EL PAÍS, el lenguaje y la eutanasia

Uno de las principales armas de destrucción masiva del mundo progre es el lenguaje. Mejor dicho, la adulteración del lenguaje. Nada hay menos eufemístico que la Palabra del Señor : “tomad y comed, esto es my cuerpo. Tomad y bebed, esto es mi sangre”.

EL PAÍS del día 7 nos presenta una noticia con un titular impactante; Unos 2000 enfermos terminales al año piden la eutanasia, después de leer el artículo con trampa me parecen pocos y me explico: “2000 personas murieron en 2007 pensando que les hubiera gustado que alguien aliviara de alguna manera drástica su sufrimiento, algo que es, en estos momentos, ilegal” ¡Toma ya!

1º ¿Hay alguien que no quiera que alivien de manera drástica su sufrimiento? Una mujer que recibe palizas de su amante ¿no quiere que alguien lo alivie y cuanto antes? Pero, si para eso están el estado y los médicos.  Otra cosa es que a eso de “aliviar” lo llamen a que te saquen con los pies por delante. Pongamos  un par de ejemplos de “su” lenguaje: Uno que pega puñetazos a su parienta está “boxeando y ejercitándose”. Uno que se come a su vecino practica la “gastronomía”.

2º ¿Se acuerdan de la gente que saltaba de las torres gemelas aquel 11 S? ¿Dirían ustedes que estaban “aliviando de una manera drástica su sufrimiento”? ¿Si alguien hubiera hecho desaparecer la llama que los estaba chamuscando, no hubieran seguido  tranquilamente trabajando o en la máquina de café en vez de dejar viuda con hijos?

Primero convencen de una demanda que no existe, nos la disfrazan de “buena obra” con mucho almíbar, para más tarde querer legislar la barbarie. Pero, eso si, todo muy suave y muy comprensivo y con mucho uso del lenguaje (tramposo).

Amor, atención y alivio de sus dolores es lo que necesitan los enfermos, no que les den matarile. Pero claro, esto es más barato.