El Papa alaba a las familias numerosas, una vez más, tras la polémica de los ´conejos´
Esta es una parte de las palabras del Santo Padre de la audiencia de hoy, dedicada al viaje a Asia. Palabras de alabanza a las familias. Nada que nos pueda sorprender, pero que sí podemos agradecer, después de la controversia generada por sus palabras en el avión de vuelta a Roma. Palabras que se suman a otras muchas pronunciadas en otras ocasiones -en este viaje y en otros momentos- en defensa de las familias y, en especial, de las familias numerosas o abiertas a la vida.
Como católica, y de acuerdo con el Papa, no creo que sea mejor católico quien tiene muchos hijos que quien no los tiene. Sin embargo, sí creo:
1. Que cada hijo que llega a una familia supone, además de una inmensa alegría, un sacrificio enorme, que requiere de atención, tiempo, dedicación y recursos económicos. Los padres, por lo tanto, cuando voluntariamente deciden tener una familia numerosa están renunciando a gran parte de su tiempo y sus recursos con el único fin de dar vida. Y eso es algo digno de alabanza, nos pongamos como nos pongamos. Y que esa alabanza no resta elogio ni a otras familias que no son numerosas.
2. Que un matrimonio que hace uso de los métodos naturales, también puede tener ´voluntariamente´ un embarazo inesperado. Y digo ´voluntariamente´ porque los católicos sabemos perfectamente que tienen un porcentaje de fiabilidad de en torno al 96%. Por lo tanto, cuando los utilizamos estamos poniendo ´voluntariamente´ en las manos de Dios esa posibilidad de fallo, que permita la creación de una nueva vida, aún en contra de nuestro deseo.
3. Que las familias numerosas son un regalo para los padres a los que Dios les da el don de poder tener muchos hijos (también hay muchos matrimonios a los que les encantaría tener familia numerosa y no pueden por las razones que sea).
4. Que las familias numerosas son un regalo para los hijos, que tienen la inmensa fortuna de compartir su vida y familia con muchos hermanos, lo que hace crecer, nunca menguar, el amor y tiempo que los padres les dedican.
5. Que las familias numerosas son un regalo para el mundo: creo, como el Papa, que es hipócrita y simplista culpar a una presunta superpoblación de la miseria económica en muchos lugares del mundo. Las familias numerosas son un regalo para el mundo porque son escuela de amor, igual que lo son, también, -aunque muchas veces el mundo no quiera verlo-, las familias con hijos enfermos o ancianos.
6. Que esta decisión de utilizar o no métodos naturales, distanciar el nacimiento de los hijos o decidir no tener más solo pueden juzgarla los cónyuges, con ayuda de su director espiritual, como recuerda el Papa.
7. Que, del mismo modo que hay que tener presente la doctrina de la Iglesia respecto a la paternidad responsable, también el Catecismo destaca: "sea claro a todos que la vida de los hombres y la tarea de transmitirla no se limita a este mundo solo y no se puede medir ni entender solo por él, sino que mira siempre al destino eterno de los hombres".
8. Que no es mejor católico el que tiene más hijos, ni muchísimo menos, que otro que tiene menos o que, simplemente, no los tiene. Sin embargo, si en conciencia siento que Dios me ha dado los medios para tener más hijos y, aun así, me cierro a la vida, por otros motivos, estoy faltando a las exigencias del Catecismo, que dice claramente que, "por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos. En este caso, deben cerciorarse de que su deseo no nace del egoísmo, sino que es conforme a la justa generosidad de una paternidad responsable".
9. Que los únicos medios moralmente lícitos para evitar la concepción son los métodos naturales, como ha dicho el Papa siguiendo la doctrina de la Iglesia.
10. Que, en cualquier caso, los matrimonios que hacen uso legítimo de los métodos naturales por exigencias de la paternidad responsable se comportan de forma heroica. Me parece que la abstinencia en el matrimonio es todavía más difícil y meritoria que fuera de él y creo que es un sacrificio enorme y digno de elogio el aplicar la continencia en periodos de fertilidad para evitar la procreación en ejercicio de la responsabilidad parental.
11. Que creerse mejor católico por tener mucho hijos es tan absurdo como creerse mejor católico por ir mucho a Misa o rezar mucho. O como creerse mejor persona por hacer voluntariado o por cualquier otra razón. La soberbia, en general, es un pecado grave en el que todos incurrimos, católicos y no católicos, puesto que es un pecado capital.