Papa Francisco: Educad a vuestros hijos
En la Audiencia general del 20 de mayo el Papa Francisco ha expresado criterios preciosos para la educación en familia. La gracia recibida en el Sacramento es sanadora y es fuente de amor para los esposos y para la educación de los hijos.
San Pablo le guía al Papa en su reflexión educativa: “Hijos obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo”. (Col 3, 20-21) Este equilibrio no fácil de lograr. El niño necesita subir la escalera de su formación. Si los padres lo toman de la mano y hacen los descansos adecuados, todo va bien. Si le obligan a subir solo, pueden crearle complejos y desconfianzas.
Las dificultades aumentan en la vida moderna con la organización del trabajo: padres que no ven a sus hijos. Salen antes de levantarse y llegan cuando ya están acostados. Añade el Papa una dificultad añadida en las familias separadas. Cuando los dos tiran de sus hijos para separarlos de la otra parte.”Es aún más difícil para los padres separados, que cargan el peso de su condición: pobres, tuvieron dificultades, se separaron y muchas veces toman al hijo como rehén, y el papá le habla mal de la mamá y la mamá le habla mal del papá, y se hace mucho mal. A los padres separados les digo: jamás, jamás tomar al hijo como rehén. Os habéis separado por muchas dificultades y motivos, la vida os ha dado esta prueba, pero que no sean vuestros hijos quienes carguen con el peso de esta separación, que no sean usados como rehenes contra el otro cónyuge, que crezcan escuchando que la mamá habla bien del papá, aunque no estén juntos, y que el papá habla bien de la mamá. Para los padres separados esto es muy importante y muy difícil, pero pueden hacerlo”.
El Papa carga el acento en recuperar la acción educadora de los padres. Los han acusado a la familia de autoritarismo, favoritismo, conformismo y represión afectiva que genera conflictos. Justamente aquí es donde el Papa pone el dedo en la llaga: “ De hecho se ha abierto una brecha entre familia y sociedad,, entre la familia y la escuela, el pacto educativo hoy se ha roto; y así la alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis porque se ha visto socavada la confianza mutua. Los síntomas son muchos. Por ejemplo, en la escuela se han fracturado las relaciones entre los padres y los profesores. A veces, hay tensiones y desconfianza mutua; y las consecuencias, naturalmente, recaen en los hijos. Por otra parte se han multiplicado los así llamados<>, que han ocupado el papel de los padres, incluso en los aspectos más íntimos de la educación. En relación a la vida afectiva, la personalidad y el desarrollo, los derechos y los deberes; los <> lo saben todo: objetivos, motivaciones, técnicas. Los padres solo deben escuchar, aprender, y adaptarse. Privados se su papel, a menudo, llegan a ser excesivamente aprensivos y posesivos de sus hijos, hasta no corregirlos nunca: . Tienden a confiarlos, cada vez más a los , incluso en los aspectos más delicados y personales de su vida, ubicándose ellos mismos en un rincón; y así los padres hoy corren el riesgo de autoexcluirse de la vida de sus hijos. Esto es gravísimo... La maestra en la escuela escribe reprende al niño y envía una nota a los padres. (El Papa cuenta cómo le sucedió a él. Su madre le hizo pedir perdón a la maestra). Imaginad vosotros, hoy, si la maestra hace algo por el estilo, al día siguiente s encuentra con los dos padres o uno de los dos para reprenderla, porque los dicen que no se debe regañar así. Han cambiado las cosas. Por tanto, los padres no tienen que autoexcluirse de de la educción de los hijos”.
Para renunciar a la educación en familia, no valen excusas, Tampoco un falso diálogo que es superficial. Hay que descubrir con mucha paciencia por dónde caminan los hijos. Las Instituciones educativas de la Iglesia tienen aquí un campo inmenso para ayudar a las familias.
Termina el Papa con un párrafo precioso: “Deseo que el Señor done a las familias cristianas la fe, la libertad y la valentía necesarias para su misión. Si la educación familiar vuelve a encontrar el orgullo de su protagonismo, muchas cosas cambiarán para mejor, para los padres inciertos y para los hijos decepcionados. Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio –porque se ha autoexiliado de la educación des us hijos- y vuelvan a asumir plenamente su función educativa. Esperamos que el Señor done a los padres esta gracia: de no autoexiliarse de la educación de sus hijos. Y esto solo puede hacerlo el amor, la ternura y la paciencia”.
San Pablo le guía al Papa en su reflexión educativa: “Hijos obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo”. (Col 3, 20-21) Este equilibrio no fácil de lograr. El niño necesita subir la escalera de su formación. Si los padres lo toman de la mano y hacen los descansos adecuados, todo va bien. Si le obligan a subir solo, pueden crearle complejos y desconfianzas.
Las dificultades aumentan en la vida moderna con la organización del trabajo: padres que no ven a sus hijos. Salen antes de levantarse y llegan cuando ya están acostados. Añade el Papa una dificultad añadida en las familias separadas. Cuando los dos tiran de sus hijos para separarlos de la otra parte.”Es aún más difícil para los padres separados, que cargan el peso de su condición: pobres, tuvieron dificultades, se separaron y muchas veces toman al hijo como rehén, y el papá le habla mal de la mamá y la mamá le habla mal del papá, y se hace mucho mal. A los padres separados les digo: jamás, jamás tomar al hijo como rehén. Os habéis separado por muchas dificultades y motivos, la vida os ha dado esta prueba, pero que no sean vuestros hijos quienes carguen con el peso de esta separación, que no sean usados como rehenes contra el otro cónyuge, que crezcan escuchando que la mamá habla bien del papá, aunque no estén juntos, y que el papá habla bien de la mamá. Para los padres separados esto es muy importante y muy difícil, pero pueden hacerlo”.
El Papa carga el acento en recuperar la acción educadora de los padres. Los
Para renunciar a la educación en familia, no valen excusas, Tampoco un falso diálogo que es superficial. Hay que descubrir con mucha paciencia por dónde caminan los hijos. Las Instituciones educativas de la Iglesia tienen aquí un campo inmenso para ayudar a las familias.
Termina el Papa con un párrafo precioso: “Deseo que el Señor done a las familias cristianas la fe, la libertad y la valentía necesarias para su misión. Si la educación familiar vuelve a encontrar el orgullo de su protagonismo, muchas cosas cambiarán para mejor, para los padres inciertos y para los hijos decepcionados. Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio –porque se ha autoexiliado de la educación des us hijos- y vuelvan a asumir plenamente su función educativa. Esperamos que el Señor done a los padres esta gracia: de no autoexiliarse de la educación de sus hijos. Y esto solo puede hacerlo el amor, la ternura y la paciencia”.
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