El País, Maruja Torres, la Cruz y el "ecologista" Ehrlich
por Paco Sanz
Jueves 5
Maruja Torres escribe en la contraportada un artículo titulado Cruzados.
El tribunal Europeo de Derechos Humanos (exceptuando a los fetos) se ha pronunciado contra la presencia de crucifijos en los colegios.
La primavera pasada el Comité Antiviolencia de la FIFA (al loro, ¡antiviolencia!) advirtió al S.D. Huesca , equipo de 2ª división, que incumplía la normativa por mostrar en su pecho la cruz de san Jorge. Tras una respuesta fabulosa y valiente de su presidente”No necesitamos que nos expliquen qué significa la Cruz de San Jorge. Ni qué significa la cruz. Lo sabe sobradamente nuestra Institución y está muy orgullosa de añadir su simbolismo a nuestra historia.”
Unos amigos cachondos y yo decidimos comprarnos la camiseta. Tuvimos que estar variosmeses en lista de espera por la avalancha de peticiones. Este verano la he llevado a la playa y mi suegra decía: “van a creer que eres el socorrista” y yo por ahí venga a incitar a la violencia.
Maruja, guapa (es un decir), tú dale que te pego con la violencia. Dice Maruja: “ En la tradición europea, la cruz sigue hundida en la empuñadura de la espada. En las escuelas públicas representa el poder de quienes discriminan a las mujeres y a los homosexuales. Y su aspecto de instrumento sado-maso…” ¿Aspecto de instrumento sado-maso? Pero Maruja, monada (insisto en que es un decir) ¿A qué juegas tú con los crucifijos?
Viernes 5
Mi amiga Celia me enseña un reportaje-doctrina de El País, con cara de espanto como si se hubiera encontrado a Maruja Torres en un callejón oscuro. Un reportaje de que sobramos mucha gente en el mundo, de que nos estamos cargando los recursos de la tierra y otras excusas progre-Gores para no compartir con otros países y añade una entrevista ditirámbica con Paul R. Ehrich biólogo de poblaciones de la Universidad de Stanford (“Tener más de dos hijos es egoísta e irresponsable”)y que recibió ayer “el prestigioso premio Margalef de Ecología de la Generalitat de Cataluña”. Me río yo de ése tal A. Hitler y de ése otro Joseph Goebbels. Le pregunta el entrevistador si se puede llegar a la cifra de habitantes de 1934 que el “amigo” Ehrlich considera ideal; “Hacerlo de forma humanitaria llevaría mucho tiempo. Deberías disparar a un tercio de la población pero no queremos hacerlo así…” Le dice el entrevistador que los chinos han logrado reducir la población (ya ves tú, el modelo humanitario chino) y contesta el tío: “Sí, pero no de una forma que pueda gustar a los europeos, aunque la derecha exagera los abusos, como los abortos forzados”. La entrevista es bastante larga, toda con los mismos, o peores argumentos, pero… ya me he cansado. Me pregunto si el premiado Paul habrá pensado en unas cuantas bombas atómicas estratégicamente lanzadas para hacer sitio en las playas y los supermercados los sábados por la tarde.
Con estos salvadores de la humanidad estamos apañados.