actual y como un todo junto a la arquitectura, y no como una mera decoración circunstancial.
Tristemente con demasiada frecuencia los templos católicos contemporáneos confunden estos elementos tradicionales con simples motivos decorativos que deben ser minimizados al extremo, negando o aceptando a regañadientes cualquier símbolo que no sea conceptual o abstracto. De esta forma estas iglesias contemporáneas acaban poseyendo una estética más cercana a la protestante o incluso en algunos casos perdiendo cualquier raíz artística cristiana.
Esta obra religiosa se incluye dentro de un proyecto de mayor envergadura: un complejo sanitario dedicado a enfermos con diferentes trastornos mentales. Con el encargo de la iglesia de San Leopoldo, Otto Wagner consigue materializar las ideas que expuso teóricamente en su ensayo de 1899 titulado Die Moderne im Kirchenbau (La modernidad en la construcción de iglesias).
Esta modernidad en la arquitectura religiosa debía desprenderse de la mera copia superficial de estilos pasados que no llega a profundizar en las esencias de éstos, aparece el nuevo concepto de Gesamtkunstwerk (obra de arte total), la aplicación de nuevos materiales constructivos y un aspecto fundamental es que la forma siga a la función y no al revés.
La iglesia de San Leopoldo se encuentra en las afueras de Viena, en el distrito 14 en Penzing, en una loma rodeada por una imponente arboleda. Otto Wagner presenta la maqueta del templo en 1903 en una exposición organizada por el movimiento artístico conocido como la Secession Vienesa. En 1905 comienzan las obras del edificio y en muy corto espacio de tiempo, apenas dos años, es inaugurada.
La iglesia de San Leopoldo está recubierta con placas de mármol que se adhieren por medio de tachones dorados a los muros exteriores. El templo se apoya en tierra a través de un basamento realizado en piedra. En su fachada principal aparecen dos torres coronadas por sendas estatuas de bronce del escultor Richard Luksch. A la izquierda la figura de San Leopoldo y a la derecha San Severino de Nórico; ambos son santos patronos de Austria.
Cuatro ángeles se sitúan en la parte central del pórtico son obra de Othmar Schimkowits que funcionan como remate a cuatro columnas.
Sin duda lo que más llama la atención en la forma exterior del edificio al espectador es su imponente y bellísima cúpula central dorada de reminiscencias bizantinas. Esta cúpula abovedada está recubierta de placas de cobre revestidas en su mayor parte por placas doradas que brillan con el reflejo del sol.
En el interior de la cúpula Otto Wagner de manera muy sabia construye aproximadamente unos 17 metros más abajo una segunda cúpula utilizando para ello una estructura portante constituida por vigas reticuladas de extradós curvos que convergen en su centro. Esta segunda cúpula le permite crear un espacio en el cual se pueden ocultar diversos accesorios, como por ejemplo los cabrestantes de las lamparas que cuelgan del techo. Recubre interiormente esta cúpula por medio de unas placas conocidas como Rabitz cuyas juntas doradas utiliza como ornamento.
La iglesia de San Leopoldo tiene en planta forma de cruz griega y un aforo para 400 fieles sentados. Se accede por tres sitios diferentes, en el extremo izquierdo accedían las pacientes mujeres y en el extremo derecho los pacientes hombres, ya que estaban separados por sexo en los pabellones médicos. La entrada central estaba reservada solamente para ocasiones especiales.
El interior del templo destaca por su espacio diáfano en el que predominan los frisos blancos y dorados y placas de mármol tachonadas en dorado. La iglesia de San Leopoldo posee una gran luminosidad natural gracias a las magníficas vidrieras diseñadas por Kolo Moser y realizadas por Leopold Forstner. Cada una de las vidrieras está dedicada a las Obras de Misericordia corporales y espirituales.
La vidriera de las Obras de Misericordia corporales se sitúa a la izquierda del presbiterio. En la composición aparece en la parte superior la cita del evangelio: En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Un par de ángeles sostienen el sudario de Jesucristo. En la zona central de la vidriera desfilan siete santos y personajes bíblicos en los que cada uno representa a una de las siete virtudes corporales: Santa Isabel de Hungría (dar de comer al hambriento), Rebeca del Antiguo Testamento (dar de beber al sediento), San Bernardo (dar posada al necesitado), San Martín de Tours (vestir al desnudo), San Juan de Dios (visitar al enfermo), San Juan de Mata (socorrer a los presos) y Tobías del Antiguo Testamento (enterrar a los muertos). A ambos lados también aparecen una serie de ángeles.
El retablo se titula La promesa del cielo y es un diseño que originalmente es concebido por Koloman Moser pero que tras varias vicisitudes personales y profesionales termina siendo realizado por Leopold Forstner. Es un enorme mosaico de 85 metros cuadrados de superficie y 4 toneladas de peso. La composición central del mosaico es la figura frontal de Jesucristo bendiciendo y acompañado por un ángel a cada lado. A cada lado y en orden descendente aparecen la Virgen María y San José junto a otros santos patrones protectores relacionados con la medicina y la enfermedad, pues este templo estaba destinado para el culto dentro de un complejo hospitalario de enfermedades mentales.
En la parte izquierda: La Virgen María, Santa Dymphna (patrona de los enfermos mentales), San Aloisio (patrón del digno entierro a los enfermos), Santa Margarita (patrona de las parturientas y de todas las heridas), San Vito (patrón de los epilépticos),San Severino de Nórico (patrón de los prisioneros y hambrientos) y San Pedro.
En la zona derecha: San José, Santa Isabel de Hungría (patrona de las enfermeros), San Cristóbal (patrón de los conductores, en este caso de ambulancias), San Francisco de Asís (patrón entre otros del trabajo social y rezado para evitar los dolores de cabeza y las plagas), San Pantaleón (patrón de los médicos y las parteras) y San Pablo. Arrodillado entre los escalones aparece San Leopoldo en cuyas manos sostiene una replica en miniatura de esta iglesia en actitud de entrega a Nuestro Señor.
Todo el presbiterio está diseñado por el propio Otto Wagner, incluido el espléndido baldaquino dorado. Las vidrieras laterales del presbiterio son obra de Rudolf Jettmar, a la izquierda se representa la Anunciación de María y en el de la derecha el Arcángel San Gabriel.