Miércoles, 06 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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Es domingo: Contemplar y Vivir el Evangelio del día

por Dentro, muy dentro de ti

Es domingo: Contemplar y Vivir el Evangelio del día
 
26º domingo del Tiempo Ordinario
 
Para empezar: Retírate… Recógete… Silénciate… Oh mi Dios, Trinidad a quien adoro, Tú vives aquí… en mí… Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo… Oh Tú que vives en ti en lo más hondo de mí, que resuene tu voz en lo más hondo de mí…, que yo oiga tu voz en lo más hondo de mí…, que yo acoja y viva tu Palabra desde lo más hondo de mí…
 
Leer despacio el Evangelio del día: 21,28-32
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: ´Hijo, ve hoy a trabajar a la viña´. Él le contestó: ´No quiero´. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: ´Voy, señor´. Pero no fue. ´¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?´ Contestaron: ´El primero´. Jesús les dijo: ´En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis”.
 
Contemplar…, y Vivir…
 
Jesús da un mensaje importante a través de un ejemplo o parábola muy sencilla, pero elocuente, a los sumos sacerdotes y ancianos de Israel, es decir, a los expertos en religión de su pueblo. Necesitamos mucho mensajes así con una pedagogía tan simple que entra por los ojos antes que por los oídos. Ahora contempla despacio la escena intentando sacar algún provecho…
>Jesús propone interrogando: “¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos”. Ya es una buena lección, también para ti y para mí, porque nosotros de ordinario queremos imponer nuestra opinión y que sea así para todos. Se requiere delicadeza con los demás, aunque creamos que los otros están equivocados; y además, hacerlo con pocas palabras y claras. ¿No te dice nada este modo de proceder? Aprende de Jesús. Es una manera muy concreta de vivir la caridad con los otros, que se ha de practicar siempre, aunque sean enemigos. Pídele a Jesús que te enseñe…
>´¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?´ El mensaje que transmite Jesús con la parábola es muy claro. Lee el pequeño diálogo del padre con sus dos hijos, unido a la pregunta de Jesús. En concreto: para responder de verdad a lo que Dios quiere de nosotros y nos pide, acoger y hacer su voluntad, no cuentan las palabras, sino las obras, o sea, los hechos de conversión y de fe,. ¿Soy yo de los que dicen y no hacen o de los que hacen y no dicen? Esto segundo es lo mejor. Las palabras se las lleva el viento, las obras dejan huella y a veces muy profunda, en la propia vida y en la de los demás. Es señal de haber acogido bien la voluntad de Dios y llevarla a cabo. ¿Leo, acojo, medito la Palabra del Padre para comprenderla y vivirla? Todo se juega ahí.  
>En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros -(los sacerdotes y ancianos del pueblo: los que sabéis mucho de religión y hasta habláis y discurseáis muy bien de ella)- en el reino de Dios. Qué sorpresón, ¿no? Pues no es de extrañar. Publicanos y prostitutas van por delante, es decir, son mejores, no por ser eso que son, sino porque siéndolo han sido capaces de escuchar y acoger la buena noticia que anunciaba Juan Bautista: el verdadero camino que conduce a la verdadera vida, y convertirse, cambiar de vida muy concretamente. Mientras que los otros, no habían cambiado nada, al contrario, lo cuestionaban y seguían con su rutinaria y vacía práctica religiosa. Esto no sirve, no hace mejores. La conversión, el cambio de vida, sí: hace vivir como verdaderos hijos de Dios, pese a ser frágiles y pecadores. Pero convertidos a Dios. Y capaces de hacer obras de justicia, verdad y amor. Escucha y rumia estas palabras de Jesús como dichas a ti mismo; sí, sí, te las dice hoy y ahora a ti… ¿Cómo te sientes? ¿Cómo reacciona tu corazón? No te impactan estas palabras? ¿Qué desea de verdad tu vida? De verdad, de verdad, que jamás  seamos hipócritas, como el segundo hijo, que dice que sí y después resulta que es que no. Salgamos de nuestra comodidad e intentemos renovarnos sin oponernos a la voluntad de Dios. Cuando rezamos el Padrenuestro decimos “hágase tu voluntad”, no la mía, sino la de Dios. En su raíz, la vocación cristiana es decirle sí a Dios y hacer su voluntad.
>Termina Jesús con estas palabras: Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis. “Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; los que sufren a causa de su pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cerca del Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ven ya solamente en la Iglesia un sistema, sin que su corazón quede tocado por esto: por la fe” (Benedicto XVI). Leo y repaso estas palabras en mi mente y en mi corazón…
 
Para terminar: Te doy gracias, Señor, por este tiempo contigo rumiando y contemplándote a ti y tus palabras. Haz, Señor, que tu siervo escuche… Que aprenda a decirte siempre que sí…, y que tu voluntad sea la mía… Entonces la mía será verdadera, auténtica, sanadora y santificadora. Lo sé, pero, ¿lo estoy viviendo? Tu gracia, tu luz, tu fuerza y tu amor me lleven a hacer obras que proclamen tu Presencia y contagien a los demás.
 
 
 
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